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Jesús Trelis

Historias con Delantal

ATRAPADOS EN EL DONUT

Anochecía en el País de las Gastrosofías cuando, la paloma mensajera llegó a la ventana de mi casa claramente agotada. “Estoy harta de repartir invitaciones”, me dijo al tiempo que soltaba de su pico un gran sobre de papel. “¡Los Donuts cumplen cincuenta años!”, exclamé al descubrir que me invitaban a emprender un viaje a la memoria y recordar ese medio siglo de historia de esos bollitos con forma redondeada que, desde siempre, han estado presentes en mi vida. Algo atontolinado, como en las garras de la diosa de la Nostalgia, abrí el sobre y me encontré esto:

Muy emocionado, como si fuera más fan de los donuts que el mismísimo Hommer Simpson, acudí a casa de don Cerebrín, antiguo jefe de sala del Hotel Gargantúa, en el que desde tiempos remotos se celebran los grandes festines de El País de las Gastrosofías. Don Cerebrín es como un libro abierto, capaz de relatarte cualquier pormenor gastronómico de cualquier asunto. Y a él fui a preguntarle por los donuts.

Doughnut, querido amigo, ese es su nombre original”, me matizó. Y entonces, mientras nos comíamos unos cuantos de ellos,  empezó a decirme que se trataba de una especie de bollo, pan dulce, que procede de la época medieval y que llegó a Nueva Ámsterdam, la actual Nueva York, en el siglo XVI. “Dicen que en 1847, un marinero llamado Hanson Gregory, hizo el famoso agujero con la tapa de un pimentero de un barco, para conseguir que se friera bien la masa, y desde entonces se popularizó el término de doughnut”, me contó. Yo le dije que parecía la Wikipedia y don Cerebrín sonrojándose se apresuró en apagar el ordenador que tenía ante él y esbozar una sonrisa comprometida. Luego se puso hablar de los donuts que yo ya conocía, y de sus fantásticas campañas de publicidad, que han conseguido que un donut sea como un tatuaje en la memoria que no podemos borrar. “Anda, la cartera”.

Le pedí la receta y sí, me dio una. Pero debo confesar que todavía no me he atrevido a ponerla en práctica. Me quedo con los que venden, aunque con mi edad y mis achaques ya no me sientan tan bien. Al menos no tanto como cuando era pequeño. En fin, que seré un glotón, pero no soy como Hommer. Aunque, ‘mosquis’, quien se resiste a un donut.

 

 

Está claro, si el Mundo fuera un DONUT, ¡nos lo comíamos!

RECETA
Aquí tienes una de las múltiples recetas que he encontrado, aunque yo no la he hecho, te insisto.

Ingredientes: 3 tazas de harina, 2 huevos , 1 cucharada de leche en polvo, 2 cucharadas de margarina, 1/2 taza de azúcar, 1 pan de levadura fresca, 1 taza de agua y aceite suave para freír.

Elaboración: Se mezcla la harina, el azúcar, la leche en polvo y una pizca de sal. Luego se agrega la levadura desmigada, la margarina, los huevos y se va trabajando con agua. Se moldea con la mano en forma circular y se hace con un corta pastas el hoyo en medio. Después se fríe y se pueden bañar con chocolate derretido o glacé.

Y poco más, ya ves, hoy tocaba algo de nostalgia, porque los Donuts, esos que conocemos de siempre, los de Panrico, cumplen el próximo 12 de marzo su medio siglo y aunque sea algo promocional, que ya sabes no es lo mío, lo cierto es que me apetecía hacerle un hueco en Historias con Delantal, un lugar donde todo es posible si te va lo del buen comer.

jtrelis@lasprovincias o en twitter: @JesusTrelis

 

Cuentos con patatas, recetas al tutún y otras gastrosofías

Sobre el autor

Soy un contador de historias. Un cocinero de palabras que vengo a cocer pasiones, aliñar emociones y desvelarte los secretos de los magos de nuestra cocina. Bajo la piel del superagente Cooking, un espía atolondrado y afincado en el País de las Gastrosofías, te invito a subirte a este delantal para sobrevolar fábulas culinarias y descubrir que la esencia de los días se esconde en la sal de la vida.


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