Una de las preguntas que nunca podré olvidar es la que le hice en abril de 2004 al entonces portavoz del Consell, Alejandro Font de Mora, durante la tradicional rueda de prensa tras el pleno del Gobierno valenciano. A Font de Mora le tengo un especial cariño por esa amistosa relación de amor/odio que nos profesamos. Era abril de 2004. Allí, en el pequeño salón del Palau de la Generalitat, le interrogué: “Señor Font de Mora, ¿qué le parece que en el programa Tómbola dos colaboradores le midan el pene a uno de los invitados?”.
El portavoz del primer Consell de Francisco Camps frunció el ceño: “Como conseller de Presidencia estas situaciones me parecen lamentables” y como portavoz del Consell “me parecen todavía más lamentables”.
La declaración fue más allá del disgusto del Gobierno valenciano. Fue el principio del fin de Tómbola y de las orgías catódicas que se montaron en este caso Jesús Mariñas y Aurelio Manzano, dos periodistas de la prensa rosa que hoy siguen pululando por ahí chupando sangre y viviendo del cuento, y que en un ataque de lujuría le midieron el miembro a un tal Nico, un italiano recién salido de Gran Hermano.
Las palabras de Font de Mora fueron una muerte anunciada. Seis meses después, tras un intenso marcaje, el espacio que presentaba Ximo Rovira emitió su último programa: el 25 de noviembre de 2004. Fue el fin de una parte del modelo de televisión que instauró Eduardo Zaplana en Canal 9 con José Vicente Villaescusa en ese momento al mando del ente y Genoveva Reig como directora de ‘la tele’. Fue un punto más en el pulso entre zaplanistas y campistas que, en ese momento, dominaba el primero.
Para entender el modelo de despilfarro en la televisión pública valenciana hay que retrotaerse hasta la era de Tómbola, ese programa que se contagió como un virus en el resto de cadenas, que se lanzaron a la telebasura como espacio de entretenimiento basura para alienar a una audiencia que no entendía que los únicos que ganaban eran los chismosos, vagos y golfos que cada día se ponían a ambos lados del plató: entrevistadores y entrevistados.
¿Saben lo que costaba cada programa de Tómbola? En marzo de 2002, LAS PROVINCIAS desveló en exclusiva que Canal 9 pagaba 43.753 euros por programa más 54.091 euros de media para los artistas (invitados y periodistas). En el contrato civil al que tuvo acceso el periódico se recogía una cláusula de 1.502 euros si superaba el 25% de audiencia y de 3.005 euros si se iba por encima del 30%. El precio de la audiencia obligaba a provocar vergonzantes trifulcas y altercados barriobajeros como bien cuenta mi compañero Darrin (@Mikel_labastida, síganlo en twitter, no se arrepentirán) en este magnífico post: Los excesos de Tómbola en Canal 9.
Canal 9 pagó 103.000 euros (más de 16 millones de las antiguas pesetas) por cada programa de Tómbola emitido de octubre a diciembre de 1998. Ese año, los gastos externos de Tómbola eran de 1,2 millones de euros (más de 198 millones de pesetas) y los costes internos no llegaron a 50.000 euros en esa temporada.
El desglose de los 1,2 millones euros de la última temporada de 1998 fue el siguiente:
En el primer trimestre de 1999 esa cantidad se incrementó hasta superar los 108.000 euros (más de 18 millones de pesetas) por programa. La mayoría del dinero, para invitados y entrevistadores…
(Este post comencé a escribirlo el 15 de octubre de 2013 y esta por terminar… Mejor dejarlo así)