QUE HAGO CON LO MÍO SI TRUMP Y KIM-JONG SE TIRAN LOS TRASTOS
Es que no quieren dejarme tranquilo. Todos me decían que” ahora cuando te jubiles te sobrará el tiempo y harás lo que te gusta”. Podrás disfrutar de tus ahorros. Ya, ya.
Estoy intranquilo por las noticias “guerreras” que se publican.
Trato de obviar, con cierto grado de deportividad las noticias, pero me ha quedado un gusto profesional por los titulares que devoro. Me llama mucho la atención el conjunto de bravuconadas que se lanzan los Srs. Trump y Kim Jong de Corea del Norte.
Este último quiere hacer una demostración con una base norteamericana en el Pacifico, la isla de Guam, pero ahora parece que no. Me tiene en un ay. Mañana veremos. ¿Sí? ¿No?
Y yo aquí a la “choca” (o sea esperando) y pensando acerca de qué hacer. Sufro. No aguanto .Es la duda existencial misma que me corroe.
Con mi manía de los titulares no pasa nada.
Hay gente que se dedica a ver primero las esquelas, miran el nombre, la edad y suspiran al no conocerlo y ver que son mayores que ellos y si lo conocen siempre acompañan la noticia con algún pensamiento conmiserativo y añaden que era un buen hombre o mujer (ellas también sucumben, aunque un poco más tarde en general, y eso siempre ha sido para mí una curiosidad.
Por cierto, la muerte, además de igualarnos a todos, genera un viento a favor del muerto aunque fuera un hijo de pu…probado. Cosas.
A lo que iba. Tras las crisis bancarias, sorteadas por mí con inteligencia suprema, sobre todo al no tener un euro, ahora con el paso del tiempo me he encontrado con un rinconcito, que se dice. ¿Qué hago?
. Y como no tengo bastantes posibles no he podido comprarme un mini velero para hacerme a la mar y con lo que me gusta el mar (a mí me parece más aventurero y literario decir “la mar”, pero ya se sabe que cada uno tiene sus preferencias nominativas) aquí estoy en pleno debate conmigo mismo.
A veces leo en extranjero, mayormente cuando tomo una cerveza en alguna terraza para que la gente, que mira mucho, me vea y piense “que tío ese guiri” y al atardecer de ayer me encuentro con esto:
La portada de The Economist de hace una semana era el hongo de una bomba atómica que se transformaba en las caras de Donald Trump y de Kim Jong-un, los presidentes de EEUU y de Corea del Norte.
Me voy a ver a un economista forense (yo les llamo así porque siempre te explican lo que ha pasado pero nuca lo que pasará) y le enseño el diario y lo primero que me dice es que eso es de hace una semana(a mí un diario de estos me dura casi un mes por la cosa de la traducción) pero que si que tengo que tomar una decisión. ¿Oro o bitcoin?
Solo pronunciar la palabra “oro” me pone y lo del bitcoin me da repelús.
Eso del bitcoin es gaseoso. Resulta que es una moneda virtual- como la pornografía para adultos. Voy a ver.
He visto y no lo termino de entender y eso que mi amigo el economista me ha dado algunas pistas y lo que más me ha alarmado es que es virtual y él me hablaba de criptografía y yo me he asustado, Oro, Oro. Es lo que me pone y además se puede tocar y brilla.
Una vez decantado por el oro como refugio, me doy cuenta que vale mucho y que yo no tengo para comprar; me miro el anillo de casado y lo toco y es oro también, toma ya.
Un bitcoin de esos no lo podría llevar en el dedo, por ejemplo y entonces, en su día en la iglesia no se lo hubiera podido dar al cura. Todo son pegas.
Jubilado mayor, sin ahorros bastantes respiro y me despreocupo de Trump y del coreano y del economista forense y me voy a almorzar hasta ponerme como el Kiko. Quedan dos telediarios, machos. Al bitcoin que le vayan dando y, por cierto, al oro también. Muy buenas.