La caracterización de Gary Olman para interpretar el papel de Winston Churchill en ‘El instante más oscuro‘ es realmente portentosa. La acción de la película se desarrolla durante los primeros quince días de la trayectoria del político británico como primer ministro de Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Pero tiene algún fundamento histórico?
[learn_more caption=”El instante más oscuro”] Título original: Darkest Hour. 2017. 125 min. País: Reino Unido. Dirección: Joe Wright. Guion: Anthony McCarten. Música: Dario Marianelli. Fotografía: Bruno Delbonnel. Reparto: Gary Oldman, Ben Mendelsohn, Kristin Scott Thomas, Lily James, Stephen Dillane. Coproducción Reino Unido-Estados Unidos; Working Title Films[/learn_more]
La película de Joe Wright centra la acción en las tres o cuatro semanas posteriores al nombramiento de Winston Churchill como primer ministro de Gran Bretaña en sustitución de Neville Chamberlain el 10 de mayo de 1940. En ese periodo la posición del premier británico todavía no era muy sólida dentro del gabinete y tuvo que hacer frente a la oposición en el seno de su propio partido.
Winston Churchill no era un político muy del gusto de su partido. Dejó el Partido Conservador y se pasó al Liberal, y aunque años más tarde volvió al redil conservador, sus idas y venidas no gustaron a sus correligionarios. Además, se pasó gran parte de los años 30 criticando la política de contemporización con Hitler mantenida en Gran Bretaña por los gabinetes conservadores.
También fue partidario de que Eduardo VIII no abdicara tras su matrimonio con Wallis Simpson en contra de la línea oficial de su partido. Además, le perseguían su posición como ministro en el desembarco en Gallipoli en la Primera Guerra Mundial, que terminó en un absoluto fracaso, o la vuelta al patrón oro, que agravó la crisis de 1929 en Gran Bretaña.
La película de Joe Wright presenta la llegada de Churchill a la presidencia del Gobierno británico como fruto de que el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Lord Halifax, rechazara el cargo. En realidad, había pocas opciones para el puesto, ya que muy pocos conservadores iban a ser aceptados por los laboristas para formar un gabinete de concentración nacional.
Además, la figura de Neville Chamberlain, el primer ministro conservador que había dimitido ante el nefasto curso de la guerra, estaba bastante desprestigiada en el seno del Partido Conservador. La película presenta a Chamberlain como un líder con enorme prestigio entre sus bancos y sostiene que de alguna forma Churchill no hubiera seguido al frente del Gobierno si no es por su apoyo. La realidad es mucho más complicada.
Habría que achacar a las necesidades de la narración el retrato que se hace del ministro de Asuntos Exteriores Lord Halifax. Quien salga de la sala pensando que Halifax era cobarde, le hará un flaco favor a la verdad pese a lo que pueda transmitir el trabajo de Joe Wright. No era más que un político que defendía la posición que en ese momento y ante las circunstancias históricas actuó de la forma más lógica posible.
La película es excesivamente larga y en algunos momentos se hace pesada. Destaca sin duda la magnífica interpretación de Gary Oldman en una caracterización asombrosa del primer ministro británico. Está secundado por unos buenos secundarios, aunque Oldman no les deja sitio para brillar.
La producción arrastra el barroquismo de la dirección de Joe Wright que recurre con demasiada ligereza a mover la cámara y a planos exagerados sin que lo necesite la narración. Las escenas bélicas intercaladas no hacen más que alargar la duración de la película sin aportar nada a la trama