La resaca de las dos últimas entradas en este blog me llevaron a husmear en algo que a priori me pareció hasta divertido. Un servidor, que es cotilla por naturaleza, se propuso encontrar la maqueta de las torres que Santiago Caltrava, el arquitecto que inventó el ‘blanco Calatrava‘ y cobró 94 millones en honorarios, dibujó para la cabecera de la Ciudad de las Artes y de las Ciencias. Esos tres rascacielos en forma de tirabuzón que iban a dibujar el nuevo skyline de la ciudad de Valencia más allá del Miguelete. El proyecto, pese a que costó 15 millones de euros (no es que lo diga yo sino que lo confirma la propia Fiscalía) no se ha ejecutado por estas cosas de la crisis (el dueño del solar donde se iban a construir reclama una indemnización de 100 millones)
Gastos y pompas al margen, a mí lo que me ponía de verdad era saber dónde estaba la maqueta. De pequeño, los anuncios de los clicks de Famobil (lo siento, nunca me acostumbre a lo de Playmobil) me flipaban. Tan bien recreados. Crecí rodeado de Tente y Exin Castillos, por lo que no es descabellado mi interés por una maqueta millonaria.
La primera llamada la hice a una conselleria. La persona que descolgó el teléfon0 siempre me trata con una exquisitez maravillosa. Son muchos años.
Mi primer intento, en vano.
A los días, me encontré por los pasillos de Les Corts con el responsable de otra conselleria. Le susurré al oído mis intenciones y me esbozó una media sonrisa (reconozco que a mí lo que me daba morbo es que la maqueta estuviera decorando el despacho de algún jerifalte). Quedamos en hablar y le llamé por teléfono.
Como no tenía el teléfono de nadie de allí, recurrí a mis compañeros de Culturas (no se pierdan el blog de Darrin) y les pedí ayuda. Me la prestaron en forma de teléfono. Llamé a Cacsa, que es la empresa pública que gestiona el macrocomplejo de postal. La tercera telefonada a la búsqueda de la maqueta de las torres de Calatrava.
Nos despedimos. La verdad es que la posibilidad de que la tuviera Calatrava en su despacho me hacía saborear ya la sangre en el colmillo.
Volví a llamar a la Ciudad de las Artes.
Cortante y preciso. Uy, que raro pensé. Seguí instrucciones.
Yo, que no estoy acostumbrado a que me tomen la delantera, barajé la opción de cortar la conversación de la misma manera pero tiré de modales.
Me devolvió la llamada.
Seis llamadas, seis, para que me digan: la maqueta está en las dependencias de la Ciudad de las Artes.
Un servidor, que es mosca cojonera por naturaleza, volvió a llamar a Cacsa.
Y con eso me quedé por la vía oficial.
Tiré por la senda de los trabajadores, que durante los últimos meses han sufrido un duro Expediente de Regulación de Empleo. Llamé a un empleado.
Con una sola llamada a los trabajadores, obtuve más información que en las seis anteriores. Unas “cajas verdes”, quizá esté dentro de una de esas cajas verdes.
Disparé una última bala. Mandé un mensaje a uno de los diputados de la oposición que más sabe de este tema.
-Perdona, ¿cuándo estuviste por allí viste la maqueta de las torres?
-Vi el proyecto, la maqueta me dijeron que estaba en el Museo Príncipe Felipe, creo.
Es cierto que en la tercera planta del Museo hay una maqueta, la del complejo, pero no contiene las torres.
La Generalitat pagó 15 millones de euros a Santiago Calatrava por un proyecto que difícilmente se llevará a cabo. Pero no hay mal que por bien no venga y propongo la creación de un museo de los horrores de maquetas de proyectos que nunca se ejecutarán como las torres, la Esfera Armilar, el Palacio de Congresos de Alicante, el de Castellón, el Museo de la FIFA, la torre de la Música, Mundo Ilusión, la Ciudad de las Lenguas… Iniciativas públicas que languidecieron como los días de vino y rosa…
Fracasé en mi objetivo de hallar la maqueta pero aprendí una cosa: nadie tiene ni idea de dónde están las torres.
P.D. Se gratificará cualquier pista que me ayude a localizar la maqueta.