“Algo se muere en el alma cuando un amigo se va”
Pandilla de ‘Verano Azul‘
¿Quién puede matar a un protagonista? Eso se han preguntado en los últimos días los seguidores de ‘Anatomía de Grey‘, que han comprobado cómo uno de los personajes principales de la serie moría, dejando huérfanos por todo el mundo (¡qué tiempos aquellos en que las noticias sobre series no cruzaban fronteras!). No debería haberles pillado por sorpresa, teniendo en cuenta que la ficción médica se ha cargado en sus once años de existencia a varios pesos pesados. A Shonda Rhimes, su creadora, no le tiembla el pulso a la hora de mandar a mejor vida a los seres que ella mismo ha parido. En esta ocasión los espectadores más fieles del Seattle Grace Hospital se han rebelado y han organizado una revuelta 2.0 para que el doctor fallecido regrese del más allá. Yo soy de los que creen que todos los personajes de ‘Anatomía de Grey‘ deberían haberse enterrado hace años, porque considero que la ficción está más que muerta, pero sus adeptos andan recogiendo firmas a través de charge.org para que los guionistas den marcha atrás a sus decisiones.
No debe de ser sencillo para un creador cometer un parricidio y acabar con la criatura que concibió y alumbró. Estos crímenes han sido habituales en la historia de la ficción y cada título lo ha encajado de diferente manera. Algunos han caído tras la salida de su protagonista y otros le han conseguido sobrevivir. Los espectadores nunca nos acostumbramos del todo a este tipo de pérdidas. Y eso que no será por falta de experiencia. Nuestra vida está marcada por muertes catódicas, desde la que empañó nuestra infancia (la de Chanquete) hasta la surrealista de la mascota de los Griffin. Diversas son las razones que llevan a un guionista a transformar su pluma en un arma mortal. Aquí van unas cuantas.
Cuando el protagonista quiere irse
Ni todos los cheques del mundo pueden retener a veces a un actor que ha decidido ‘suicidarse’ y dejar de interpretar un papel. Si añadir ceros a su nómina no sirve y la salida del personaje es inevitable (porque no quiere encasillarse, porque no se siente a gusto en el proyecto…) el guionista puede optar por una muerte radical que le impida regresar a la ficción aunque cambiase de opinión más adelante. Julian Fellowes, creador de ‘Downton Abbey‘, lo tuvo claro cuando tres personajes principales de su ficción decidieron no renovar el contrato tras la tercera temporada. Con Lady Sybil y Matthew Crawley no se detuvo en contemplaciones y los ejecutó, a ella después de dar a luz a su hija, y a él, justo tras ser padre, víctima de un accidente de tráfico. Los niños en ‘Downton‘ no llegan con un pan debajo del brazo. Mejor suerte corrió la señora O’Brien, que simplemente dejó su puesto de trabajo. Idénticas circunstancias condujeron a la muerte al doctor Lance Sweets en ‘Bones‘, a Goya en ‘La que se avecina‘, o al Duque en ‘Sin tetas no hay paraíso‘.
Cuando el protagonista se vuelve insoportable
La decisión de acabar de manera sanguinaria con un personaje puede venir motivada por las diferencias irreconciliables entre padre e hijo (creador y actor). Cuando un personaje o su intérprete se atragantan al guionista le encargan la tarea de matarlo cual sicario. El caso reciente más conocido fue el de Charlie Sheen en ‘Dos hombres y medio‘, despedido por sus salidas de tono durante las grabaciones y por los supuestos problemas con el alcohol y las drogas. Ante esta tesitura los guionistas lanzaron a Charlie Harper ante un vagón de metro. Una multitud de leyendas se generaron por la salida de Nicollette Sheridan de ‘Mujeres desesperadas‘. Cuentan que las actrices principales de la ficción apenas la soportaban y que Marc Cherry, el creador, llegó a las manos con ella. Sea como sea Eddie, su personaje, murió electrocutada tras chocar con un poste de electricidad y la actriz llevó al productor de la serie a juicio (pero este fue declarado nulo). Las malas relaciones con el resto del reparto provocaron el ‘asesinato’ de Shannen Doherty en ‘Embrujadas‘. La actriz ya había salido de ‘Sensación de vivir‘ por los mismos motivos. En aquella ocasión el personaje se trasladó de ciudad y desapareció. Esta vez los guionistas se mostraron más tajantes y mandaron al demonio Shax a acabar con ella. En España fue muy comentada la salida de Loles León de ‘Aquí no hay quien viva‘, después de que ella pidiese mejorar sus condiciones salariales. Los creadores, algo sádicos, mantuvieron al personaje en coma durante varias temporadas, para finalmente matarlo. Antes en ‘Menudo es mi padre‘ la tensa relación entre Kitty Manver y el Fary (hacían las veces de matrimonio) provocó que los guionistas dejasen al cantante (taxista en la serie) viudo.
Cuando el protagonista no es protagonista (aunque tú creías que sí)
El rey de las muertes en ficción es George R. R. Martin, que en sus libros no demuestra piedad para ninguna de sus criaturas. Por su culpa más de 5.000 personajes han muerto en la adaptación televisiva de sus novelas. Los lectores estaban ya preparados al comenzar ‘Juego de Tronos‘, pero los espectadores se quedaron en shock cuando en el episodio noveno de la primera temporada moría decapitado el que hasta ese momento creíamos que era el protagonista. Resulta que no, que para la trama principal de ‘Juego de Tronos‘ Ned Stark era un secundario que propiciaría las luchas que en la quinta temporada siguen abiertas. Cuando pensábamos que nada nos asombraría más que aquello en la tercera temporada el creador de la serie realizó una escabechina y se cargó a gran parte de los Stark, provocando prácticamente la desaparición de la estirpe del Norte. Nadie está a salvo en la ficción de HBO y eso es algo de lo que todo el reparto es consciente. En la recientemente estrenada ‘Vis a vis‘ los espectadores también se extrañaron de que la reclusa representada por Belén Cuesta fuese asesinada en el episodio piloto, ya que su actitud daba a entender que sería una de las de mayor peso en la ficción de Antena 3.
Cuando el protagonista estorba
Muchos quizá no recuerden que en la pandilla original de ‘Sensación de vivir‘ había un adolescente algo anodino llamado Scott, que era el mejor amigo de David. Cierto es que pasaba desapercibido y despertaba pocas simpatías pero nadie se esperaba que los guionistas, tras detectar su falta de recorrido, se lo fuesen a cargar a las primeras de cambio en un accidente doméstico con una pistola. Muchas veces es la audiencia la que propicia la muerte de algunos personajes al no aceptar su posición en la serie. En ‘Melrose Place‘, por ejemplo, los espectadores no empatizaron con Brooke (Kristin Davis la interpretó antes de ser Charlotte en ‘Sexo en Nueva York‘), una compañera de trabajo de Allison que terminaba casándose con Billy. Por ello, los guionistas decidieron empujarla y que resbalase en la piscina. En ‘Perdidos‘ dos de los papeles más fugaces fueron los de Nikki y Paulo que aparecieron de la nada en la tercera temporada y con la misma rapidez desaparecieron muriendo de un modo horrible, ya que ambos fueron enterrados vivos. La realidad es que la audiencia rechazó la inclusión con calzador de estos nuevos supervivientes mientras que los enigmas sin solución se iban acumulando en la isla.
Cuando el protagonista actúa como revulsivo
Los fans de ‘The good wife‘ todavía están asimilando el destino fatal que tuvo Will Gardner en la quinta temporada de la serie. Los creadores decidieron dar un giro dramático a la serie con la salida de este personaje relevante. Igual de sorprendente fue la muerte de una las protagonistas de ‘House of cards‘ al principio de la segunda temporada, que sirvió para que el espectador tomara consciencia de hasta dónde era capaz de llegar el senador Underwood por conseguir sus propósitos. La juvenil ‘Física y Química‘ no dudaba en deshacerse de uno de sus estudiantes, Isaac, para dotar de mayor dramatismo a la ficción. Cualquier seguidor de ‘Dexter‘ elegiría como uno de los momentos más impactantes de la serie el final de la cuarta temporada, en el que Rita, la esposa del forense, aparecía asesinada en la bañera, un revulsivo para una ficción que se iba quedando estancada. en ‘Mad Men‘ en la sexta temporada corrían por internet cientos de rumores sobre cómo iba a fallecer, Megan, la esposa de Don Draper. Pero inesperadamente de quien prescindía la serie era de Lane Pryce, que se suicidó en su despacho. En ‘Perdidos‘ muchos sintieron las bajas en el elenco de los personajes de Boone, Ana Lucía, Libby o Shannon, pero, por estremecedora, destaca la de Charlie que decide inmolarse en el submarino para salvar a sus compañeros, no sin antes hacer una advertencia a Desmond con una frase estampada en su mano: el célebre ‘Not Penny’s boat’.
Cuando el protagonista merece un final dramático
La muerte del protagonista principal suele ser un final impactante para poner el broche a una historia. Por ella optaron los creadores de ‘Breaking bad‘ que mataron a Walter White en los segundos finales de la ficción en el laboratorio que tantas alegrías y desgracias le había proporcionado. En la última temporada de ‘The Wire‘ desaparecía también su personaje más carismático, Omar Little, de manos de quien menos podía esperarse: un niño. A Nucky Thompson, en ‘Boardwalk Empire‘, lo mataba Tommy Darmody, vengando así la muerte de su padre (que había desaparecido al final de la segunda temporada). ‘A dos metros bajo tierra’ cerraba sus tramas con el fallecimiento de todos sus protagonistas en diferentes épocas y circunstancias. El destino del clan de ‘Los Soprano‘ no podía ser otro que una muerte violenta. Los espectadores no llegan a saber si Tony muere o no en su polémico final, pero con otros de sus compañeros (como Chris Moltisanti o Adriana La Cerva) no cabía ninguna duda. En España la muerte que mayor impactó generó en la audiencia (éramos casi vírgenes en muertes catódicas) fue la de Chanquete, en los episodios finales de ‘Verano Azul‘ (todavía se nos pone la piel de gallina al rememorar a Pancho corriendo por la playa avisando a gritos de la noticia), aunque tampoco se quedaron atrás (por sorpresivas y lacrimógenas) las de Marcial en ‘Médico de familia‘ o la de Marisa en ‘Compañeros‘.
Cuando el protagonista muere (pero de verdad)
A veces es la propia vida la que interfiere en el guión de una serie. O, mejor dicho, la muerte, pero la real. Muchos guionistas tuvieron que dar un golpe de timón a sus libretos cuando el actor que interpretaba a su protagonista moría de manera repentina. Los creadores de ‘Cuéntame‘ organizaron una muerte de urgencia para el personaje de Desi tras el fallecimiento de Roberto Cairo. Lo mismo sucedió con John Spencer en ‘El ala oeste de la Casa Blanca‘, con John Ritter en ‘8 simple rules‘, con Andy Whitfield en ‘Spartacus‘ o con Nancy Marchand en ‘Los Soprano‘. Uno de los fallecimientos más ‘inoportunos’ fue el de la madre de ‘Con ocho basta‘, que solo pudo rodar cuatro capítulos de la serie. Su muerte provocó que el argumento de la ficción cambiase completamente, porque en ningún momento se había previsto que el protagonista enviudase.
Cuando el protagonista resucita
A veces la muerte no marca el desenlace definitivo de algunos personajes, que gozan de más vidas que un gato. Los fans de ‘Anatomía de Grey‘ esperan conseguir que en su serie suceda como en ‘Padre de familia‘, donde después de morir volvía a la vida Brian Griffin, el perro de la familia. La técnica de la resurrección se aplicaba mucho en los culebrones americanos de los ochenta, en los que personajes dados por muertos reaparecían años después. Así en ‘Dinastía‘ Fallon, la hija de Blake, volvía pero con un rostro completamente diferente. En ‘Alias‘ también Michael Vaughn regresaba del más allá para hacer feliz a Sydney Bristow. Lucía, en ‘Los Serrano‘, técnicamente no resucitó porque nunca murió y su fallecimiento formaba parte también del célebre sueño de Resines.
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