La ola de frío trajo a la Comunitat una primavera gélida de palos, protestas y manifestaciones estudiantiles a las bravas donde unos y otros han hecho poco por mantener la calma. Todo ello con la banda sonora de una web politizada (o no) que ha servido para que hiervan almas ya de por sí calientes por su juventud o porque corren, corrieron y correrán delante de los grises como aquellos que juran y perjuran que sólo ven los documentales de La 2.
Y la semana también trajo una ola helada de detenciones en fríos calabozos por una solidaridad insolidaria que convirtió, al menos así lo parece y si no ya se demostrará en un juzgado, pozos de agua en pisos en zonas residenciales con dinero público y a tocateja. Con una red de oenegés en el que no se sabe si Tauroni o la taurina mantiene a más de uno despierto y en vela por lo que pueda pasar.
Entre los termómetros a bajo cero siempre hay asuntos calientes. Porque el morbo lo trajo la oposición parlamentaria al pedir que comparezcan en Les Corts las cuatro traductoras rumanas Lilica, Alina, Ionel y Catalina (que están ilocalizables) por el apestoso caso Emarsa. Un asunto de lodos y fango donde al parecer más de uno se ha llenado los bolsillos de billetes a modo de papel higiénico. Nadie puede negar que el culebrón está servido si se acepta una comparecencia en la que la oposición está muy interesada en saber si entre otros idiomas dominan el francés.