Antes de publicar esta columna me había esperado dos días a que mi compañero Jesús Trelis nos deleitara con sus arrebatos gastronómicos y así, además de degustarlos visualmente, dejar que corriera el aire entre mis columnas, pero no me puedo aguantar más. Tengo columnitis crónica. El tiempo lo curará si antes no viene el director y me llama al orden columnario. Espero encontrar el perdón entre mis lectores.

Dada la disculpa a lo nuestro

    ¿Sabía usted que para celebrar un éxito ,el personal femenino top se desnuda?

Cristina Rodríguez, la colaboradora de programas de moda y diseño de Mediaset España, está vacaciones, de las que nos informa a través de sus fotos de Instagram y, apuntándose a la moda de desnudarse para celebrar cualquier cosa, ha decidido hacerlo al haber superado los 70.000 seguidores en su cuenta de Twitter.  

Confieso sin rubor aquí que si no fuera por esta noticia, extraída del diario, yo no sabría quien era Cristina Rodríguez.

            Es cierto, por otra parte, que no soy seguidor de nadie por esa moderna vía tan transitada del twiter y o del Instagram. Se ve que no soy moderno o no me gusta que me clasifiquen como seguidor.            

            Te clasifican y te cuelgan una etiqueta que, en ocasiones, no te la quitas ni con agua caliente y dígame usted si sobre su alma o cuerpo no cuelga una etiqueta, la que sea, que le han colocado desde que era pequeño o no tanto.

            Los más primitivos se dejan caer con un mote en el pueblo o en el colegio o en la Universidad, sea usted alumno o profesor. Sincérese con usted mismo que es sano y muy personal.    ¿Cuál es o era el suyo?     

            A lo que iba. Deduzco que esta señora se lanza al consejo en materia de moda y diseño y se pone muy contenta porque ve que la siguen y se pone tan contenta que se queda en pelota picada y no se conforma con hacerlo en la ducha mientras entona alguna canción clásica duchera, no.

            ¿Entonces?

            Ve la luz al final del túnel y cae en la cuenta que ella, además de su corazoncito twitero, cree que su cuerpo ,que se lo comerán los gusanos, tiene un punto y aprovecha la ola que no cesa de ofrecerse o hacer caso, no lo sé con exactitud y realmente me da igual, a la clásica revista semanal que desde hace décadas nos ofrece un desnudo que pretende alegrar la vista del macho ibérico sin que yo haya leído u oído nada de los movimientos de la dignidad de la mujer. Cosas.

            Se ve también que con eso se gana una pasta gansa y no debe venir mal, aunque te dediques a

al consejo del diseño.

     ¿Y si esa moda se extendiera entre otros famosos, incluidos ellos, los que no tienen miedo a ser confundidos con miembros del World Pride u otro World?

            Yo doy un paso más y me entrego a especular acerca de si el cuerpo en bolas de un conocido economista, de un físico nuclear, de un investigador del CIS – con la penuria de salario que reciben los jóvenes investigadores que han tenido la idea “nefasta” de quedarse a investigar por aquí -obtendría el plácet de seguidores femeninas.

            No somos nada. El otro día y acabo con esto, no quiero ser causa de que usted se quede dormido al intentar tragarse este ladrillo, leí que la ,en su día famosa  actriz Cantudo decía, sin menoscabo de otros pubis, que su pubis había alegrado la adolescencia de miles de españoles…y eso que solo lo vimos o lo vieron unos segundos.

            Es el flash de la lascivia, el sexo óptico por excelencia y yo no digo que las gentes se operen de cataratas para mejor visualizar, pero entre los extraños posibles este sería uno más. Hay mucho guarro y también mucho espectáculo enseñón.

            Hoy no voy a la playa porque habrá mucha gente y el olor a crema solar me marea. Yo soy raro y por eso me voy a leer una novela sueca de misterio que hasta hace poco estaba de moda. Ahora no sé. Buenos y serenos días.