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El síndrome de Darrin

Las lecciones de 'El Ministerio del Tiempo'

“A veces hay que cambiar las cosas para que todo siga igual”

Salvador Martí


 

¿Se puede enseñar historia y acercarla a las nuevas generaciones de un modo entretenido y ameno? Parece el sueño de cualquier profesor o instructor. Y sí, ‘El Ministerio del Tiempo‘ lo ha hecho factible. La serie de TVE no sirve, por supuesto, como sustituta de los libros de texto pero sí para despertar el interés por personajes históricos relevantes como Velázquez, Torquemada o Lope de Vega y acontecimientos como la revuelta comunera o las guerras carlistas. Suscita las primeras preguntas, despierta a la curiosidad y deja que actúe. Un logro que se debe tener muy en cuenta.

Que te quieran mucho es importante pero lo es más que te quieran bien. Eso es lo que ha sucedido con la ficción de la cadena pública que si bien no ha conseguido unas extraordinarias audiencias, de las convencionales (de esas que no cuentan visionados posteriores en webs u otros dispositivos), sí ha logrado una legión de seguidores acérrimos, de los que analizan y diseccionan cada capítulo y hablan maravillas de él (los ministéricos). El ruido (del bueno) que ha provocado la ficción a través de las redes sociales no lo generaba un producto de TVE hacía siglos y ha permitido que se acerquen a esta emisora públicos perdidos.

 

 

El Ministerio del Tiempo‘ ha echado por tierra algunos tópicos, como que un producto de ciencia ficción ‘made in Spain’ no generaría interés en la audiencia nacional o que los temas históricos no se pueden recubrir con una pátina de humor para lograr mayor penetración. Pero sobre todo ha ayudado a descubrir a las cadenas de este país que para conseguir un producto familiar no es necesario introducir con calzador en el reparto a abuelos adorables y a niños repelentes, ni organizar idílicos desayunos para empezar el día con todo el clan reunido. No son pocos los padres que se han sorprendido de la atención que dispensaban sus hijos a las tramas que han sucedido tras las puertas y que han generado preguntas en casa sobre lo que escribió Lope de Vega o qué era la Armada Invencible. Ese aparato maldito, la tele, de repente ha sido capaz de entretener y educar. Si hay dos objetivos que una cadena pública debería procurar son estos. Anda TVE necesitada de palmaditas en la espalda y en esta ocasión toca dárselas.

Las puertas del Ministerio se cierran esta semana. La clausura es temporal. Los túneles por los que saltar a otras épocas se reabrirán en breve para propiciar nuevos viajes. Ahora debemos disfrutar de lo vivido. Por el momento quedémonos con algunas de las lecciones para todos los públicos que hemos aprendido con la primera temporada.

 

 

1. Velázquez, mucho más que un pintor de retratos robot

Quién le iba a decir a don Diego Rodríguez de Silva que en el siglo XXI acabaría convertido en personaje recurrente de una serie de televisión, en Trending Topic y en activo usuario de twitter. Gracias a esta condición al padre de ‘Las Meninas’ y de ‘Las hilanderas’ se le ve desde hace unas semanas de distinto modo. Si a cualquier seguidor de ‘El Ministerio del Tiempo‘ se le nombra al pintor sevillano raro será que no esboce una sonrisa, porque Velázquez ha sido dibujado en la ficción de TVE como un ser divertido y entrañable, capaz de negociar con su propia firma (sabiendo el valor económico que cualquier trabajo suyo tiene hoy en día) y de perseguir a otros artistas como si fuese un groupie. En el museo del Prado no se atreven a afirmar que el interés por este autor haya aumentado, al formar parte de la colección permanente donde no se contabilizan las visitas, pero sí son conscientes de que la pinacoteca ha logrado un movimiento de interacciones por redes sociales desde que comenzó la serie. El creador de la serie, Javier Olivares, acudirá al museo precisamente el 20 de abril para debatir sobre el interés de Velázquez en otras plataformas en un coloquio en el que también participará Santiago García, uno de los autores del cómic ‘Las Meninas’.

 

 

 2. La leyenda del Empecinado

Uno de los principales valores de la serie de TVE es hacer reflexionar al espectador sobre la trascendencia de determinadas personas y acontecimientos, poniéndole en la tesitura de pensar en qué ocurriría si la historia se cambiase. Así, por ejemplo, en la trama del primer capítulo de la temporada se planteaba qué habría pasado si los franceses hubieran acabado con Juan Martín Díez, El Empecinado, antes de que el pueblo español se levantara contra las tropas napoleónicas. Posiblemente el ejército francés habría salido reforzado. ¿Y quién fue este guerrillero?, se preguntarán muchos espectadores. En Castrillo de Duero lo saben bien, ya que allí nació en 1775. Y en Roa de Duero, donde fue ajusticiado en 1825, se le recuerda cada año con una recreación de su muerte, que quizá ahora, tras haber disfrutado de una nueva vida catódica, suscita mayor interés. La localidad burgalesa debería aprovechar el tirón e invitar a los agentes del Ministerio que se encargaron de protegerle y de mantener la historia tal cual transcurrió.

 

 

3. Lope de Vega, escritor y amante insaciable

De Lope de Vega dicen los libros de texto que fue uno de los más relevantes dramaturgos del Siglo de Oro español y obras como ‘Fuenteovejuna’ o ‘La dama boba’ son imprescindibles en cualquier programa escolar. Lo que quizá no conocía buena parte de la audiencia es lo ególatra y mujeriego que fue el escritor, que, como refleja la serie, no perdía la oportunidad de acumular conquistas. Era un fucker con todas las de la ley y en el Ministerio lo sabían de sobra. “No sé cómo escribió tanto si se pasó toda la vida follando”, se pregunta uno de los protagonistas de la serie, ante la tremenda oportunidad de conocer de primera mano al autor. Lope y sus amoríos ocuparon las redes sociales la noche en que protagonizaron ‘El Ministerio del Tiempo‘, un motivo más que suficiente para reivindicar sus obras, la Casa Museo emplazada en Madrid, o la correcta película biográfica que firmó Andrucha Waddington.

 

 

4. La Armada Invencible, las naves que llevaban a la muerte

Además de por la pluma y por sus habilidades amatorias a Lope deberíamos recordarlo por su labor militar. Aunque lo cierto es que en este terreno no demostró el escritor la misma habilidad que en los anteriores. Los historiadores se han cuestionado en ocasiones incluso la presencia del poeta en la Armada Invencible, esa que organizó Felipe II para invadir Inglaterra. De todos los navíos que formaron parte de la Felicísima Armada uno de los pocos que consiguió regresar y en el que los marineros mantuvieron sus vidas fue el San Juan. En él se supone que iba Lope. En ‘El Ministerio del Tiempo‘ eran conscientes de que era de los pocos barcos que no correría un destino trágico, por lo que no podían permitir que el escritor embarcase en ningún otro.

 

 

5. Rosendo, otra clase de poeta 

No sólo de clásicos vive la serie de TVE. También echa mano de historia y cultura contemporánea, que sirve para acercar a los espectadores a los argumentos. El guitarrista madrileño Rosendo ha sido uno de los guiños recurrentes en la primera temporada. Al cantante lo citaba Julián como poeta de nuestros tiempos y en otro momento acudía a un concierto del grupo del que este formó parte, Leño, y en él se encontraba a su padre con una amante. Los referentes actuales son una constante en esta ficción, que ha realizado guiños también a películas como ‘Atrapado en el tiempo‘, la serie ‘24‘ y al concurso ‘Saber y ganar’, desvelando por fin las razones de la ‘inmortalidad’ de Jordi Hurtado. Muchos padres habrán descubierto a sus hijos su pasado rockero de la mano de Rosendo y sus maneras de vivir.

 

 

6. Himmler, el gran genocida

Franco, Hitler y la Segunda Guerra Mundial también se han colado en la serie en un episodio en el que la misión de los agentes del Ministerio era que los nazis no se hiciesen con un arma poderosísima como son los transportadores de tiempo. El encuentro entre los dos dictadores en Hendaya tuvo una triste trascendencia, ya que fue allí donde España aceptó entrar en la contienda. Las normas del Ministerio impiden interferir para que reuniones terribles como estas no ocurran. Y es ahí donde surgen las dudas sobre las bondades de esta institución. El capítulo descubre además a otro personaje menos célebre, Himmler, jefe de las SS, uno de los máximos genocidas de la historia y leal al Führer como pocos. “Si Hitler me pidiera que matara a mi madre lo haría”, llegó a decir.

 

 

7. Spinola, el último gran jefe militar

“Localicen a Spinola”. Esa era la consigna que indicaba el jefe del Ministerio ante la amenaza nazi, que se cernía sobre la institución después de que los hombres de Himmler descubriesen en el episodio tercero las populares puertas por las que se puede viajar en el tiempo. ¿Y quién es el tal Spinola, cuya figura se dibuja como la de un gran salvador? Fue capitán general del ejército de Flandes y entre sus conquistas más reconocidas está la de la ciudad holandesa de Breda. La rendición de esta localidad, por cierto, fue plasmada en un óleo por Velázquez. A Spinola se le rememora como uno de los grandes jefes militares de la Edad de Oro española y por eso es lógico que se le haya encomendado la seguridad del Ministerio.

 

 

8.El inquebrantable Torquemada

Descender del mismísimo Torquemada y compartir árbol genealógico con él no es algo de lo que nadie pueda sentir orgullo. Por ello es lógico que uno de los directivos del Ministerio nunca lo comentase a los recién llegados, aunque ellos se preguntasen de qué época vendría. Lo descubrirán cuando les toque viajar a los tiempos de Isabel la Católica, que fueron en los que se creó la institución. Allí se toparán con el brazo férreo del fraile y confesor de la reina, que ha pasado a la historia como el primer gran inquisidor. De él se dice que era implacable e insobornable y así se demuestra en la ficción de TVE, que lo coloca en un lugar a punto de destruir el propio Ministerio por culpa de su fanatismo. Difícil será que el espectador se olvide de este personaje que aparece en la serie por duplicado.

 

 

9. Picasso y la importancia del Guernica 

El museo Reina Sofía alberga la famosa obra de Picasso y muchos son los estudiantes a los que les habrá tocado estudiarla o visitarla sin que en realidad entendiesen a qué se debe la relevancia de la pieza. “¡Pero si son unos simples garabatos!”, diría Alonso de Entrerríos, poco acostumbrado a determinadas técnicas pictóricas, teniendo en cuenta que llega del siglo XVI. Los mismos comentarios provoca, sin embargo, hoy en día entre los que cuentan con pocos conocimientos de arte contemporáneo. A todos ellos les vendría bien un visionado del capítulo cinco de la serie en el que los agentes deben asegurarse de que nadie interfiera en la llegada del cuadro a España, por la simbología que este hecho acarrea. La serie además plantea un hipotético encuentro entre Picasso y Velázquez, dos de los artistas españoles más importantes de todos los tiempos, lo cual puede dar lugar a una comparación entre ambos autores, sus estilos y su legado.

 

 

10. Lazarillo de Tormes y su autoría anónima 

¿Quién escribió ‘El Lazarillo de Tormes’? Nadie lo sabía hasta que los hermanos Olivares decidieron introducir al popular zagal en las tramas de su Ministerio y poner rostro a su autor, que hasta ahora era considerado anónimo. La serie da por sentado que el chaval existió y que su vida originó la novela fundamental de la narrativa picaresca. La serie viaja al siglo XVI y propicia el encuentro entre los protagonistas y un joven que está a punto de llegar a Salamanca, que resulta ser Lázaro de Tormes. La patrulla viaja a la época de la Castilla precomunera para detener a un empresario de nuestros días que se ha trasladado en el tiempo para perpetrar una estafa. Y será allí donde se topen con un personaje literario, que creían imaginario y que de repente se torna en carne y hueso. Para conocer quién fue el supuesto autor (según las averiguaciones y la imaginación de los Olivares) de la obra literaria habrá que ver el episodio seis.

 

 

11. Isabel II, la reina que jugaba y reinaba 

Comenzó a reinar siendo una niña y fue declarada mayor de edad a los trece años. Teniendo en cuenta esto es lógico que considerase el Ministerio como un juguete del que no quería desprenderse. A ver qué niño se desharía de un invento que le permitiese viajar en el tiempo y desplazarse del siglo XVIII al XXI y poder disfrutar de la tecnología del futuro. Hija de Fernando VII accedió al trono gracias a que su padre promulgó la Pragmática Sanción de 1830, que permitía sucederle tras su fallecimiento. Esta decisión provocó un largo conflicto con su tío Carlos de Borbón, que desembocaría en las guerras carlistas, reflejadas también en la serie de TVE. El museo del Romanticismo se encarga de preservar la memoria de esa época, por lo que es normal que aprovechase la emisión del capítulo siete de la serie, que se desarrollaba en esos años, para interactuar con los seguidores de la ficción a través de internet y dar a conocer sus instalaciones.

 

 

12. La Residencia de Estudiantes

Para el final de temporada ‘El Ministerio del Tiempo’ se ha reservado a tres invitados estelares, Lorca, Buñuel y Dalí, que aparecen como miembros de la Residencia de Estudiantes, uno de los principales centros educativos de España. En su primera época coincidieron allí el escritor, el realizador y el pintor, que desarrollaron sus principales inquietudes entre aquellas paredes. Hasta allí acuden, como parte de una trampa, los agentes del Ministerio y serán testigos de cómo los tres artistas participan en el ensayo de una adaptación de ‘Don Juan Tenorio’. La Biblioteca Nacional se ha ocupado de ofrecer información y datos sobre la efervescencia cultural que se generó en la Residencia, así como de las carreras de sus principales alumnos.
 

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Sobre el autor

Crecí con 'Un, dos, tres', 'La bola de cristal' y 'Si lo sé no vengo'. Jugaba con la enciclopedia a 'El tiempo es oro' imitando al dedo de Janine. Confieso que yo también dije alguna vez a mi reloj: "Kitt, te necesito". Se repiten en mi cabeza los números 4, 8, 15, 16, 23, 42. Tomo copas en el Bada Bing. Trafico con marihuana en Agrestic y con cristal azul en Albuquerque. Veo desde la ventana a mi vecino desnudo. El asesino del hielo se me aparece en cada esquina y no me importaría que terminase con mi vida para dar con mis huesos en la funeraria Fisher.


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