La verdad es que las esperaba de un momento a otro, pero me pillaron desprevenido. Ya sabes, organizando el estreno de este blog y pensándome cómo esconderme cuando me lancen los cuchillos (jamoneros) los que saben de esto.
La cuestión es que llegaron en tropel. Una fresa, la más grandota de todas, se había autoproclamado portavoz de la ‘troupe’. “Reivindicamos nuestro momento”, me espetó. Yo pensé que era pronto todavía pero… Tras ella llegaron una docena de fresas más. Una de ellas, chica pero matona, se lanzó hasta mi cuello y me besó en los labios dejándome un profundo sabor a sirope. “Soy la Kim Basinger de las fresas”, me susurró al tiempo que empezaba a bailar sobre mi hombro como si yo fuera Mickey Rourke y juntos nos dispusiéramos a rememorar la mítica escena de ‘Nueve Semanas y Media’.
Las risas del resto de frutillas me hicieron saltar los colores. “A trabajar”, les gruñí al tiempo que les pedía ideas. “Si queréis triunfar, decidme por dónde empezamos, ¿qué proponemos?”. La más glotona de ellas se lanzó directamente con la siempre deseada tarta de queso y fresas (de Carmen Bejarano). “Con su queso, la nata, nosotros por encima a trocitos…” Y me recomendó una espectacular. Aunque me pareció más interesante el flan de fresas (en Directo al paladar) que pidió que hiciéramos otra de las frutillas, algo más tímida pero muy acertada. “Es muy fácil. Mezclar leche y fresas por un lado, y el azúcar y los huevos por otro. Y luego todo junto. Al horno, al baño maría, y a disfrutar”. Estaba bien, pero me hacía falta algo más…
Entonces, Kim, la Kim Basinger de las fresas, apostó por explotar su parte más sensual. “Tenemos dentro de nosotras fuego, somos la llama de la pasión”. Y me lanzó un chorro de nata a presión en la cara. Entonces empezaron a proponer ideas excitantes, más atrevidas… Vinagre de módena, pimienta, escamas de sal… Me gustó. Era lo que necesitábamos. Acidez y dulzura, un toque de pimienta roja, un pizca minúscula de sal rosa, módena… Esa fue nuestra opción. Fresas con vinagre y pimienta y quenelle de helado de queso.Cuando acabamos la jornada, todas se marcharon. Sólo quedamos Kim y yo. Entonces ella me confesó al oído: “Nosotras alimentamos el flujo sanguíneo y al tiempo también la capacidad sexual y el deseo carnal”, me dijo. Y claro, al final me la comí.
Los ingredientes:
Y aquí tienes una idea de presentación…
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