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Si hay hoy en día una barrera psicológica a superar en el mundo del fitness es, sin duda, la separación por géneros de las actividades deportivas. Y la principal prueba de ello es la elevada reticencia de la mayoría de las mujeres a seguir un entrenamiento de pesas.
Este hecho contrasta con la reiterada petición de las mujeres respecto a ‘mejorar’ alguna zona de su anatomía. Es muy común que las chicas pidan mejorar sus glúteos, o la zona del pecho o de la tripa y pienses, erróneamente que centrándose en el trabajo cardiovasuclar van a lograr resultados.
Sin embargo, una de las claves para moldear el cuerpo reside, justamente, en trabajar con pesas. De ahí el gran éxito de las clases colectivas de Body Pump, que han conseguido introducir las pesas en clases colectivas y que acercar el trabajo con peso a un gran número de mujeres.
Aunque el Body Pump es una clase muy, muy efectiva, por su elevado número de repeticiones y el peso moderado que se usa, se logra aumentar la resistencia muscular y la tonificación pero, si de verdad una chica quiere cambiar su anatomía, debe dejarse de prejuicios y apostar por una rutina de pesas.
¿Por qué? Básicamente porque la diferencia del entrenamiento de pesas pasa porque se trabaja de forma aislada en un determinado grupo muscular. Es decir, se puede incidir en la zona ‘más complicada’ y hacer que estos músculos sean fuertes y, por lo tanto, eliminen la grasa de la misma.
Sin embargo, hay un gran miedo por parte del colectivo femenino: si hago pesas, ¿me convertiré en una chica poco femenina? Evidentemente, no. La imagen de mujeres que compiten en campeonatos de culturismo tiene la culpa, evidentemente. Sin embargo, lograr esos cuerpos es muy, pero que muy complicado.
La clave del desarrollo muscular a esos extremos depende, en gran parte, de la testosterona. Una hormona que no está en el ADN femenino y, además, las chicas que compiten en estas categorías entrenan durante horas al día y llevan una dieta muy estricta para compensar la ausencia de testosterona. Si ese es el problema, olvídate. Es casi imposible que tu cuerpo alcance esos niveles e hipertorfiar como un hombre.
Sin embargo, el entrenamiento de pesas te va a permitir mejorar la transformación de tu cuerpo, que la ropa te quede mucho mejor, vas a ganar en salud y a disparar el metabolismo. Es decir, vas a quemar mucha más grasa aunque estés en reposo si logras una masa muscular fuerte y definida. Sé sincera, ¿prefieres un brazo definido o un colgajo en el tríceps que se mueve cada vez que vas con tirantes? ¿Prefieres unas piernas lisas o llenas de celulitis? Recuerda, una de las frases de este año: STRONG IS NEW SEXY.
Así que no lo dudes. Si ya vas a un gimnasio pide consejo a tu instructor de sala que te ayudará en una rutina accesible a tu nivel y que te permitirá mejorar poco a poco. Además, debes mantener el trabajo cardiovascular para poder seguir mejorando y alcanzando niveles óptimos en tus resultados físicos y deportivos.
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