OTRAS VIOLENCIAS

Cada mañana de cada día, las emisoras de televisión privadas y las públicas realizan un ejercicio de competencia de contenidos. Se trata de ver quien le añade más morbo a cualquier suceso de violencia, más leña al fuego de la pena de otras personas, y así vamos dando la sensación general de que estamos en un país donde solo impera la violencia callejera, las borracheras en grupo agresivo buscando enfrentamientos, las peleas escolares, los suicidios por acoso, el navajeo juvenil, los asesinatos de mujeres perseguidas y el nivel de los contenidos es de un nivel vergonzoso.

Nace el viejo Oeste donde manda el revolver y nadie se acuerda de la solidaridad que ejercen muchas instituciones. Están pintando un país donde fallan la Guardia Civil, la Policía Nacional, los grupos de Policía Local y los jueces que son juzgados vicariamente en las sentencias de los que hacen tertulias y que parecen ser enciclopedias vivientes al saber de todo venga o no a cuento.

A lo mejor a eso le llaman periodismo y no parece ocurrir nada en España más que lo que he citado. Yo comprendo que los compañeros tienen que comer todos los días y están a la orden de los que mandan y dirigen el aire del programa; por no decir la exactitud de lo que quieren decir quienes dirigen la programación que, en todo caso sugieren, y quienes dirigen a los que programan . Otros que son los que están en la cúpula del medio.

A lo mejor no solo han observado que las audiencias funcionan y que el desvío de la atención hacia esta suerte de resucitación del antiguo diario EL CASO, puede servir para construir una muralla de silencio y desinformación respecto de otros asuntos que ocupan a los ciudadanos.  No me refiero solo al coste de la vida cada día “in crescendo”; me refiero, un ejemplo más, a los decretos ley que van pasando ante nuestras democráticas narices como si solo importara el bienestar animal, el si de las niñas, la absurda elevación a urgente de las necesidades transexuales de unas personas que caben en un pueblo de la España vacía.

Hay algo más, mucho más en este país. ¿No les parece?