Recibí la llamada, contesté y me descolocó. “Debo decirle que sigo estupefacto con sus Historias con delantal; no salgo de mi asombro”, me dijo. Yo pensé que todo seguido diría lo fantástico que era el blog pero… “La verdad es que no acabo de entender cómo para dar una receta se tira esos rollazos; usted sabrá lo que se hace amigo…”, me espetó en un tono claramente arrogante. “¡Bueno, ¿qué?!”, le interrumpí haciéndole ver que para desprestigiar mi trabajo no hacía falta que me molestara. Pero cuando me disponía a colgarle, me avasalló con una propuesta: “Le propongo hacer una película… Algo así como James Bond pero desde otra vertiente… ya me entiende… usted escribe historietas en las que siempre está de misión por aquí y por allí; entre radares-croqueta, bodegas-portátiles, canutoscopios… Sería un buen agente Bluff, Cooking Bluff…”.
Me desconcertó, la verdad. No entendía nada. “En unas horas le vuelvo a llamar, tengo ahora por la otra línea a Halle. Halle Berry”. Y me colgó sin dejarme preguntarle nada. “¿Bluff, Cooking Bluff? ¿qué querrá decir con eso?”, pensé. Aunque lo que realmente me atrapó es aquello de “tengo en la otra línea a Halle, Halle Berry”. Y con mi sagacidad habitual deduje que le iba a proponer un papel en mi película. “Halle ya fue chica Bond…”, mascullé. “¿Por qué no chica Bluff?”. Y la imaginación se me fue desbordando, y me vi con ella en el mar… Ella a lo Ursula Andress; yo a lo Daniel Craig. (Bueno, bueno… ya sé que me he pasado, y de mucho pero…)
Lo primero que haría es demostrarle a Halle mis habilidades. Esas por las que me han elegido como superagente en El País de las Gastrosofías. Y haciéndole una demostración de mi destreza me adentraría en el océano e iría a la caza de deliciosos erizos, percebes, gambas… Tras una mañana de ensueño le citaría en mi mansión para ofrecerle un menú espectacular. Un menú que sirviera para abrir las puertas a un mar de aventuras… De todo tipo de aventuras.
“Querida Halle, ¿unos langostinos de Madagascar para empezar?”, le susurraría. “¿Refrito de salmonetes con setas? ¿Atún con panceta? ¿Fideos con vieiras, querida Halle? Querida Halle, querida Halle, querida Halle… ” Repetí y repetí su nombre tantas veces que quedé totalmente emparrado. Tanto que no escuchaba el teléfono que no paraba de sonar. “¿Dime, dime Halle?”, contesté de forma impulsiva. “Pero, ¿qué Halle? Soy Jonny McQueen, de los McQueen de toda la vida… Le llamé antes para proponerle participar en una película, en una parodia de James Bond. Ya sabe, como el Chiquito este de la Calzada… Sus historias me parecen tan… tan…. vaya que da el perfil… y como además de cocina no tiene ni idea, puede ser doblemente divertido… Ya lo veo”.
No sólo colgué el teléfono, sino que en un arrebato de histeria -todos los tenemos- le dí un fuerte patadón al cubo de la basura, del que todavía no me he recuperado. Me hirió tanto el ánimo que por unos instantes pensé en dejarlo todo, abandonar El País de las Gastrosofías y volver a la Tierra de los hombres grises. Pero fue en ese momento cuando llamaron a la puerta de mi casa y me llevé el gran sorpresón del día. “Hello Cooking”, me dijo Halle Berrycon una voz muy suave . “¿Teniamos Fideuà, verdad?” , me dijo. Y sí, tuvimos de todo. Y bebimos cava hasta el amanecer. O al menos eso creo yo… Ya sabes que a veces se me va la cabeza. Cosas de practicar tanto el cooking.
FIDEOS HALLE BERRY
Le llamo fideos, porque utilizo el fideo grueso de toda la vida. Los del número 4. No sé por qué, pero me gusta así… Dicho esto, no es ni fideuà ni arrosejat… Es eso: Fideos Halle Berry.
Ingredientes: Fideos número 4, carne de vieiras, sepia, alcachofa, cebolla, picada de tomate, ajo y perejil, azafrán, aceite y sal. Y un potente fondo de pescado.
Elaboración: En una paella con aceite freímos a fuego muy fuerte las vieiras apenas unos segundos y las retiramos. Después añadimos la sepia troceada, la alcachofa, la cebolla y la picada de tomate. Por ese orden, a medida que se vayan haciendo los ingredientes, en este caso a fuego muy lento. Ponemos los fideos y les damos unas vueltas sobre la sartén y por último, el caldo. Algo menos del doble. A fuego muy fuerte, lanzamos el azafrán y probamos de sal, y rematamos la jugada en el horno. Y a servir. Si te sale buena, a mi a veces sí, está de cine.
Del resto de platos no te doy las recetas porque son muy evidentes. La combinación del atún con la panceta crujiente y el sésamo me fascina. Y bueno, lo perfecto es un buen cava para refrescar la comida.
Y ya sabes que me encuentras en twitter, @JesusTrelis o en jtrelis@lasprovincias.es