Lo veo cada día de pleno. Desde mi garita. Estudio al detalle cada uno de sus (mínimos) movimientos. Y pienso, absorto, cuáles serán sus sueños. Y sus pesadillas. Y si cuenta ovejas, carneros o cabras allí perdido en el hemiciclo, en la última fila, que es lo más parecido a un singular cementerio de elefantes. […]
Periodista. Me enseñaron en comarcas, aprendí en política y me trastorné en deportes. No pretendo caer bien. Si no has aparecido en este blog, no eres nadie.