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Jesús Trelis

Historias con Delantal

BAJO EL FUEGO DEL TANGO

Atención amigos que aquí os va mi última película. ¿Qué tal el trailer para abrir boca?

Mi amiga Viviana llegaba a mi casa en las Gastrosofías en vuelo directo desde Buenos Aires. Tenía muchas ganas de verla, la verdad, pero sabía que ella andaba preocupada. “Vaya encuentro vamos a tener tantos años después… precisamente cuando nuestros países andan a la greña”, me dijo con esa voz familiar que parece hecha con dulce de leche y extraída de un tango. Le dije que no fuera tremendista, que viajara tranquila, que tenía muchísimas ganas de verla y que, aunque parecía que estábamos al borde de una guerrilla de las Malvinas en versión Repsol, la cosa no era ni mucho menos para tanto. “Es como el Tango, un poco teatral, intenso, dramático… pero al final, una historia de amor”, le contesté.

La cuestion es que he vivido las horas previas a su llegada con intensidad. Tanto que no me quito de la cabeza aquellos intensos días que vivimos en Buenos Aires al son de Piazzola. Lo mejor es que lo conozcas tú también. A Piazzola y a su música. Aquí tienes una versión de Libertango para que te acompañe en esta historia con delantal:

Tenía ganas de reencontrarme con esa joven cocinera que conocí por casualidad a las puertas del Café Tortoni en un viaje de esos en los que viajo como espía indiscreto del País de las Gastrosofías para conocer gustos y disgustos culinarios de toda la galaxia. Allí, en el Tortoni, acabé sentado con ella en una mesa,  hablando de cocina y mucho más.

Había contactado con Viviana porque mis amigos gauchos de Córdoba, que cocinan el asado como toca, me soplaron que ella hacía la mejor masa para las pizzas argentinas de todo Buenos Aires, con permiso del restaurante  Las Cuartetas. “¡Sí pizzas, mejores que las italianas!”, me insistían.

Y tenían razón. Fue una velada espectacular que acabamos en su restaurante italiano. Una tratoría perdida por el  microcentro porteño. Allí se nos hizo de día, cocinando mientras escuchábamos tangos.  Risas, bailes, debates y quizá algo más. Bueno sí, mucho más. Porque mientras jugábamos con las masas y los sorbos de malbec presenciamos cómo la mozzarella acabó bailando con el salmón al son del acordeón. Ella, transformada en una hermosa doncella, pálida y delicada. Y él, el salmón, en un moderno príncipe de facciones perfectas y frialdad serena. Uno hecho para el otro. Tanto que, los dos hechizados por la magia del tango, consumaron su amor bajo el discreto velo de las velas que temblaban en la tratoría argentina. Salmón y mozzarrella enamorados bajo el manto fino de la pasta brick.

Tango. FOTO JESÚS TRELIS

Eso vimos, o eso creímos ver. O eso me iamgine cuando me puse a hacer estos paquetitos de salmón y mozzarella una tarde fría de primavera. Los montaba y me imaginaba toda esta película. La película del tango más sensual. La historia de Viviana, que quiza nunca existió, y los recuerdos, esos sí que veridicos e imborrables, de mis paseos por Buenos Aires y mi siempre querida Argentina. A pesar de Kirchner.

Más que tango. FOTO J. TRELIS

Más que tango (2). FOTO J. TRELIS

TANGO DE SALMÓN Y MOZZARELLA

Ingredientes: pasta brick, salmón ahumado, mozzarella, orégano, ensalada de brotes verdes, tomates cherry, módena.

Los ingredientes. J.T.

Elaboración: En un lámina de pasta brick colocamos una capa de queso mozzarrella, otra capa de salmón laminado, otra de queso y sazonamos con orégano. Cerramos en forma de sobre y lo colocamos en el horno hasta que quede crujiente. Se acompaña con ensalada de brotes y tomates cherry aliñados con módena. Yo utilicé uno con gusto a higo, aunque eso, en verdad, es una pijada.

El plato. J. T.

Bueno, y para acabar ya sabes dónde estoy. En twitter @JesusTrelis o en jtrelis@lasprovincias.es

Cuentos con patatas, recetas al tutún y otras gastrosofías

Sobre el autor

Soy un contador de historias. Un cocinero de palabras que vengo a cocer pasiones, aliñar emociones y desvelarte los secretos de los magos de nuestra cocina. Bajo la piel del superagente Cooking, un espía atolondrado y afincado en el País de las Gastrosofías, te invito a subirte a este delantal para sobrevolar fábulas culinarias y descubrir que la esencia de los días se esconde en la sal de la vida.


abril 2012
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