>

Blogs

Jesús Trelis

Historias con Delantal

Los demonios de Siberia

Estaba en El País de las Gastrosofías, metido en mis sueños y tomando una infusión de té verde, hinojo y tomillo, cuando llamaron de forma insistente a la  puerta. Me apresuré en abrir y, para mi sorpresa, allí me encontré con el mismísimo Gato con botas. “Vengo a traerle un mensaje urgente”, me explicó haciéndome una reverencia como si yo fuera uno del ‘Club de las Excelentísimas Altezas’. Le pregunté si le enviaba el Marqués de Carabás, como hubiese escrito Charles Perrault, pero me dijo que no. Venía, esto es lo que me descolocó, de parte del doctor Zhivago.

Yo estaba habituado a que, en este mundo de fantasías disparatadas, me pasaran cosas raras pero… ¿el gato con botas y el doctor Zhivago? Pensé que sería un efecto de la tisana y decidí seguir con el cuento. Hice pasar al archifamoso gato y escuché su mensaje. Me dijo que el espíritu de Yuri Zhivago le había enviado al País de las Gastrosofías en busca de una pócima que le permitiera frenar el devastador ataque de los Demonios de Siberia que, bajo la forma de los vientos más gélidos jamás conocidos, habían roto todas las fronteras y azotado a la vieja Europa. “La situación es crítica”, me confesó el felino con gesto melodramático.

AFP Photo/Johannes Eisele

 

Encendí rápido la ‘Telemundo’, eso que en la Tierra llamamos televisión, y descubrí que el frío se había cobrado ya la vida de unas trescientas personas en todo el continente. Y contemplé cómo la nieve había cubierto Roma, Venecia, la Torre Eiffel, el Big Ben… y el hielo conquistaba playas, lagos, fuentes… Me acordé en ese instante de esos amigos castigados por la ignorancia humana con los que me encuentro cada noche cuando activamos los sueños. Esos que viven con el alma helada por la ignorancia humana y que mueren bajo un puente con el frío como dama de compañía.

Comprendí entonces que necesitaba la fórmula mágica cuanto antes. “¡Adelante con la alquimia!”, exclamé al gato con botas. Llamé al gran consejo de los sabios y, pronto, en nombre de todos ellos, Mamma Mammísima me dio la solución: “Lentejas, unas buenas lentejas son el mejor remedio para espantar a los demonios del hielo”.

Busqué en el Gran Libro de Todas las Recetas del Mundo Mundial y  fui descubriendo las opciones más diversas. Desde Lentejas con sepia a Lentejas a la marinera. Encontré hasta Lentejas sin lentejas con mantequilla de sésamo. Sí, uno de los inventos del gran Ferran Adrià, quien también me propuso tomar legumbres con Foie-gras

Pero para espantar a los vientos polares, pensé que la mejor opción es la más tradicional: Lentejas de mi abuela. (Ya sabes que no soy un experto, sino un apasionado de la cocina). Y esta fue la fórmula mágica que le di al gato con botas para que se la hiciera llegar a Yuri Zhivago. Y con ella se marchó. Y me dicen que la ola de frío empezó a remitir. Aunque bajo los puentes de la gran ciudad, la muerte seguía escupiendo su frío aliento sobre los rostros de los soldados del gran ejército de hombres olvidados.

Los ingredientes. EL DELANTAL

 

Lentejas de la abuela

 

Ingredientes: Lentejas (en remojo desde el día anterior), patata, chorizo, tocino ahumado, jamón (o un hueso jamón, si se prefiere), un tomate, cebolla tierna, huevo hervido, sal, pimentón dulce, aceite y ‘la picada’.

Ingredientes para ‘la picada’: frutos secos (almendras , avellanas… utilizo hasta anacardos), pan, un diente de ajo, sal y la yema de huevo hervido. Todo frito y luego pasado por el mortero.

 

Sofreír a fuego lento la cebolla rallada, el chorizo a trozos y el tocino. Se incorpora un tomate entero, las lentejas y el jamón y damos a todos los ingredientes unas vueltas. Se añade una cucharada de pimentón rojo y damos unas vueltas más. Se añade agua y se deja hervir a fuego lento durante horas. Con mucha tranquilidad. Luego troceamos la clara del huevo hervido y la añadimos; se saca el tomate, que escurrimos sobre un colador, para que suelte toda su pulpa en el guiso, y unos treinta o cuarenta minutos antes de comer se pone la picada y las patatas. Y paciencia. Que los sabores se mezclen con muuucha paciencia. Y adiós a los demonios del frío.

El plato final. EL DELANTAL

 

Y de postre…

 ¿Qué tal un helado de plátano con caramelo y tortitas de anís? Eso es lo por lo que opté yo. Para rematar…

El postre con helado de plátano. ELDELANTAL

Y ya sabes que puedes hacerme llegar tus consejos y recetas a jtrelis@lasprovincias.es o a través de mi twitter @JesusTrelis.

En él estarás puntualmente informado de todo lo que se cuece en ‘Historias con delantal’

 

Cuentos con patatas, recetas al tutún y otras gastrosofías

Sobre el autor

Soy un contador de historias. Un cocinero de palabras que vengo a cocer pasiones, aliñar emociones y desvelarte los secretos de los magos de nuestra cocina. Bajo la piel del superagente Cooking, un espía atolondrado y afincado en el País de las Gastrosofías, te invito a subirte a este delantal para sobrevolar fábulas culinarias y descubrir que la esencia de los días se esconde en la sal de la vida.


febrero 2012
MTWTFSS
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
272829