Con el papel de superagente Cooking ya muy asumido, me fui a ver la última de superhérores: Los Vengadores. Mi objetivo era intentar impregnarme del espíritu invencible de los personajes de Marvel para poder afrontar mis desdichadas investigaciones gastronómicas con más éxito, pero lo cierto es que acabé la película agotado, especialmente por las malditas gafas 3D que debo confesar que odio. Todo fue trepidante, como el trailer… vaya.
Te comentaba que salí extenuado del cine por las gafas 3D y por ver cómo los fantásticos colegas de la Marvel, convertidos en personajes de carne y hueso, no paraban de arrear a unos y otros enviados de los malignos durante toda la película. “¿Qué no come esta gente?”, me preguntaba entre bofeton y bofetón. Y con esa duda permanecí escena tras escena hasta que, por fin, cuando al película encaró su tramo final, Iron Man –ese superhéroe que esconde en su interior un playboy cincuentón llamado Anthony Edward- les animaba a todos a ir a un ‘shawarma’ que acababan de abrir en la Gran Manzana.
“¿Un shawarma?”, me repetí varias veces. “¿Dónde narices se va esta tropa a jalar algo?”. Puse en marcha mi gastrobuscador para rastrear qué era eso de shawarma (que yo escribía de mil maneras, menos como tocaba). Y por empezar por algún sitio, opté por estudiar el pasado de los poderosos personajes para intentar descubrir sus gustos gastronómicos. “¿Qué comen los superhéroes?”, me preguntaba. Para no mentir, no tuve excesivo éxito.
Por ejemplo, de Steve Rogers -ese joven enclenque que quiso ser soldado y acabó convirtiéndose en el archifamoso Capitán América– sólo logré saber que llegó a consumir el Suero del Super Soldado, que es el que le ha dotado de unos músculos privilegiados. Nada más. Y eso que pensaba, influenciado por el entrañable Popeye, que al menos comería espinacas. Muchas espinacas. Pero ni rastro de ellas en su biografía….
Lo mismo ocurre con el gran Thor. El mayor guerrero de Asgard se pasa la película dando de lo lindo con su martillo Mjolnir, pero no para ni un instante a tomarse algo. Unas tapas, por ejemplo. Puesto a imaginar, yo veo que debe devorar ciervos asados tras sus batallas, que beberá barriles de cerveza como quien se toma unos chatos de vino y que debe ser gran comedor de sushi, pero de salmones enteros (por eso de su origen noruego). Insisto, eso imagino. Lo mismo que podría hacer con el increíble Hulk, aunque en este caso, con lo angustiado que aparece en la película el doctor Banner, creo que su inmenso cuerpo verde pasa de comer.
El único al que le debe ir eso de comer bien es al playboy multimillonario de Long Island, que se pone su supercoraza y se convierte en Iron Man. Ese sí que sabe, de hecho es el único que aparece en la película tomando una copa y es quien acaba invitando a todos a ir a comer shawarma. Algo que no llegué a descubrir qué era, pese a mis dotes de superagente, hasta que un día tropecé en LAS PROVINCIAS con una crónica de nuestro colega Oskar Belategui. Fue así como supe que hablábamos del kebab. Y que en la versión americana aparecen Los Vengadores, tras los créditos finales, comiendo grandes raciones de esta carne especiada de origen oriental ¡Sólo en la versión USA! Y sí, me quedé tranquilo. Los superhéroes comen al menos shawarma.
En fin, a Iron Man, perdón a Tony Stark, le hubiese propuesto venir a celebrar el fin de fiesta a mi casa en las Gastrosofías. Y allí les hubiese preparado una espectacular hamburguesa de pularda con boletus erynggi, tomates asados y brotes de cebolla. Bueno, una burguer o dos… que cuando se les despierta el hambre deben arrasar con todo. Eso es lo que yo hubiese hecho pero, pese a ser el mismísimo superagente Cooking, no me hicieron ni caso. Será que con las gafas 3D no me reconocieron.
Así que, mira tú por donde, la hamburguesa te la cocino para ti.
HAMBURGUESA DE PULARDA CON BOLETUS Y TOMATE ASADO
Ingredientes: Hamburguesas de pularda (las puedes encontrar en carnicerías especializadas, por ejemplo en el Mercado Central de Valencia, tomate valenciano maduro, ajos, perejil, brotes de cebolla, boletus erynggi, queso parmesano, mahonesa, mostaza a la antigua y pataquetas pequeñas.
Elaboración: Los tomates maduros los asamos en el horno a fuego lento con ajos troceados por encima y el perejil, todo bañado en aceite. Sobre una plancha bien caliente cocinamos los boletus laminados y hacemos lo mismo con las hamburguesas. Ligamos una salsa mahonesa con una porción de mostaza a la antigua (al gusto) y montamos el plato. Primero se unta una de las caras de media pataqueta con la salsa, se pone el tomate asado, la hamburguesa, los boletus, queso parmesao y unos pocos brotes de cebolla. Y listo, superhéroe.
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