Cuántas veces hemos oído eso de que Putin está loco para hacer lo que está haciendo. En realidad no es locura, es maldad unida a la megalomanía. Este personaje ha llegado a creerse tanto su misión, desde luego suya y de una serie oligarcas, que ya no discrimina la realidad de las necesidades ni de su propio pueblo y mucho menos del pueblo ucraniano.
Cuando alguien traspasa tantas veces en el mundo de la política la barrera de la sinceridad y la verdad y se recrea en el fango de la mentira como cerdo en su charca, no es de extrañar que no sean posibles ni siquiera las negociaciones.
¿Habrá algo que retorne a esta persona a la realidad común que vivimos todos los demás? Porque está claro que él tiene su propia realidad. Y no hay nada más peligroso que un ser maligno con poder y con la creencia de una visión y misión en su cabeza.
Está claro que aún debemos aprender mucho como sociedad y como humanidad, y quizás pensamos que un siglo es mucho, pero no para el aprendizaje global que necesitamos.
Imagen de ADN Caraota