Muerto de frío
en la calle
El fotógrafo René Robert murió de frío en una transitada
calle de París en la que permaneció inconsciente tras una
caída durante nueve horas hasta que lo rescataron los
servicios de emergencia después de recibir un aviso de un
indigente.
Robert, de 84 años, fotógrafo suizo que retrató a grandes figuras del flamenco como Camarón de la Isla y Paco
de Lucía, había salido a pasear sobre las 9:00 de la noche
por el barrio de la plaza de la República, uno de los más
concurridos de París. (Fuente: Univisión).
Solo con leer esto, no haría falta leer más para pensar
sobre la condición humana.
El fotógrafo de origen suizo era famoso por sus fotos,
como se da cuenta en la noticia, de flamencos. Era un hombre de edad avanzada, un anciano de 84 años, pero todavía
estaba vivo y tenía sus ilusiones, sus costumbres, su vida,
tropieza se cae y nadie le hace el menor caso. Y era en la
hermosa Ciudad de la Luz, París, donde el amor se canta
y se baila, donde corre el buen vino, sobre todo en la zona
donde ha ocurrido el caso: la plaza de la República.
Sé que no es una noticia falsa, un fake que dicen ahora
que se llaman las noticias falsas.
Yo he vivido una situación parecida hace algún tiempo
en el mismo París de día. Muy cerca del complejo de Les
Halles que todavía estaba en restauración con un nuevo
diseño lejos del que contaba Emile Zola en su libro titulado
“el vientre de París”. Arropados con una espléndida sopa
bullabesa y con el cuerpo caliente andamos hasta una
parada de autobús cercana y justo en la esquina de esa
parada yacía en el suelo un hombre de regular vestimenta
y encogido en sí mismo; éramos bastantes en la parada esperando el autobús y nadie hacíamos caso de aquel hombre, nadie lo miraba, no hacíamos nada salvo, en nuestro
caso, dar tímidamente algún vistazo de soslayo; el autobús
llegó y mi mujer y yo no subimos, habíamos entrecruzado
nuestras ojos y nos avergonzábamos de nuestra frialdad
para con el hombre en el suelo. ¿Precaución? ¿Miedo? ¿Un
borracho? ¿Un enfermo? Al final yo me atreví a acercarme
y lo toqué, apenas se movió un poco, pero nada más. Yacía
inconsciente.
No sabíamos qué hacer. Pensábamos en nuestra ciudad de Valencia y si eso podía ocurrir allí. Ver a alguien en
el suelo y pasar sin más atención. Yo recuerdo que siendo
más joven en alguna ocasión cuando alguien se caía o tropezaba o estaba en el suelo siempre había manos que acudían a ayudar, a levantar. ¿Ahora pasa eso? ¿Hay gente que
pasa indiferente frente a un caído? Vuelvo al mini relato del
hombre caído cerca de Les Halles.
Pronto un coche patrulla policial pasó cerca de nosotros que hicimos gestos de pararlo y lo hicieron, señalamos
al hombre y nos hicieron quedar un rato, llamaron al SAMU
local y se lo llevaron. Nada más supimos de aquel asunto.
Repito que el fotógrafo muerto de frío en la calle solo
había tropezado y dado un golpe que lo dejó medio inconsciente y allí se quedó porque nadie cuando se cayó le echó
una mano. Era en París y quizás lo asumimos como normal
o muy lejano si es Marruecos o en Ruanda y ahí están los
rosarios de pateras para demostrado; ya son una noticia
corriente.
Aquí pasa algo, me refiero a nuestra sociedad. La gente
mayor no interesa, no es productiva, son un estorbo y sí
se queman en una residencia por un cortocircuito, dicen,
o por una regleta en mal estado y sí además la contrata no
está, dicen también, del todo clara siendo la empresa, siguen diciendo, afecta a miembros del actual gobierno local
o de la Comunitat. Algunos medios no le han dado el eco
que podría merecer.
Nada, no pasa nada. Son viejos. Por favor no se caiga
usted…nunca se sabe.