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Mikel Labastida

El síndrome de Darrin

Cómo son ahora los hijos de 'Friends'

“¿Hablabas conmigo o te acostabas con otra?”

Rachel Green

 

 

¡Veinte años nada menos! Parece que fue ayer, pero han transcurrido dos décadas desde que Ross se lamentaba en el Central Perk porque su esposa (la primera, Carol) se había llevado sus cosas de casa, y desde que Rachel entró huyendo vestida de novia. Ha pasado más tiempo del que habíamos vivido algunos cuando escuchamos por primera vez el famoso “I’ll be there for you”En septiembre de 2014 se cumplirán veinte años del estreno de ‘Friends en Estados Unidos, y en mayo, diez de la despedida definitiva. Números redondos ambos. Y números elevados. No es ninguna broma la veteranía adquirida por la popular serie, referencia de gran parte de las comedias que se han emitido en este siglo.

¡Oh! ¡Dios! ¡Mío! ‘Friends’ ha criado a generaciones y generaciones que han repetido sin cesar “¿cómo va eso?”, que han transformado bares en Central Perks, que han bailado ‘La rutina’ de Ross y Mónica, que descubrieron la paleontología, que han deseado criar a un mono, o que se han tomado un descanso alguna vez. Miles de retoños que soñaron con compartir pisos, nevera y descansillo con amigos. Pero al margen de esta descendencia catódica, los personajes de ‘Friends’ tuvieron sus propios hijos durante los diez años que duró la ficción. Y dado el tiempo que ha pasado ellos también han crecido y han dejado de ser unos chavales. ¿Alguien se ha preguntado cómo será el aspecto actual del pequeño Ben? ¿O qué edad habrán cumplido los trillizos de Phoebe? Yo sí. Nada mejor que recurrir a los más jóvenes de la serie para constatar el tiempo que hace que esta ficción dejó de estar presente en nuestras pantallas.

 

El pequeño Ben, primogénito de Ross, cumpliría en 2014 diecinueve años, ya que nació en mayo de 1995 en un parto en el que Carol, la madre, fue asistida por su novia, Susan, y por su exmarido, Ross (tras conseguir salir de un cuarto de limpieza en el que quedaron encerrados). Antes que Ben se barajaron los nombres de Jesse, Cody, Dillon, Jordy y Jaime (este último se rechazó por coincidir con el de una exnovia de Susan). Su hermana, Emma, hija de Ross y Rachel, nació en mayo de 2002 por lo que en cuatro meses alcanzará los 12 años. Fue gestada en una noche de copas en la que Rachel usó la famosa historia del Monte Tibidabo de Barcelona con la que Joey ligaba siempre. El parto de Emma duró 47 horas y en él coincidió con Janice, la ex de Chandler, que dio a luz a su hijo a la vez. Aunque Ross y Rachel sopesaron los nombres de Isabella y Dalila finalmente se quedaron con el de Emma, que es el que Mónica siempre había imaginado para su futura hija.

 

Frank Jr. Jr., Chandler y Leslie, los trillizos de Phoebe, estarían a punto de cumplir dieciséis años, ya que vinieron al mundo en octubre de 1998, el mismo día que Spock, el personaje de ‘Star Trek’, según el médico trekkie que atendió en el parto a Phoebe. El primero que nació fue Frank Jr. Jr., que toma el nombre de su padre, el hermano de Phoebe. En realidad ella sólo prestó su útero para que Frank Jr. y Alice (bastante más mayor que él) pudiesen ser padres, aunque antes del parto se planteó quedarse con uno de ellos. Chandler estaba previsto que fuese un chico pero al nacer se descubrió que era una niña. Aún así mantuvo el nombre. Jack y Erica fueron los últimos integrantes en llegar al clan del Village. Son los hijos de Chandler y Mónica, que nacieron en el capítulo final de la serie, por lo que ahora tendrían diez años. Ambos fueron adoptados después de que los pariese una joven de Ohio llamada Erica. Se ponía así fin a un largo trámite que comenzó cuando la pareja descubrió que no podían tener hijos por medios naturales.

 

Los años no han pasado, lógicamente, en balde para nadie. Ni para los niños ni para los seis protagonistas del millón de dólares, cifra que llegaron a cobrar los actores de ‘Friends’ en las últimas temporadas, después de que la serie se convirtiese en un éxito indiscutible. Mucho se ha hablado durante una década sobre un posible reencuentro entre ellos para realizar un especial o una película que narrase cómo ha transcurrido el matrimonio de Mónica y Chandler, qué derroteros siguieron las vidas de Joey o Phoebe o si Gunther cambió el color de su pelo. Pero nunca se ha producido. Mejor. Que nada pueda empañar una ficción que supo mantener el nivel durante diez años y que se mantiene como un emblema que no envejece (aguanta reposiciones como nadie).

 

“Yo me casaré con Chandler por su dinero y tú con Rachel para tener los hijos guapos”. Los seguidores, que somos muchos, podemos declamar la mayoría de los guiones de sus 236 episodios sin titubear. Cuando nos topamos con uno de ellos en una reemisión por la tele es imposible dejar de verlo y reproducimos por inercia las frases y muecas que han hecho de ‘Friends’ un título imprescindible. “No se besa a la madre de tu amigo. Con hermanas vale, pero nunca una madre…”.

Conocemos los reproches de Rachel a Ross por culpa de la chica de la fotocopiadora, la evolución de los animales que vivían con Chandler y Joey, la profesión de la hermana de Phoebe, los complejos en la adolescencia de Mónica por ser gorda, las extravagancias de las hermanas de Rachel, y casi la talla de sujetador del padre de Chandler, el del show de Las Vegas.

Friends’ representaba lo que todos queríamos: un primer piso al que huir para salir de casa de nuestros padres. Ese piso era la mejor metáfora de la ansiada independencia, el primer hogar propio. Veíamos a jóvenes libres intentando cumplir sus sueños en compañía (y con el apoyo) de sus amigos. Intentándolo y estampándose contra la realidad. Pero para eso estaban allí los amigos que ellos habían escogido, con una química envidiable, y que se habían convertido en una gran familia con la que llorar, reír o discutir; con la que cocinar, despertar y dormir; con la que emborracharse, enfadarse y enamorarse. Pasó de todo entre ellos. “¿Cuántos de vosotros seis os habéis acostado con cuántos de vosotros seis?”, preguntó Janice en una ocasión. Y las combinaciones eran variadas. Pero más allá de los líos de faldas, la magia de ‘Friends’ residía en la cotidianidad y universalidad de sus situaciones. Claro que todos queríamos que Rachel y Ross estuviesen juntos o que Chandler consiguiese ligar, pero con lo que disfrutábamos de verdad era con la complicidad de dos compañeros de piso viendo ‘Los vigilantes de la playa’, con un grupo elaborando una lista sobre los puntos a favor o en contra de una persona, o con todos volcados para que uno de ellos superase una ruptura.

 

En realidad estos seis Friends de Nueva York albergaban sueños que nunca llegarían a cumplirse, coleccionaron fracasos y se expusieron al ridículo y a la decepción. Por eso también nos identificamos con ellos. Se enfrentaron a un futuro que siempre parecía que podía depararles más de lo que realmente les daría. Aprendieron a madurar juntos, arrimando hombros, descubriendo que ninguno sería lo suficientemente brillante como para destacar en algo, pero que tampoco eso es necesario para ser feliz en la vida. Y en la búsqueda de esas maneras de lograr la felicidad invirtieron los años, a costa de tropiezos. Cantaron hasta desafinar (“Smelly cat“), se equivocaron de nombres en el altar, se obsesionaron con el orden, vieron al vecino de enfrente desnudo, se hallaron en el pecho tres pezones, ocultaron embarazos, recordaron sus adolescencias, se casaron, se divorciaron, se volvieron a casar, se volvieron a divorciar.

 

 

Los seis protagonistas de ‘Friends’ presentaban perfiles muy diferenciados entre sí para atrapar a distintos públicos o para engancharnos de diferentes maneras. Con la ironía de Chandler (“he hecho un test y me interesa más mi trabajo que los hombres”), las obstinaciones de Mónica (“lo sé…”), la picardía de Rachel (“voy a salir a buscar un empleo de ésos”), la inocencia de Joey (“has roto el código”), la torpeza de Ross (“¿te acostaste con otra mujer?”) o la anarquía de Phoebe (“me encantaría, pero no me apetece”). Veinte años después sigue emocionando encontrarse con una serie que no ha conseguido sustituta y que nos continúa pareciendo auténtica.

 

Y, aunque es complicado escoger, dejo a continuación diez momentos para el recuerdo de esta serie única.

1. El gran beso

 

2. Ellas pierden el piso

 

3. Ross se equivoca de nombre

 

4. Chandler y Mónica, juntos

 

5. Phoebe se entera

 

6. Los besos de Chandler

 

7. La siesta de Joey y Ross

 

8. La tercera tetilla de Chandler

 

9. La boda de Ross y Rachel

 

10. La despedida

 

 

Bueno, ¿y el tuyo cuál es?

 

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Sobre el autor

Crecí con 'Un, dos, tres', 'La bola de cristal' y 'Si lo sé no vengo'. Jugaba con la enciclopedia a 'El tiempo es oro' imitando al dedo de Janine. Confieso que yo también dije alguna vez a mi reloj: "Kitt, te necesito". Se repiten en mi cabeza los números 4, 8, 15, 16, 23, 42. Tomo copas en el Bada Bing. Trafico con marihuana en Agrestic y con cristal azul en Albuquerque. Veo desde la ventana a mi vecino desnudo. El asesino del hielo se me aparece en cada esquina y no me importaría que terminase con mi vida para dar con mis huesos en la funeraria Fisher.


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