El Inquieto Roque y Vicente Prats & Star Trip dan forma a dos efectivas maneras de entender el pop más brillante y cristalino
Roque Esteban es un viejo conocido de la escena valenciana. Durante los 90 del siglo pasado, con Los Relevos, demostró su pasión por el beat y las melodías más resultonas. Años después, retornó con El Inquieto Roque, una banda que mima con mucha efectividad las armonías vocales y la combinación de acordes luminosos. Su último trabajo, 3D (Rock Indiana, 2014), es una perfecta prueba de ello, al igual que los tres temas que se han incluido, vía vinilo, en la última entrega del fanzine La caja negra de los sueños: «En un primer momento pensamos en grabar algunos de los temas que descartamos para 3D, pero como ya hacía mucho tiempo de la grabación del álbum, preferimos incluir dos canciones nuevas que compusimos y registramos expresamente, y revisitar una de nuestro primer álbum, Daño colateral, pero grabada por toda la banda en el estudio», asegura Esteban.
Satisfecho con el largo recorrido de 3D, el conjunto sigue presentando su criatura por diferentes lugares de la península: «Estamos muy contentos con todas las críticas nacionales e internacionales del álbum. Ha sido incluido en algunas listas de los mejores discos de 2014; por ejemplo, en la que publica todos los años David Bash, uno de los referentes en el mundo del power pop. Todavía estamos presentándolo en distintas salas, pero ya hemos trabajado un par de canciones que descartamos para el single y que estamos arreglando para que formen parte de nuestro cuarto trabajo».
Expertos en fabricar canciones redondas, y teniendo en cuenta que sigue habiendo sectores que consideran el pop un estilo sencillo de cocinar y repleto de temas intrascendentes, no podemos dejar pasar la oportunidad para saber cuáles son, según Roque, las bases mínimas para partir a la hora de tratar de componer una pieza de altura: «Yo creo que en el pop lo primordial es la melodía. Es la esencia de una canción, y tiene que ser lo que le dé sentido al resto. Las letras también son importantes, pero, como norma, consideramos que las letras tienen que estar al servicio de la melodía y no al revés. Respecto a la valoración de según quién en función del estilo, no puedes gustarle a todo el mundo, aunque, a mi juicio, un buen crítico debería distinguir lo que le gusta o no, de lo que es bueno o menos bueno, para eso son críticos musicales», sentencia.
Compañeros de viaje de El Inquieto Roque, al menos, en derroteros pop radiantes, son las gentes de Vicente Prats & Star Trip. Su disco homónimo, recuperado y editado cinco años después de su grabación por Pretty Olivia Records en 2014, se convirtió en una de las referencias indiscutibles de la pasada temporada en nuestras tierras: «La verdad es que me sorprendió la acogida. Nunca envié las canciones a ningún sello ni intenté hacer promoción. No tenía ninguna pretensión comercial. Estoy muy orgulloso de pertenecer a un sello como Pretty Olivia Records que edita los discos por pasión al igual que nosotros hacemos las canciones», afirma un Prats que confirma que Star Trip se encuentran, precisamente ahora, inmersos en la gestación de una nueva referencia: «La está produciendo Luis Martínez en su estudio Little Canyon, y será editada de nuevo por Pretty Olivia. Esperamos que esté listo en septiembre. Tenemos bastantes canciones. Ha sido difícil, pero hemos elegido las que mejor funcionaban en directo. En conjunto creo que va a ser un disco con una gran intensidad, de la primera a la ultima canción».
Tanto Vicente Prats & Star Trip como El Inquieto Roque, así pues, atraviesan uno de sus momentos más felices, en el contexto de una escena, la valenciana, a la que parece que tampoco le va del todo mal. «Creo que vivimos un buen momento. Hay muchas bandas de calidad. La lástima es que no acompañe el momento del mercado musical, porque hace que todo cueste más de lo deseado», asegura Esteban. Prats parece no estar en desacuerdo: «Hay una gran escena en Valencia, y desde hace muchos años. Me encanta ir a los conciertos del Loco Club y a las pinchadas posteriores. No recuerdo un momento y local en Valencia donde la programación fuera tan impresionante».
Los discos de la semana
The Border Crossing (Surgical Knife Records, 2015)
Casi dos décadas después de su fundación, el equipo de Pronoise vuelve a demostrar que, como entonces, su pasión por desmarcarse sigue tan vigente como el primer día. Este The Border Crossing, oficialmente su segundo larga duración, ve la luz 18 años después de aquel Low Light Vision, un trabajo que contó con difusión y atención limitadas.
La formación sigue fiel a sus principios, y ahora, con más intensidad, y aprovechando las posibilidades que ofrecen los nuevos tiempos, sigue desgranando un sonido que, sin devaneos, profundiza en esencias que combinan a la perfección el espíritu de la EBM con lo post-punk, lo gótico o lo industrial (su revisión y actualización de aquel Hunting). En resumidas cuentas, techno de alto voltaje, oscuras ambientaciones e intensas bases rítmicas, combinadas sabiamente con guitarras eléctricas en su justa medida.
Marsupial Mediterráneo (Rufus Recordings, 2015)
El dúo más alocado y atronador de Benidorm (y buena parte de nuestro territorio) ha facturado uno de los discos más frenéticos y salvajes que ha visto nacer la escena punk valenciana en el último lustro. Casi una veintena de temas (ninguno de ellos llega a los dos minutos) y apenas media hora de tralla descontrolada, se convierten en perfecta píldora para los amantes de las emociones fuertes, el riff inmisericorde y la batería a veloz compás de dos por cuatro. Grabado en los Estudios Tigruss de Gandia, si las interpretaciones de piezas como Chaval sentimental, En el ojo del huracán o Ya no bailas RnR traspasan su cerebro, tardará un buen rato en recuperarse.