Esta es nuestra Historia con Delantal de hoy. Para empezar, de aperitivo, la presentación
Estaba en mi casa del planeta Tierra, acabado de levantar y tomándome con total tranquilidad mi café doble de las mañanas. Fue en ese instante cuando escuché un fuerte golpe en la ventana de la cocina. “Pero criatura, ¿qué te ha pasado?”, le pregunté a la paloma mensajera que llegaba desde ‘El país de las Gastrosofías’ hasta mi casa para traerme un mensaje. “Cosas de las prisas”, me aseguró intentando reponerse de un castañazo sin precedentes. Como pudo, activó su pico: “Con total urgencia tiene que descubrir la receta secreta de la caldereta del Rey”. Intenté pedirle explicaciones, porque no entendía nada. Que me contara algo más sobre esta nueva misión, pero… “No puedo decirle nada más, quizá estén espiándonos. Usted descubra la receta secreta de la caldereta del Rey y comuníquelo al Poli-Buró Cooking”.
El animalejo me dejó una carta, que supuestamente contenía las instrucciones a seguir y, con las alas destrozadas, la paloma mensajera alzó el vuelo y desapareció. Poco después sonó el teléfono de las alertas y, a través de él, una voz de ultratumba: “¿Tiene ya la receta de la caldereta del Rey?”.
Contesté titubeando que no tenía todavía ni idea y pregunté ¿de qué Rey se trataba? Me colgaron y, en ese mismo instante, vi cómo el sobre con las instrucciones se autocombustionaba. A zarpazos logré apagarlo pero sólo conseguí rescatar una dirección, que me llevaba hasta una vieja taberna abandonada. Sin pensarlo, atravesando calles casi desérticas, llegué hasta aquel misterioso lugar.
Como pude, dando patadones a aquella puerta, logré colarme en aquel lugar. Estaba todo oscuro, tremendamente oscuro, aunque pronto recibí un fuerte golpe en la cabeza de un enorme grandullón que salió como de la pared de aquella bodega. Entonces, en mitad de la oscuridad vi las estrellas.
Todo empezó a moverse como si estuviera en un gran barco. A bordo de él, empecé a navegar por no se qué mares. Y así pasé días, en un buque, rodeado de misteriosos piratas y de extraños fantasmas. Varios días en mitad de un mar de nieblas que parecía ir a ningún lugar… Al menos hasta que, de pronto, aparecieron un grupo de sirenas, me cogieron por el pescuezo y me metieron en el mar. A estirones me sumergieron más y más, y más… hasta que, finalmente, en el interior de una enorme caracola me encontré con él. “Le esperaba”, me dijo Neptuno, rey de los Mares. Perplejo, le dije que no tenía el gusto.
Él lanzó unas carcajadas burbujeantes y una legión de cigalas de grandes dimensiones aplaudieron sus gracias con las tenazas amenazantes. Parecía que me había colado en ‘La Sirenita’ disfrazado de Bob Esponja.
“¿Quiere la receta secreta de la caldereta del Rey?”, me preguntó. Y moviendo la cabeza, respirando como un pez, pero sin abrir la boca por miedo a ahogarme, le hice ver que sí. Fue entonces cuando, señalándome con su tridente, lanzó sobre mí un enfurecido remolino de agua que me escupió desde el interior del océano. Salí disparado por el cielo hasta caer en tierra firme, en mitad de la noche. Intenté levantarme como pude, con apenas ropa y el cuerpo amoratado. A ciegas llegué hasta un resquicio de luz. Era una puerta, la abrí y me encontré saliento de nuevo de aquella vieja bodega a donde me habían enviado. Observé mi cuerpo y sobre él descubrí tatuada una ristra de ingredientes, medidas…. “Por Neptuno, ¡si es la caldereta del Rey!”, exclamé.
Corrí a casa, descifré paso a paso lo que me habían escrito en el cuerpo y, una vez transcrita, llamé de urgencia al Poli-Buró Cooking. “¡Ya tengo al receta secreta de la caldereta del Rey!”, exclamé. Me dieron las gracias, pero añadieron con cierto rintintín. “Muy buen superagente Cooking, pero su majestad ya no tiene hambre”. Y flipando por todo lo que me había pasado, me puse a cocinar para relajarme una deliciosa caldereta con la firma de Neptuno. A los de chef de mar. Bueno, mis disculpas, soñando con visitar algun dia al Chef de Mar, que solo el nombre elegido por Angel Leon ya tiene un mar de magia.
LA CALDERETA SECRETA DEL REY
Para el fondo de pescado: cabeza de rape, cabezas de cigalas, mejillones, tomate, cebolla, carlota, pulpa de ñora, laurel, aceite y sal. Para la caldereta: fondo de pescado, rape, gamba roja pelada, las colas de las cigalas, patata gallega, pimentón dulce y sal.
Elaboración: Se realiza el fondo de pescado primero sofriendo el tomate entero, y las cebollas en cuartos y la zanahoria. Añadimos el pescado y le damos unas vueltas. Se añade el agua, la hoja de laurel y una cucharada de pulpa de ñora y se deja al fuego hasta que esté listo. Unos treinta y cinco o cuarenta minutos. Depende. Después se reserva el fondo de pescado y se empieza a elaborar la caldereta propiamente dicha. Se sofríe sobre una fuente de hierro fundido (o cualquier otro utensilio que podamos poner en el horno) los trozos de rape pasados por harina, para que sellen. Y se reserva. Hacemos lo mismo con las colas de las cigalas. Añadimos el caldo, después las colas de gambas y las patatas, el pimentón rojo y rectificamos de sal. Incorporamos al final el rape que hemos reservado y lo dejamos al horno a fuego lento hasta que veamos que la patata esté al punto. Por supuesto, se sirve bien caliente.
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