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Carlos Pajuelo

Pajuelo: la chispa

LA DUDA CRIPTOMONETARIA

LA DUDA CRIPTOMONETARIA

Tengo un respeto creciente ante el dinero y es porque siempre me ha costado mucho ganarlo y muy poco gastarlo.

No soy un clásico manirroto de esos que se decía que tenían un agujero en la mano

Se va rápido y yo creo que ahora más por como han subido las cosas; yo calculo del orden del 30 %, aunque me he enterado, así de pasada, que las compañías médicas privadas están alcanzando crecimientos mayores. ¿Por qué será?

Se habla de un colapso de la sanidad pública y ahora, también me he entrado de pasada que hay médicos que cobrarán del erario oficial unas cantidades importantes por no haber tenido el Gobierno, o la Comunidad correspondiente, la precaución de dotar en los primeros momentos de la pandemia, en la primera ola, de suficientes medios para proteger de los contagios a estos profesionales.

Pero vuelvo al dinero y mi desconocimiento progresivo de su uso, guarda y rescate. Todos son consejos tecnológicos y pegas para ir y venir con él por ahí. Hacienda se ha convertido en mi papá y me crea un desasosiego por si hago bien o mal.

Yo solo quiero saber dónde está y qué hacen con él.

Tanto es así que cuando era más pequeño, no mucho más que ahora que, siendo un sujeto en edad provecta, suelo tener pensamientos infantiles de esos que te hacen sonreír por lo aparentemente ingenuos que suenan, por ejemplo. Yo he ido al Banco, cuando los bancos eran asequibles y podía hablar con una persona sin cita previa, sin mascarilla y sin plástico de por medio y llamaba a la persona, él o ella, por su nombre de pila y te contestaban igual y hasta alguno te preguntaba como estaba tu hijo el pequeño que había cogido un “trancazo” que le impedía ir al cole; decía que yo iba al Banco y preguntaba: ¿Por favor donde está mi dinero? Y ellos amablemente te contestaban: aquí en el Banco, con nosotros. ¿Sí? Contestaba yo y como siempre he sido ligeramente desconfiado he seguido preguntando: ¿Me lo podéis enseñar?

Se reían de mi porque creían que Carlos, yo, era un tipo gracioso y ya se sabe que cuando se escribe en los diarios o editas alguna novela creen que estás loco o que vives en una especie de nube que flota por encima de los demás sin saber demasiado lo que pasa en la tierra (no digo que no sea un poco así, aunque tonto del todo no terminas de serlo) y eso no es cierto; en realidad saber sobre lo que pasa en la tierra sea yo o usted estimado lector, sabemos  lo que nos quieren contar o sea prácticamente nada.

Pese a no saber casi nada sí que percibo algunos cambios, una especie de “anem a mes” en materia de alejamiento de aquellas oficinas bancarias que conocías las pequeñas cosas de la vida de tu “bancario”. Recuerdo hasta hace muy poco las pequeñas acciones que tenía que hacer mi interventora de hace poco con sus hijas falleras, que ya empezaban a tener esa edad que quieren salir como, decían, como con sus amigas y otras menudencias.

Mi interventora no está ya, la sucursal la han cerrado y no sé que ha sido de la mayor parte del equipo y solo sé que el otro día no quisieran atenderme porque mis cuentas, del mismo banco, no estaban en la sucursal en la que entré.

Repito. Yo soy cliente de un megabanco en una sucursal A y entro en otra B o C del mismo banco y no me atienden porque tienen orden de atender solo a los clientes concretos de esa sucursal. De locos.

¿Cómo no voy a pedir que me digan donde está mi dinero? Quiero verlo.

Por esa razón exploro otros medios y de ahí lo de las criptomonedas, No sé lo que son y mi cuñado que si sabe me ha dicho que tenga cuidado. Le hago caso y primero voy a la definición de esa moneda aérea y fluctuante. Acudo a la Biblia moderna Wikipedia.

Una criptomoneda, criptodivisa o criptoactivo es un medio digital de intercambio que utiliza criptografía fuerte para asegurar las transacciones, controlar la creación de unidades adicionales y verificar la transferencia de activos usando tecnologías de registro distribuido.​​​​ Wikipedia

No sé lo que quiere decir. ¿Me voy a clase? Los de letras estamos en blanco. Camino hacia el intercambio de tiempo, favores y elementos tangibles. Tengo huevos, con perdón, y los cambiaré por queso y así empiezo una nueva senda progresista antes de que eso que llaman el metaverso me triture. Muy buenas.

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Por Carlos Pajuelo

Sobre el autor

Profesor emérito Universidad, escritor , publicitario y periodista. Bastante respetuoso con los otros. Noto la muy mayoría de edad física. Siempre me acuerdo de aquello de "las horas hieren y la última mata" y para aquel que trate de averiguar que significa esto ; cada uno que crea y piense lo que quiera


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