Nos creemos forjados en hierro…
Somos realmente una sociedad algo extraña, pues a pesar de que nos consideramos muy racionales y por lo tanto librepensadores, la realidad de nuestros comportamientos deja mucho que desear. No por maldad, sino quizás porque nuestros inconsciente nos dirige más de lo que nosotros mismos pensamos.
Nos consideramos coherentes, fuertes mentalmente, auténticos y con la verdad siempre por delante. Y la realidad de los estudios nos dicen que precisamente somos todo lo contrario: contradictorios, frágiles, nos cuesta conocernos e interpretamos subjetivamente la realidad.
No es de extrañar que después de la pandemia nuestra aparente fortaleza mental haya sucumbido de modo tan estrepitoso, y es que el ser humano es muy subjetivo y frágil, depende mucho de los demás como buen ser social que es, y se conoce menos de lo que aparenta. Esto no facilita que seamos fuertes mentalmente, muy al contrario, lo que indica es que necesitamos en realidad mucha más ayuda de la que pedimos, pues cada vez más están aumentando los cuadros de ansiedad y patologías más severas.
Quizás un primer paso sería asumir nuestra fragilidad para comenzar a construirnos personalmente de un modo más auténtico y sincero con nosotros mismos.