TAMAMAZO

Que el profesor Tamames se prestara en su día a intervenir como portavoz de una moción de censura, me llamó mucho la atención. dada su trayectoria política y pública. Soy uno de los pocos, probablemente, que aguantó la aburrida sesión, animada, eso sí, por la “cariñosa” Sra. Diaz y la cara de circunstancias adversas de la Sra. Montero que, estando en el mismo partido no lo parecen. Cosas.

Es un trasvase que parecía imposible; ese devenir desde el partido comunista a los aledaños circunstanciales del partido ultraconservador o neoconservadores (como señaló él que debía llamarse a los componentes de VOX). Tiene lo tintes del esperpento. Puede parecer el último grito cascado guturalmente, fatigado, de un personaje que no ha dudado en prestarse a esta inútil refriega, en condiciones contrarias a lo que los números cantaban. ¿Por qué esto?

Es esa situación que me recuerda, mire usted por donde, al problema del agua en nuestro territorio y el de nuestros vecinos del Sur. Llevamos años diciendo que no hay agua bastante para el regadío y quienes nos oyen deben estar sordos o se entretienen montando mesas del agua.

Ahora el Tajo Segura y antes. desde hace años. sucede con el agua del Ebro que parece ser propiedad exclusiva de quienes están asentados en los ribazos de su desembocadura en el Delta o en los aterciopelados sillones del Gobierno español y la Generalidad catalana que en eso sí que se parecen, dada su inmovilidad.

La lentitud y la inutilidad han hecho presa de aquellos que tienen en sus manos el destino de las huertas y sus frutos, que gustan de ser consumidos a precio de oro en su final gastronómico y a precio de saldo en los orígenes de la tierra de los labradores.

¿Qué tiene que ver el Sr. Tamames y el agua?

Una pregunta de fácil respuesta. Es un síntoma de desidia, de “todo da igual”, mientras sigamos viviendo y otros aprovechen esa lentitud para demorar posibles sentencias. Pregunten hasta que punto estará el juez, para que su señoría dé un toque de aviso para el caso de la extraordinaria demora. en el caso del hermano y otros del actual presidente de nuestra honorable Comunidad. ¿Estamos enfermos de desidia?