Telecinco cierra esta semana la que ha sido (con permiso de ‘La que se avecina’) su serie más exitosa de los últimos años, ‘El Príncipe’. Después de años siendo referente en ficción la cadena de Mediaset fue perdiendo influencia en esta área y encadenaba fracasos cada vez que probaba suerte con un nuevo título. Tuvieron que venir Morey, Fran, Fátima y compañía para volver a dar una alegría al canal en este terreno. Bueno, una no. Le ha dado unas cuantas durante los dos años de emisión, en los que se ha convertido en uno de los productos con mejores audiencias en cada temporada. Tras 31 capítulos ha llegado el momento de cerrar una historia que ha sabido mezclar el thriller policiaco con el drama romántico. Pero, ¿cuáles han sido los grandes aciertos de esta producción?
La primera noticia que tuvimos de ‘El Príncipe’ fue en 2011 cuando Telecinco anunció que preparaba una serie de género policial ambientada en la lucha contra el narcotráfico. Automáticamente gran parte del público recordó ‘Sin tetas no hay paraíso’ y creyó (temió) que la cadena intentaría parir un título similar al que giraba en torno al universo del Duque. Pero los tiros -nunca mejor dicho- no iban por ahí. En realidad la emisora trasladaba a la pequeña pantalla, de la mano de la productora Plano a Plano, un género (el thriller policiaco) que cada vez encontraba mejores representantes en el cine español y al que el público respondía de forma muy positiva. Éxitos como ‘Grupo 7’, ‘Celda 211’ y , sobre todo, ‘No habrá paz para los malvados’ avalaban el intento.
El proyecto dio muchas vueltas y fue incorporando algunas exigencias del canal hasta que finalmente vio la luz en febrero de 2014 con un respaldo masivo por parte de los espectadores (5.600.000 personas siguieron el episodio piloto). Nació líder y morirá líder, a juzgar por los excelentes resultados que logró en su última entrega, un 24,8% de ‘share’ y 4.400.000 millones de espectadores. A esta cifra hay que unir las visiones en diferido (por internet), donde el seguimiento también ha sido muy significativo. Ahora falta conocer el destino final de sus protagonistas. Al margen de la aceptación que ha tenido entre el público, la serie ha abierto algunos caminos reseñables en la ficción nacional a los que merece la pena prestar atención de cara a futuras propuestas catódicas.
Una localización diferente: La mayoría de series nacionales (salvo excepciones como ‘Doctor Mateo’ o ‘Gran Hotel’) se desarrollan en enclaves indeterminados. La ciudad no ha sido un elemento de peso en el argumento de las ficciones españolas. Mientras en muchos títulos estadounidenses la localización (Nueva York, Albuquerque, Chicago…) juega un papel fundamental en el argumento, las historias de las series nacionales han estado casi siempre concebidas para que pudieran suceder igual en Murcia que en Bilbao, sin atender a las particularidades y diferencias geográficas del escenario. ‘El Príncipe‘ se distinguió desde el principio por esta característica, puesto que estaba ubicada en un barrio concreto de la periferia de Ceuta, cercano a la frontera de Marruecos, habitado principalmente por vecinos musulmanes y asolado por graves problemas de delincuencia y desempleo. Este entorno ya ofrecía una información extra al espectador y limitaba el margen de actuación de los guionistas, que debían ajustarse, en la medida de lo posible, a lo que pudiera acontecer en esta zona. A la estela del éxito de ‘El Príncipe’ ha llegado esta temporada ‘Mar de plástico’, que también se circunscribía en un entorno concreto, con una problemática y una realidad determinadas.
Un argumento valiente: La serie de Telecinco se ha interesado por la comunidad musulmana, que no había tenido hasta ahora demasiada presencia en los títulos patrios, más allá de apariciones puntuales vinculadas siempre con el terrorismo. En esta ocasión la amenaza yihadista es fundamental de nuevo en el argumento, pero la ficción ha ofrecido otros puntos de vista de una familia musulmana que se debate entre seguir sus propias normas y adaptarse a una sociedad que avanza a un ritmo más acelerado que ellos. Personajes malvados con creencias islámicas ya habían aparecido en otras ficciones nacionales, pero esta vez no sólo los malos son musulmanes sino también la heroína de la historia, lo cual ha permitido que la perspectiva sea más compleja y enriquecedora.
Temas inéditos: Pocas veces habíamos asistido en una serie convencional española en ‘prime-time’ a la representación de un atentado terrorista como el que protagonizó el penúltimo capítulo de ‘El Príncipe’. En él una joven suicida se inmolaba en una recepción en Granada a la que asistían los reyes de España y de Marruecos. El episodio no escatimaba en detalles y presentaba el ataque de manera bastante gráfica. No se regodeaba en la sangre y las vísceras pero tampoco evitaba ofrecer algunos detalles realistas. Títulos como ‘Los hombres de Paco’ o ‘Cuéntame’ (en el episodio en torno al asesinato de Carrero Blanco) habían tocado el tema del terrorismo en alguno de sus episodios pero nunca de una manera tan frontal como lo hizo ‘El Príncipe’ la semana pasada. El terrorismo ha sido uno de los principales problemas en España durante años por la amenaza indiscriminada de ETA. Y aún hoy, tras lo sucedido el 11 de marzo de 2004 en Madrid (y lo acontecido recientemente en París o Bruselas), preocupa a gran parte de la sociedad. Por ello cualquier mirada al tema ha provocado recelos porque se considera que no interesaba a la audiencia y por el temor a levantar susceptibilidades. Sólo hay que recordar las críticas que le cayeron a Telecinco por rodar una miniserie sobre el 11M.
También es destacable la representación de la violencia en ‘El Príncipe’, sobre todo, por parte de la policía. Este enfoque no es nuevo, ya en ‘Brigada Central’ se mostraban prácticas policiales poco ortodoxas, pero desde entonces no había sido un tema habitual de nuestra ficción. De vez en cuando en alguna producción (como el ‘El Comisario’) se ha incluido de manera puntual o excepcional algún policía corrupto o violento pero siempre se presentaban como manzanas podridas. En esta ficción las prácticas agresivas son habituales en el cuerpo y hasta a los más íntegros, como Morey, se les escapa la mano de vez en cuando (en el último episodio perdía los estribos con un terrorista y lo amenazaba metiéndole la pistola en la boca).
Un elenco semidesconocido: Es verdad que en el elenco figuraba José Coronado, que es una de las estrellas más mediáticas de nuestra filmografía, pero la mayoría de los actores que lo han acompañado eran prácticamente desconocidos. No es el caso tampoco de Álex González, que ya había participado en producciones como ‘Tierra de lobos‘, ‘La señora’ o ‘Cuenta atrás’, aunque ninguna de estas gozó de un seguimiento similar al de ‘El Príncipe’ ni provocó un gran fenómeno fan. Los que han sido descubiertos y encumbrados gracias a esta producción son Hiba Abouk (pese a su participación en ‘Con el culo al aire’), Rubén Cortada (que había intervenido en dos capítulos de ‘El tiempo entre costuras’) y Stany Coppet.
Una estrategia acertada: La propia concepción de la serie (planeada para dos temporadas sin posibilidad de ampliarlas) ha supuesto un acierto, puesto que ha permitido a los guionistas no tener que alargar innecesariamente las tramas ni introducir elementos de relleno. No es algo común en la industria española. O no lo era hasta ahora. Cuando las cadenas conseguían un éxito intentaban estirarlo a toda costa. En los últimos años, sin embargo, la posibilidad está sobre la mesa de muchas cadenas y se contempla como algo ventajoso, como ha demostrado el caso de ‘El Príncipe’ pero también de otros títulos finitos como ‘Sin identidad’. Pese a todo Telecinco ‘ha estirado’ el éxito en cuanto a la emisión, dividiendo la segunda temporada en dos tandas y tardando meses entre la programación de una parte y de otra, lo cual ha provocado que algunos espectadores la abandonasen.
Donde sí actuó con acierto la cadena fue en el estreno, ya que la programó en todos los canales de Mediaset a la vez. Esta presentación multipantalla es ahora habitual pero la primera vez que se aplicó en España fue con esta serie y consiguió una gran repercusión, razón por la que la práctica ha sido imitada por todos los canales.
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