“Tienes buen corazón Jon Snow, harás que nos maten a todos”
Alliser Thorne
La quinta temporada de ‘Juego de tronos’ ha superado su noveno episodio. Cualquier seguidor de la serie sabe que en ese número de capítulo los guionistas ponen toda la carne en el asador y dejan al espectador con la boca, los ojos, y cualquier orificio abierto. Fue en el episodio nueve de la primera temporada cuando la cabeza de Ned Stark saltó por los aires, y en el de la tercera no quedó vivo ni el apuntador tras la boda roja. Al capítulo noveno uno ha de acudir con el corazón bien revisado y las uñas cortadas.
Sí, me temo que este post está plagado de spoilers.
Quizá en esta ocasión ha sido menos espectacular que en las anteriores, a pesar de contar con una secuencia de peleas rodada en la plaza de toros de Osuna, con aparición final de dragón incluida. Khaleesi volvió a demostrar cuál es su verdadera fuerza. Lo que causó mayor conmoción fue, sin embargo, el sacrificio que ofreció Stannis Baratheon al Señor de la Luz con el fin de que le ayude rumbo a Invernalia para lograr el poder del Norte. La brutal muerte de Shireen, la única hija del rey, descolocó a los espectadores, que no entendieron que un personaje que siempre apela al honor hiciese eso, y a los lectores, que se quejan porque poco tiene que ver, según ellos, este Stannis con el de los libros. Esta protesta, basada en las diferencias entre texto e imagen, ha sido una de las más repetidas en esta tanda de capítulos. Y es que la quinta ha determinado definitivamente que novelas y serie tomaran senderos diferentes.
Mucho se ha hablado en las últimas semanas de los cambios con respecto a la obra original efectuados en una quinta temporada muy cuestionada por algunos, que la han definido sin ambages como la peor de cuantas se han emitido hasta la fecha. Durante las primeras entregas los comentarios desfavorables en la red se sucedían, acusándola de haber perdido el ritmo y de que no pasase nada importante. Para unos cuantos las tramas empezaban a alargarse, algunos de los protagonistas estaban estancados y los nuevos personajes no terminaban de cuajar. “Qué aburrimiento lo nuevo de ‘Juego de tronos’. A más marketing, más descontrol. Mataron a los mejores, a los otros no les da tiempo a salir”, decía en twitter a principio de mayo la periodista Maruja Torres. Sus quejas coincidían con las de muchos otros espectadores, que sentían que la ficción había perdido la emoción.
Desde luego muchas de las razones por las que protestaban no eran exageradas o desacertadas. La conquista de Stannis Baratheon no avanza, la de Daenerys está estancada y la historia de Arya en Bravos ni se entiende del todo ni aporta demasiado a la trama general, por el momento. Junto a esto se echaba de menos la maldad de Meñique o Varys, cuyas nuevas andanzas les habían enviado a un segundo plano. Incluso el sádico Ramsay Bolton parecía tranquilo al principio. Algunos tronólogos necesitaban más sangre y que la adrenalina se les disparase.
Otra de las posibles causas de la decepción de la quinta temporada fue la expectación que había en torno a Dorne, el nuevo territorio en el que iba a girar una trama relevante de la temporada y que se había localizado en Andalucía. En él los espectadores de la serie descubrirían a los Martell, una de las familias que los lectores de los libros consideraban más interesantes. Pero los episodios pasaban y las secuencias en la recién estrenada localización eran escasas y carecían de suficiente interés. Dorne sonaba a relleno para quienes no habían leído ninguna novela. Y esto encolerizaba a los más fieles lectores, que creían que no se le estaba haciendo justicia.
De todos modos estos precisamente son los que más alterados recibieron los nuevos episodios tras enterarse de que sucederían acontecimientos importantes que en los textos todavía ni se han escrito. Los lectores por primera vez sufrirían ‘spoilers’ con la serie. Ya no es que la ficción variase u omitiese fragmentos de los libros sino que se adelantaba a lo que vendrá en novelas futuras, cuando quiera que George R. R. Martin decida escribirlas. Así muchos no podían creer que en la pantalla aconteciese el deseado encuentro entre Daenerys y Tyrion Lannister, algo que todavía no ha quedado plasmado en ninguna página de ‘Canción de Hielo y Fuego’.
La quinta temporada partía, de todos modos, con un gran handicap y es que la anterior había sido alabada casi unánimemente y para muchos era considerada casi impecable. Lo cierto es que los espectadores de ‘Juego de Tronos’ disfrutamos notablemente de cada capítulo de la cuarta tanda dada la cantidad de sucesos que surgían, desde la boda púrpura hasta la venganza de Tyrion, pasando por la pelea de Oberyn Martell y la Montaña hasta la espectacular batalla en el Muro. El listón estaba altísimo y parecía casi imposible mantener el nivel. Ahí los lectores de los textos originales ya nos aconsejaron que nos calmásemos porque los libros que tocaba adaptar a continuación no eran tan excitantes.
Por todos estos motivos la quinta de ‘Juego de Tronos’ estaba condenada a sujetar la etiqueta de peor temporada de la serie. Hasta que llegó el octavo episodio que dejó mudos a detractores y seguidores. Quien más y quien menos aplaudió un capítulo que quedará como uno de los mejores de la historia de la serie. Y entonces la tortilla se giró. Y a ‘Juego de Tronos’ volvieron a crecerle defensores y amantes por todas las partes. No era para menos. “Casa austera” alcanza varios cenits. Uno de ellos es la conversación entre Khaleesi y Tyrion y el pacto que se sella entre ellos, que augura futuros momentos impagables. La madre de los dragones y el mayor asesino de Lannister de todos los tiempos juntos. No podemos relamernos más. Y el otro momento es la sublime contienda entre algunos de los Guardias de la Noche, capitaneados por Jon Snow, los salvajes y los espectros, con los Caminantes organizando el ataque. Los veinte últimos minutos son historia de la televisión. Cuando hay medios da gusto, es verdad. HBO los dispone. Pero sobre todo da gusto cuando los medios se saben utilizar. Y en eso los creadores de ‘Juego de tronos’ son los mejores. Y lo demuestran en una batalla que deja al espectador sin aliento, en una apocalipsis que nos descubre la verdadera magnitud de lo que amenaza los Siete Reinos. Por primera vez en cinco temporadas sentimos que el invierno llega. Sí, el invierno ha llegado. Sólo por eso, que estábamos esperando durante decenas de episodios, la temporada merecería ser catalogada como la mejor.
Ha sido más calmada, con menos sobresaltos. Todo se ha ido cocinando a fuego lento para que después disfrutásemos el resultado mejor. Hemos señalado algunos puntos importantes que llegaron en la octava entrega. Pero en ella sucedieron otros tantos suculentos. ¿O no lo es el hecho de ver a Cersei Lannister atrapada en una celda lamiendo gotas de agua por el suelo? Lo es. Y no lo habríamos disfrutado tanto si antes no nos hubieran presentado poco a poco a los gorriones y su fanatismo. También Sansa Stark descubrió al fin que dos de sus hermanos están vivos. Y eso dibuja un horizonte con múltiples posibilidades. Por cierto que Sansa protagonizó una polémica escena tras su boda con Ramsay Bolton que dividió al público. Los había que la consideraban innecesaria y los que entendían que la crudeza estaba justificada dentro del universo de ‘Juego de tronos‘. Yo soy de los últimos. Como soy de los que creo que la quinta temporada está a la altura de todas las anteriores y mantiene el tipo excelentemente y nos regala momentos inolvidables. Algunos seguidores se han puesto este curso especialmente sensibles, algo impropio de consumidores de un producto especialmente violento como es ‘Juego de tronos’. Es como si de repente los espectadores protestan porque en ‘Se ha escrito un crimen’ hay crímenes o como si en mitad de ‘Breaking bad’ quisiéramos que Walter White cocinase pan en lugar de metanfatamina. No tendría sentido. Como no lo tiene rasgarse las vestiduras por la crudeza con la que se actúa en esta serie y la falta de valores que impera en la mayoría de habitantes de los Siete Reinos.
Sólo un episodio nos queda para cerrar la serie por este curso. El noveno dejó todas las tramas abiertas por lo que es probable que en el décimo Stannis llegue por fin a Invernalia y se encare a los Bolton, Jaime Lannister regrese a Poniente y descubra que Cersei está encarcelada, Jon Snow se deba enfrentar a la decisión de haber permitido a los salvajes que cruzasen el muro y Daenerys deba recomponerse del traspié sufrido de su intento de llevar la libertad a todos los pueblos. En su sexto año el equipo regresará a España, esta vez a Peñíscola y a Girona donde todavía no se sabe qué ciudad se emplazará aunque hay algunos que apuntan a Antigua. Se abre el turno de elucubraciones y deseos. La expectación comienza de nuevo a generarse con fuerza. Muy pocas producciones pueden presumir de eso tras cinco años en antena. ‘Juego de tronos’ se sigue escribiendo con mayúsculas en la historia de la ficción televisiva.
Y ahora échense a un lado los que crean que la quinta ha sido la peor temporada, y al otro los que consideren que ha sido la mejor o, al menos, ha estado a la altura de las anteriores. Y luchen entre ustedes. No obstante tengan cuidado. Ahora sí, el invierno ha llegado.
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