No les crea. Si los ve pase de largo, no atienda a lo que le vayan a decir. No caiga en la tentación. No pique el anzuelo. Consulte el prospecto antes de comprar nada, revise la garantía, guarde los tiquets. Nada será del color rosa del que se lo vendieron. Vaya prevenido esta semana, porque andan sueltos y desatados, y no cesarán en su propósito. San Valentín se les viene encima y no hay quien les detenga. Téngalo en cuenta y actúe en consecuencia. Luego no se queje, no diga que no le advertimos. El amor es una catástrofe. No lo digo yo, lo dicen las series. Y lo que dicen las series (hoy en día) es sagrado.
Se acabaron los tiempos de las comedias románticas, de los cuentos de príncipes y de princesas, de las historias con final feliz. La tele les ha dado un puntapié. Ya no cuela. “De amor no preguntes nunca a los cuerdos, los cuerdos aman cuerdamente, que es como no haber amado nunca”, decía Benavente. Mentía. O no sabía de lo que hablaba. “El amor es una pieza de teatro en la que los actos son muy cortos y los entreactos, muy largos”, decía Ninon de l’Enclos. Mentía también. Frases que riman bien entre sí, que enternecen las páginas, que doblegan los corazones lectores. Pero en la pequeña y mediana pantalla les han dado la espalda. Y los pies. Y el culo.
Si está enamorado, lo estuvo o tiene previsto estarlo le recomiendo que eche un vistazo a ‘Catastrophe‘, serie británica, con dos temporadas de seis episodios cada una, de aproximadamente 20 minutos. “Mi madre me envió un artículo sobre un estudio sobre matrimonios de conveniencia frente a los matrimonios por amor y descubrieron que los concertados suelen acabar menos en divorcio que los verdaderos”, dice el protagonista de la ficción. “¿Eso es porque terminan en suicidio?”, le pregunta sarcástica su pareja. Ambos se manejan muy bien con la ironía y la mordacidad. Ambos son Rob y Sharon en la ficción (y Rob Delaney y Sharon Horgan en la realidad, actores y guionistas). La suya no es una historia de versos, cortejos o ramitos de violetas. No, lo suyo es más carnal, más de andar por casa, más de aquí te pillo aquí te mato. Lo que pasa es que desemboca en un embarazo inesperado que ninguno de los dos quiere detener y que los va a conducir a una relación en pareja. La más realista vista en años en televisión.
Los dos son brutos, descarados, directos. Se atraen, se gustan, se excitan. Sí, pero eso no significa que ambos sean ciegos, tengan una paciencia infinita o no sean capaces de distinguir los defectos del otro. Sobrepasan los 40 años y ya les intentaron vender varias veces la misma milonga. No se dejan engañar fácilmente. Asumen su relación desde la perspectiva que dan las experiencias y los fracasos anteriores. No les tienen que contar nada porque ya lo han vivido. Eso les hace ser precavidos, mirar por donde pisan. Saben que es un camino minado. “¿Me dejas meterte la polla en la boca pero no dejas que meta mis camisetas en tu cajón?”, recrimina Rob cuando se traslada a casa de ella. “¿Quieres dar un paseo? Tú solo. Es que ocupas mucho. Eres lo más grande que hay en la casa, después de la cama, más que el armario”, le espeta Sharon al principio de su convivencia, agobiada por haber perdido su privacidad.
‘Catastrophe‘ es un manual de parejas, de convivencia, de primeros auxilios, de peleas, de reconciliaciones, de manías. En doce capítulos ha hablado de los primeros polvos, de las primeras citas, de lo que significa compartir un hogar, de la relación con las familias del otro, de las rutinas, de las sorpresas, de las rupturas, de los perdones. Del primer hijo y del segundo… “¿Su marido le entiende?”, le pregunta una terapeuta a Shanon cuando esta acude agobiada tras el segundo parto. “Está cansado, trabaja mucho, tenemos dos hijos de menos de tres años, piensa en los niños, luego en el trabajo, luego en dormir y después en mí o en cagar. En sus pensamientos voy detrás de ir al baño y justo antes de leer un libro sobre Hitler. Le gusta leer sobre la II Guerra Mundial”, le cuenta Shanon.
No se puede ser más descorazonador. Tampoco más realista. Haber elegido muerte.
‘Catastrophe‘ no casa bien con San Valentín, con el San Valentín inventado por las grandes marcas comerciales. Las series ya no son lo que eran. El almíbar no se lleva. Ahí están otros títulos como ‘You’re the worst‘, ‘Billy y Billie‘ o ‘Dates‘ que se han encargado de derribar estereotipos y de hacer humor y sorna con situaciones cotidianas, con anécdotas que no le serán ajenas a cualquiera que haya intentado alguna vez ir en serio con una pareja.
En ese punto entre el escepticismo y el realismo más amargo discurre también ‘The affair‘, cuya segunda temporada acentuó más el retrato de lo que sucede con las parejas después de que acabe la efusión y el calentón de los primeros meses, cuando los problemas se sientan a la mesa en el día a día. Aquí no hay comedia. De ‘The affair‘ se habló mucho cuando se estrenó en 2014 por el interesante punto de vista de narrar el romance extramatrimonial que vive una pareja desde dos puntos de vista, el de los dos amantes. Dividió a la crítica: algunos le acusaron de tramposa y fría y otros se rindieron ante su novedoso planteamiento.
De la segunda tanda de capítulos se ha hablado menos, lo cual es injusto, pues ha ganado enteros entrando a abordar los sentimientos de todos los personajes. Hemos conocido cómo se sienten los dejados y los que dejan, los que dan el paso de salir de un matrimonio acabado y los que son expulsados. Nos han contado qué sucede cuando uno intenta recomponer su vida después de 20 años al lado de otra persona. O lo que supone sobrepasar los 40 y ser consciente de que eres un inmaduro que solo quieres recuperar un tiempo perdido que nadie va a devolverte ya. O lo que ocurre cuando un idilio clandestino salta a la luz y se oficializa y pierde el aliciente de lo prohibido. En ese sentido ‘The affair‘ se ha vuelto más descarnada y es más fácil sentirse identificado con alguno de los personajes. Aunque no es sencillo asumir que te pareces en algo a cualquiera de ellos. Que levante la mano el que se atreva a confesarlo públicamente. ‘The affair‘ destaca cuando se dedica a sondear lo que sucede en las relaciones adultas y naufraga cuando concede interés a un crimen que cada vez estorba más en el argumento.
El retrato de las parejas adultas y de las miserias que amontonamos según cumplimos años en ocasiones me recordaba a obras mayores (de la que hay que ponerse en pie para hablar) como ‘A dos metros bajo tierra‘ o ‘Tell me you love me‘. Pero solo a veces, eh.
Nos mantenemos a la espera del próximo estreno de ‘Love’, que traerá Netflix en pocos días (el día 19 de febrero se vuelcan los 10 episodios). La han escrito Judd Apatow, Paul Rust y Lesley Arfin y habla de… adivinen… una pareja. ¿Idílica? No, no lo parece. Desde la plataforma anuncian que aborda “la forma de relacionarse hoy en día y busca un enfoque atrevido y único sobre las relaciones modernas”. Él, Gus, es tierno. Ella, Mickey, es alocada. Y ambos pensaban que no les iban a pasar cosas que luego inevitablemente pasan. Lo que siempre pasa.
Feliz San Valentín. Aquí lo espero haciendo ‘binge-watching’ con todas estas series.
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