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Héctor Esteban

El francotirador

La responsabilidad de cada uno en esta crisis


“Endeudados, sin fábricas, sin empleos y atrapados por el corralito”

 Este es  el subtítulo que acompaña al libro “España, destino Tercer Mundo”, del periodista Ramón Muñoz.

Imprescindible lectura. Puro realismo

 

Escribir esto no es fácil. Desde la primera línea. Pero en el todopoderoso debate de la crisis todavía no he escuchado a nadie, ni político ni banquero ni ciudadano, que asuma su responsabilidad. A nadie que diga: “Sí, soy culpable de lo que pasa”. ¿Dónde está la responsabilidad?

La responsabilidad está en ese director de banco que estafó a mileuristas con una serie de extras en sus hipotecas y que no les advirtió de que si las cosas venían mal dadas no pagarían la casa ni con cromos del Coyote. En la firma de aquel ciudadano que se sentó frente al director del banco, que fue a hipotecarse para comprar una vivienda y salió de la oficina con su rúbrica para la casa, los muebles, lo que quedaba por pagar del coche y las vacaciones veraniegas con un todo incluido. En el constructor ávaro que multiplicó por mucho la venta de sus pisos para ganar dinero sin escrúpulos a costa del trabajador

La responsabilidad está en esos trabajadores de oficina que timaron a conciencia a venerables ancianos con un engaño llamado preferentes y que luego desbordaron arrepentimiento cuando el mal estaba hecho.

La responsabilidad está en aquellos políticos que, como veo muchos días en la comisión de investigación de la CAM, no asumen que ellos fueron los que votaron y colocaron a la pandilla de ineptos que gobernaba una de las mayores cajas de España. Unos consejeros que no tienen vergüenza ni para pedir perdón.

La responsabilidad está en muchos de los que integran los escraches, que cometieron mucho de estos pecados y que no entienden que la esencia de la PAH está en defender al desahuciado en la puerta de su domicilio, y en muchos de los políticos asediados que convirtieron su incontinencia verbal en mentiras. En aquellos que han tenido que ver saltos al vacío de personas desesperadas para tomar medidas. Personas a las que les obligó el sistema a vivir por encima de sus posibilidades.

La responsabilidad está en aquellos que optaron por salvar el culo a unos bancos que todavía tienen la desfachatez de anunciar que les queda “cuerda” para Rato y en los que los colocados por su excondición de presidentes no asumen su mala gestión.

La responsabilidad está en esos ministros que cultivaron brotes verdes que nunca germinaron, en el Gobierno que silenció una crisis para reeditar éxitos electorales y en el aspirante que engatusó con mentiras a un electorado que se aferró a él como solución para el día después del 20-N.

La responsabilidad está en aquellos que quisieron dejar de ser machacas y que con ínfulas de empresarios montaron su empresa de encofrado con el BMW y el adosado como primera inversión. Porque si ganaban 6.000 euros al mes a destajo al servicio de otros podrían multiplicar por mucho esa cifra con su ordeno y mando pero sin tener ni idea de gestionar un negocio.

La responsabilidad está en el que vende la barra de pan a 0,20 y en el que la compra sin importarle la calidad de la materia prima y sin caer en la posibilidad de que el resto de negocios cierren por defunción para hacer a otro el más rico del pueblo.

La responsabilidad está en la peregrinación a grandes superficies para comprar, transportar y montar muebles baratos sin tener en cuenta que minaba el futuro de empresarios del mueble, transportistas y montadores.

La responsabilidad está en aquellos que se lamentan de que Iberia se fuera al garete mientras viajan en vuelos baratos de compañías de bajo coste que extorsionan y se venden al mejor postor público para volar desde sus aeropuertos con subvenciones millonarias.

 

La responsabilidad está en el consumidor, en usted y yo, que ha convertido los bazares asiáticos en su paraíso personal jodiendo sin remedio al kiosquero, al de la ferretería, al de la papelería, al de la casa de regalos, al de la tienda de ropa, al de la mercería del barrio sin tener en cuenta la calidad del producto ni las consecuencias de la compra.

La responsabilidad está en el político de turno, que con un espíritu berlanguiano, se fotografiaba frente a gigantescos buques rebosantes de contenedores con material chino en el puerto de su ciudad sin tener en cuenta el paro generado cada vez que se descargaba una de las cajas.

La responsabilidad está en aquellos que un día rechazaron un sueldo de mileurista por ser chabacano, despreciable y poco acorde a su preparación sin saber que casi siempre en los trabajos se progresa desde abajo. En aquellos que prometieron que los autónomos no pagarían el IVA de las facturas no cobradas y a día de hoy mienten como bellacos. En los que promocionaron el I+D+i como la panacea y despreciaron la mano de obra.

La responsabilidad está en esas organizaciones sindicales y líderes pleistocénicos que vivieron, viven y vivirán subvencionados sin límites.

La responsabilidad está en el que consideró que la administración es una ristra de empresas públicas para colgar asesores de medio pelo. Al que consideró que en lo público había una máquina de hacer billetes para caprichos varios.

La responsabilidad está en los que se hipotecaron, prometieron, mintieron, vendieron, compraron, gestionaron, engañaron, estafaron… por encima de sus posibilidades.

No hay que ser hipócritas. El examen de conciencia es el paso fundamental para salir de la crisis.

No me hipotequé por encima de mis posibilidades; nunca miré primero el coche y luego el dinero; nunca opté a caprichos que no podía pagar; pero sí jugué a especular porque en su día yo también quise ganar dinero por encima de mis posibilidades y me salvé por los pelos sin ganar ni perder. Aprendí la lección.

No vivo ajeno al paro, a los desahucios, a pasarlas putas pero asumo parte de mi responsabilidad.

No soy ni positivo ni negativo, soy realista.

No vivo ajeno a los hoteles de mil estrellas

Por Héctor Esteban

Sobre el autor

Periodista. Me enseñaron en comarcas, aprendí en política y me trastorné en deportes. No pretendo caer bien. Si no has aparecido en este blog, no eres nadie.


abril 2013
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