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Carlos Pajuelo

Pajuelo: la chispa

TRÁFICO PRIVADO KAPUTT

TRAFICO PRIVADO KAPUTT

         Ayer recién dejado el autobús 81 y esperando un cambio en el semáforo frente a mí, paró un vehículo extranjero. Y no me asombré.        Digo esto porque hace unas docenas de años ver un turista era cosa de mirar mucho y de asombro y si además el turista era de color – antes negro- la cosa era importante y vergonzosa.

         Aquí me conviene poner en común con mis lectores que eso del negro no es baladí y paso a comentar.

         ¿Vergonzosa?

         Digo esto porque mis hijos, llevados de la mano, como debe ser, y no sueltos porque el corazón del padre, el mío, verlos de tanto correr me da miedo de que haya un atropello y luego vete tú a saber; decía que mis hijos señalaban con el dedo de la mano libre a la persona de color -antes negro-que deambulaba tranquilamente al tiempo que decían ¡Papá mira, un negro ¡.

          Lo decían con tal potencia de voz que traspasaba el normal espacio interfamiliar y los transeúntes amagaban una sonrisa de comprensión como se amaga en los pueblos que están creciendo; era una sonrisa de comprensión, amable como la que exhibe Oriol Junqueras entre oración y oración en la cárcel. Asumiendo el 155. Cosas.

         Dos párrafos más arriba del coche que se había parado ante mí me preguntó- no el coche que todavía, todo llegará, no habla por sí solo-un joven con su cabeza rapada- brillante como una bola de billar (¿se las harán afeitar así? porque tan brillante no puede ser, digo yo, pero claro,como era extranjero…no sé) como se llegaba a la plaza del Ayuntamiento en un intento, muy de agradecer, de español ( ya quisiera yo hablar chino así o urdú que me parece más exótico)  Como llegar a la Plasa del Ayuntamiento?

         Al verme pensar, a la vista del atasco bestial en el que se estaba, otro que estaba a mi lado me hizo de interprete y me tradujo lo que yo ya había entendido. Me hice el hombre dominador de idiomas.

         Si hombre, si, que lo he entendido. Pongo esta cara porque le va a ser muy difícil atravesar la muralla de coches, que las obras, el carril bici, las reparaciones etc, dígame usted como le explico yo a este alemán, es alemán sabe usted, que hay un señor que se llama Grezzi que nos está machacando y ahora se descuelga con que busquemos circuitos alternativos. Si no hay.

         Mientras el alemán cansado, supongo, de ver como yo había pegado la hebra con el vecino del paso cebra se puso en marcha aprovechando un hueco y miró el GPS buscando su alternativa. Ese ha acabado en Castellón o en el Saler, vaya usted a saber.

         Algún día hablaré yo sobre el GPS.

         Desde que el carril bici , los atascos etc. han tomado la ciudad yo ando más, me he sacado un bono oro- ya tengo una edad-y siento sobre mis carnes la espesa atmosfera de la hora punta y de vez en cuando me acuerdo de mi jubilación y subo a un bus  a las once de la mañana y me puedo sentar y ver las caras de los amigos del concejal, supongo.

         Al tráfico privado le quedan dos telediarios. Tengo un amigo que le ha regalado el coche a su hijo y el joven está muy contento…está empezando.

         Yo me he rendido. Pronto vendrá la Navidad y yo me voy a sentar en el Ateneo, al lado de los grandes ventanales, y allí me tomaré un cortado al tiempo de observar las riadas de gente, las colas de los coches, las mesas atascadas y los extranjeros yo no serán una curiosidad museística.

         Amo este pueblo de Valencia. ¡Que quieren ustedes!

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Por Carlos Pajuelo

Sobre el autor

Profesor emérito Universidad, escritor , publicitario y periodista. Bastante respetuoso con los otros. Noto la muy mayoría de edad física. Siempre me acuerdo de aquello de "las horas hieren y la última mata" y para aquel que trate de averiguar que significa esto ; cada uno que crea y piense lo que quiera


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