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Jesús Trelis

Historias con Delantal

EL BANQUETE DE LAS PALABRAS

                                  

 El Banquete de las Palabras!

Todo fue muy Ducasse, todo fue muy Drexler

 
 
Recordando lo vivido me vino a la cabeza, Poema Gourmand
/  Alain Ducasse
“Para… Comer Saborear Almorzar Deleitarse, Limpiar Cocer a fuego lento Vestir…

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Una mesa, un plato, un foco sobre ella. Una máquina de escribir. Una Olivetti que juega con el silencio. Palabras que vuelan y se transforman y se convierten en odas a una cebolla, en cánticos al jamón, en versos por un congrio, en uvas, granadas, dátiles… en manos de Miguel Hernández. “Uvas, granadas, dátiles/ doradas, rojas, rojos/ hierbabuena del alma/ azafrán de los poros”.

Una trompeta, un piano, una voz que canta, que recita, un soneto, una rima, un sorbo intenso y largo, un cava que refresca la noche en la que la cena se hace banquete. El Banquete de las Palabras. Un congrio, una cebolla, un bacalao con trufa. Un poema detrás de otro. Alguien que recita, alguien que te sirve, alguien que vitorea el ensueño. Una royal… real!!!

Una mesa, un plato, un pincel que se desliza por la porcelana. Una flor, un color, una chispa, humo, redes, hierros, espumas, cristales, luces… Tinta que dibuja almas culinarias para que el comensal viaje entre cucharadas…

entre cucharadas

            entre cucharadas


Un jardín, un planeta, una provocación hecha gastro, un poema metido en un plato, el mar inyectado, un velo que casi vuela. El arte que ha conquistado la sala, la cocina, las manos, los ojos admirados. Y después, el bocado. El arte cocinado.



Convertí a mister Cooking en un niño. Di una mano a Los Versonautas. La otra a los chicos/señores/amigos de La Sucursal. Allí por el IVAM. Me quedé suspendido en el aire. “Balancearme como a un pequeño”, les pedí. Ellos con fuerza me movieron de un lado a otro, como si se tratara de un balancín. Cogimos impulso… Uno, dos, tres y…. volé. Hierbabuena, verde, salazón, melón… Las palabras llenaron mi universo. “Bienvenido al banquete de las palabras”, me susurró una entrañable señora que parecía un hada a un teclado atada. Hada sin alas.

Roqui Albero (trompetista, artista, emoticono con cara de felicidad) rompió el hielo. “Vamos allá”, me pareció escuchar que le decía a su pareja/dúo/querida Ana Sanahuja (con quien hacen posible este invento emocional). Y entonces, llegó el alma de Rubén…

“Ama tu ritmo y ritma tus canciones/
bajo su ley, así como tus versos;
eres un universo de universos/
y tu alma una fuente de canciones”
 

Ellos cantaban, él cortaba el pan, yo bebía cava… alguien en la retaguardia me espiaba. El espía espiado. Volaban las palabras y olía a berenjena asada. A pimento. A brasa….

 

Olía a berenjena asada… a brasas

Los versos de Rubén Darío brillaron en aquella constelación culinaria. Me encantaron aquellos que decían… “La celeste unidad que presupones/ hará brotar en ti mundos diversos…”. Me gustaron  porque en efecto, de la mano de esta pareja que cautiva y acaba enamorándote iba a invitarte a un viaje que, en verdad, era un maravilloso banquete de palabras, música, sensaciones, recuerdos, versos, reversos, caricias y besos…

 

Y platos. También de platos repletos de historias. Estos de la mano, de la otra parte del banquete. La Sucursal, ya viejo conocido y muy querido por este peculiar superagente. “Esta experiencia es muy Cooking“, me advirtió el capitán de este tinglado, Javier de Andrés cuando todo empezó a fluir sobre aquella nave de sueños en la que se había convertido su restaurante. Porque en el fondo eso es el Banquete de las Palabras, una nave repleta de versos y aromas, de palabras y guisos, de vinos y rimas en la que se dispara el placer infinito de la Gastrosofía.

Y recordando lo vivido volvió a mi el poema Gourman.
/  Alain Ducasse
 “Sin olvidar… Salar Perfumar Pimentar Sazonar Aromatizar Vinagrear Especiar Aceitar Acomodar Realzar…”
 

Sonaron versos de Estellés y Rusiñol, de Nicolás Guillem y Alberti (y entre ellos dos jamones); hubo un sueño de León Felipe y una oda a la Cebolla que sólo podía ser de un gran Neruda. “Cebolla,/ luminoso redoma,/ pétalo a pétalo/ se formó tu hermosura…”

Cebolla
clara como un planeta…
 
Jamón, jamón… 

Y volaron platos que sabían a gloria poética: berenjenas, pimetó torrat, allioli; unos huevos con jamón a su manera; un caldillo de congrio… un maravilloso bacalao con trufa que fue como un viaje celestial por aquel universo de palabras. Trompetas, piano, notas más altas y más bajas...

Un caldillo de congrio

Un bacalao con trufa

Y en medio de todo ello, bajo una luz acogedora, un maestro silencioso, discreto, de esos que se ha ganado admiración y cariño de todos y a todas horas. En medio de todo ello, con un cuchillo entre las manos, cortaba con su impronta panes y más panes, el hornero que hizo del pan un arte y del arte palabras y de las palabras mensajes… Jesús Machi, el rey del buen pan, ese que nos enseñó a volver a amar la corteza que nos hace crujir la vida. La corteza, la corteza… la corteza nos protege del frío que amenaza más alla de la mesa.

Me visitó una royal  que en la boca se dehacía, se perdía… como las palabras que acaban cayendo entre las manos si el placer del paladar te deja mudo, en silencio, al margen de la conversación. Me visitaron los recuerdos y vi en el universo del buen comer que el arte es el aliado más fiel. Y supe entonces, mientras el bueno de Roqui recitaba y Ana se apasionaba, que cuando un plato, un guiso, un pan artesano convertido en busto, en escultura, en verso o pareado… cuando eso pasa, es cuando realmente habrás superado la barrera que te impedía ver que la comida es mucho más que un mero puente para la subsistencia. La comida, la mesa, su arte, sus palabras pueden ser… la Felicidad Eterna.

Volé por aquel universo como un niño, hasta que la Luna encendió su luz en mitad de la noche y desperté…  😀

Ahora solo falta… Cubrir Disponer Convidar Acoger Recibir Instalar Colocar Sentarse a la mesa Servir Compartir”
De nuevo, el poema Gourman….
/  Alain Ducasse

Y el Banquete de las Palabras se esfumó de mi cabeza, para dormir en

el lecho de los recuerdos.

Todo fue muy Ducasse. Todo fue muy Drexler.


EL BANQUETE DE LAS PALABRAS es un espectáculo en el que música, poesía y comida se unen para desatar las emociones. En la cocina, La Sucursal, con Javier Andrés al frente de todo. En la parte artística, un dúo que se entrega: Versonautas. Roqui Alberto (músico entre otros de Jorge Drexler) y Ana Sanahuja. En el diseño, Carmen Baselga. Y claro, haciendo del pan poesía, Jesús Machi. Llevan dos ediciones. Una experiencia para degustar. Para entender que la gastronomía y la poesía juntas puedes ser mucho más. Salut!!

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Y el domingo 1 de marzo… en Historias Con de Delantal
LAS PROVINCIAS PAPEL
 
La trepidante historia de un jurado novato  😳 en el certamen de la gamba de Dénia

EL IMPERIO DE LA GAMBA ROJA

seguiremos investigando 😈

 

Cuentos con patatas, recetas al tutún y otras gastrosofías

Sobre el autor

Soy un contador de historias. Un cocinero de palabras que vengo a cocer pasiones, aliñar emociones y desvelarte los secretos de los magos de nuestra cocina. Bajo la piel del superagente Cooking, un espía atolondrado y afincado en el País de las Gastrosofías, te invito a subirte a este delantal para sobrevolar fábulas culinarias y descubrir que la esencia de los días se esconde en la sal de la vida.


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