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Mikel Labastida

El síndrome de Darrin

8 prácticas que no realizan los políticos españoles (y sí los de las series)

“Ya eres uno de los nuestros, de los hombres de salas oscuras y con humo”

Frank Underwood

 

 

En ‘House of cards‘ cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia. Por bestia que parezca la serie sobre la política americana también en este caso la realidad supera a la ficción. Lo dicen quienes conocen los entresijos de la Casa Blanca. Esta semana, sin ir más lejos, Lorenzo Milá, que fue corresponsal en Washington, contaba en una estupenda entrevista que le hace Iñigo Domínguez en Jotdown que la política en Estados Unidos, “tal como está diseñada, obliga al pactismo continuamente, y esto empuja a establecer toda una red de alianzas, de ficciones, para conseguir sus objetivos. Redes complejas que pueden serlo tanto como refleja House of cards”.

Ya hemos citado en otras ocasiones en el blog esta serie que habla de porquería (de la que se esconde en los despachos y pasillos del poder) y de secretos (los que todos ocultamos para sobrevivir). La tercera temporada acaba de lanzarse en Netflix (se sube a internet en pack, los 13 capítulos que componen la tanda, para que cada cual los consuma como quiera). En España está disponible en Yomvi y en Canal +. Los nuevos episodios inciden en la línea efectista de la segunda temporada, cae en algunos recursos facilones y cede un poco en la intensidad de algunos personajes. Pero que a nadie le nublen estos peros. La ficción protagonizada por Kevin Spacey y Robin Wright sigue siendo brillante y continúa propiciando al espectador las mismas sensaciones de quien se sube a una montaña rusa. Y sufre vértigo, y miedo, y entusiasmo. Eso pasa con ‘House of cards‘.

 

 

En la tercera temporada el objetivo de Frank Underwood es mantenerse en el poder a toda costa y por encima de quien sea. De quien sea, esta vez no hay excepciones. Y a este argumento se unen las especiales características de la relación con su esposa, que siempre ha sido un punto fuerte de la serie, pero que ahora es más influyente que nunca. De hecho será determinante en futuros capítulos, que aún no se han anunciado pero que estoy seguro de que habrá. Necesito seguir montándome en la montaña rusa.

Ahora que acabamos de salir de un periodo electoral y nos embarcamos en otro (esto es masoquismo puro) resulta interesante subrayar algunas prácticas que describe la serie (propias de la ficción, pero también del entramado político estadounidense) que no suceden en nuestro país. He aquí ocho cosas que hacen los políticos en las series pero no en la realidad (española).

 

 

1. Presidentes que comparecen a menudo ante la prensa

Hasta un ser tan despótico como Frank Underwood tiene claro que debe dar explicaciones a los ciudadanos a propósito de sus decisiones y, sobre todo, por las consecuencias de estas. El presidente de ‘House of cards‘ entiende que en democracia hay que someterse a las cuestiones de los medios de comunicación. Y no duda en hacerlo. Se ha colocado más veces Underwood ante los micrófonos y las grabadoras que Rajoy desde que llegó a la Moncloa. A ningún guionista de la serie de Netflix se le hubiese ocurrido plantar al protagonista ante los periodistas a través de una tele de plasma por temor a que se considerase demasiado inverosímil. En el segundo episodio de la tercera temporada Underwood pronuncia ante los medios un discurso para enmarcar. De esos que dan ganas de levantarse y aplaudir, aunque esté plagado de mentiras. “Durante demasiado tiempo en Washington les hemos mentido. Decimos que estamos para servirles cuando de hecho nos servimos a nosotros mismos. ¿Y por qué? Nos impulsa nuestro deseo de ser reelegido», confiesa el presidente. Ni indemnizaciones en diferido ni imputados imputados un poquito.

 

2. Periodistas que pueden preguntar en las ruedas de prensa

Los periodistas son importantísimos en las distintas tramas de esta serie. En la tercera temporada no cambia esta dinámica y de nuevo se encargan de poner en apuros a Underwood con sus requerimientos. Porque pueden preguntar lo que quieran y como quieran en las comparecencias del presidente, algo que ya no sucede en España después de que el departamento de comunicación del Gobierno cambiase las reglas sobre el reparto de turnos de preguntas. Voy a volver a recurrir a la entrevista de Lorenzo Milá, que explica bien cómo se respeta este asunto en Estados Unidos. “Ellos deciden: pregunta este, este y este. Porque hoy le toca a este y al otro, o porque este tiene una pregunta muy buena, lo que sea. Luego si la cosa se alarga ya se levantan manos y tal y hay más preguntas, pero las primeras son así”, explica. Lógicamente en ‘House of cards‘ también se muestra cómo los políticos tratan de burlar a la prensa e incluso de tomar represalias.

 

 

3. Partidos que permiten discrepancias

La tercera temporada de la serie se centra en los preparativos de la campaña electoral que se librará en Estados Unidos en 2016 y, en concreto, en la elección del candidato demócrata. En la ficción observamos con normalidad cómo en el seno de esta formación surgen discrepancias sobre quién debe encabezar la candidatura y vemos a dirigentes ponerse en contra del actual presidente y criticarle su liderazgo y sus decisiones. No digo yo que esto no suceda en España, pero no estamos acostumbrados a que se admita abiertamente y con naturalidad. En la política española es más propio el “si no te gusta te vas”. Underwood sería por estos lares más sanguinario todavía.

 

4. Debates electorales en los que el presentador no es un busto parlante

Manuel Campo Vidal representa el rostro con el que todo el mundo relaciona los debates televisados a propósito de las elecciones presidenciales en España, un formato que todavía es considerado poco explotado aquí. Y gran culpa de ello la tienen los políticos que encorsetan estos encuentros con sus reglas y condiciones. Campo Vidal escribió un libro en el que desvelaba cómo se gestaron algunos cara a cara legendarios de la democracia española. El moderador en ‘House of cards‘, en el intenso debate que vemos en los episodios finales de la última temporada, tiene un papel más activo que ser un simple busto parlante o un contador de minutos. El periodista allí puede preguntar, repreguntar e incidir en temas espinosos relacionados con quienes intervienen.

 

 

5. Políticos que dejan a los votantes que les cuestionen y reprendan

A los americanos, por cierto, también les apasionan más los políticos de ficción que los reales. Una encuesta que publica Reuters estos días asegura que los estadounidenses preferirían ver gobernando a un malvado de ficción que al presidente actual. Así, Underwood cuenta con un 57% de aprobación frente al 54% del mandatario real, Barack Obama. Y eso que ellos están acostumbrados a prácticas que aquí parecen de ciencia ficción, como que los votantes potenciales puedan departir con el candidato, preguntarle lo que quieran y cuestionarle sus posturas y decisiones. Lo vemos cuando Underwood recorre el país buscando apoyos para poder presentarse en 2016 y se reúne con afiliados del partido en pequeñas reuniones en las que ha de lidiar con situaciones incómodas.

 

6. Representantes del estado que plantan cara a países por sus medidas opresoras

Una de las tramas con mayor peso en los últimos episodios trata la relación que se establece entre Estados Unidos y Rusia y los conflictos que se crean por sus discrepancias en política exterior y en asuntos como los derechos de los homosexuales. ‘House of cards‘ se caracteriza por colar temas de actualidad en sus guiones. En esta ocasión también es relevante un asunto que preocupa en Estados Unidos como es el paro, y que simboliza el caballo de batalla en la legislatura de Underwood que hace de su programa ‘AmericaWorks’ su principal estandarte. Respecto a las posiciones de Rusia los encontronazos entre los presidentes de ambos países serán habituales pero la que de verdad se atreve a plantar cara al mandatario ruso es Claire. Claire es mucha Claire. Hablaremos de ello más adelante.

 

 

7. Políticos que permiten (o casi) a escritores hacer literatura con ellos

Uno de los nuevos personajes que se incorporan al reparto de ‘House of cards‘ en la tercera tanda de episodios es el escritor Tom Yates, al que recurre Underwood con el fin de que escriba un libro sobre el programa ‘AmericanWorks’ y los casos personales de quienes se han acogido a él. Autor y político establecen una relación especial y estrecha y el escritor terminará intercambiando confidencias con el presidente. Cuesta imaginar que a Rajoy se le pasase por la cabeza hacer algo similar con autores emergentes españoles como, por ejemplo, Isaac Rosa o Andres Neuman, por citar alguno con una edad y carrera similar a la de Yates en la serie americana.

 

8. Presidentes que saben escoger a la primera dama

No seré yo quien le indique a los políticos con quién deben acostarse o no o los criterios que han de seguir para escoger pareja. Pero debemos reconocer que Underwood tuvo un ojo excelente para elegir a su primera dama. Pocas ‘mujeres de’ se resuelven tan bien como lo hace Claire, más maquiavélica y perversa que su marido y capaz de hacerle sombra si se lo propone. En la tercera temporada la ambición de la esposa del protagonista continúa en aumento y cuando la adversidad se ceba con ella trata de rebelarse. Pero lo que se constata episodio tras episodio es su carisma y su capacidad para empatizar con los votantes. Uno la ve a ella y luego recuerda lo del ‘relaxing cup of café con leche’ y no puede evitar sentir algo de tristeza.

 

 

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Sobre el autor

Crecí con 'Un, dos, tres', 'La bola de cristal' y 'Si lo sé no vengo'. Jugaba con la enciclopedia a 'El tiempo es oro' imitando al dedo de Janine. Confieso que yo también dije alguna vez a mi reloj: "Kitt, te necesito". Se repiten en mi cabeza los números 4, 8, 15, 16, 23, 42. Tomo copas en el Bada Bing. Trafico con marihuana en Agrestic y con cristal azul en Albuquerque. Veo desde la ventana a mi vecino desnudo. El asesino del hielo se me aparece en cada esquina y no me importaría que terminase con mi vida para dar con mis huesos en la funeraria Fisher.


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