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Héctor Esteban

El francotirador

El PSPV siente pánico de Compromís

 

Hace un par de semanas, una diputada del PSPV me afeó el gesto de Mónica Oltra con el puño en alto después de que Les Corts volvieran a abrir las puertas que fueron cerradas a cal y canto en plena protesta de los dependientes. “Lo único que quería Oltra era la foto”, me vino a resumir la parlamentaria. Quizá tuviera razón pero el tic resumió el parte médico por el que atraviesan los socialistas valencianos.

El PSPV hace mucho tiempo que bizquea nervioso. Con un ojo mira la mayoría absoluta del PP y con el otro, temeroso, el aliento de Compromís, que cada día que pasa lo siente más cerca del cogote.

El problema de los socialistas valencianos es que se han quedado en tierra de nadie. Con una crisis de identidad galopante no saben cómo combatir la amenaza de la ortodoxia de Esquerra Unida y la algarabía diaria de una coalición econacionalista presuntamente de izquierdas, donde cada uno es de una madre y de un padre, pero que al tiempo han sabido hacer de la desafección de la política una bandera para sumar votos.

La debacle socialista en las elecciones gallegas y vascas no viene de nuevas en una Comunitat Valenciana donde el PSPV se desangra por la femoral desde hace 17 años, cuando cayó Joan Lerma. Desde entonces, por la cuarta planta de la sede en la calle Blanquerías han pasado líderes como Joan Romero, Joan Ignasi Pla y Jorge Alarte, así como candidatos precipitados como Antoni Asunción, con proyectos diferentes pero con un denominador común: el fracaso.

  • 1995. Joan Lerma. 804.463 (34,3%). 32 escaños
  • 1999. Antoni Asunción. 768.548 (34,4%). 35 escaños
  • 2003. Ignasi Pla. 874.288 (36,5%). 35 escaños
  • 2007. Ignasi Pla. 838.897 (35%). 38 escaños
  • 2011. Jorge Alarte. 687.141 (28,7%). 33 escaños

(De 1995 a 2003 en un Parlamento con 89 diputados. En 2007 y 2011, ya con 99 escaños)

Por cada derrota electoral, mil excusas: la gente de izquierdas se ha quedado en casa, la sumisión a Madrid, el rodillo del PP, la incapacidad para trasladar el mensaje… Todo menos asumir la realidad: no hay proyecto.

Ahora llega el momento de Ximo Puig y su federalismo solidario que no entienden ni en su partido. El nuevo secretario general no resultó elegido en el congreso de Alicante por su alternativa, si es que la tenía. Salió porque fue capaz de comprar las voluntades de gente como Francesc Romeu y Leire Pajín cuyo único objetivo era tirar a Jorge Alarte y pillar cacho.

Puig no es renovación. En el último Comité Nacional se atrevió a decir que estaba de paso cuando lleva treinta años agarrado a la teta de lo público y reiteró su intención de optar a la Generalitat con la bendición del patriarca Lerma. Como ideólogos del proyecto cuenta con los primos Alfred Boix y José Manuel Orengo. Dos profesionales de la política que vienen de destrozar todo lo que el socialismo hizo en Gandia y que pusieron en bandeja uno de los bastiones del puño y la rosa en manos del PP. Dos perdedores, vamos.

 

El ninot de Orengo

El problema del PSPV no es el PP. Es tan cierto que los populares han tocado techo en la Comunitat como que los socialistas todavía no han tocado fondo. El problema del PSPV es Compromís y Mónica Oltra.

La abogada es la cara de la oposición. Oltra ha copado la atención mediática y ha fundido youtube con sus estratégicas intervenciones en Les Corts.

Una entrada de la diputada socialista Carmen Ninet en su página de facebook es el mejor ejemplo de cómo están posicionadas las piezas en el tablero: “Recordad sólo que lo que hoy se sabe de Julio Iglesias y el Ivex ( le pagaron 6 millones de euros más del bolsillo de los valencianos) es, como siempre, por una denuncia de los socialistas en los juzgados. Años y años de lucha. Lo digo por la apropiación indebida de algun@s”. ¿A esto se le llama complejo?

 

Oltra, a lo suyo

Un mensaje directo a Mónica Oltra y a la coalición. Un recado minutos después de que Oltra saliera en una cadena nacional a denunciar las prácticas del PP valenciano. La sensación de Ninet, que tiene razón, se extiende como la peste en la bancada socialista que ya bizquea nerviosa con un ojo en el PP y otro en Compromís. ¿Y por qué Oltra le ha robado al PSPV un tema tan suyo como las denuncias sobre la corrupción? Porque el pánico político lleva a los socialistas a practicar el seguidismo para largarse del hemiciclo cuando Cotino echa a Oltra, abstenerse en cuestiones tan íntimas como el veto a la utilización de la denominación País Valencià y pasar a despachar por la bancada de Compromís para armar la estrategia en la votación de los consejeros de RTVV. El primer partido de la oposición se ha convertido en segundón.

Glòria Marcos, de Esquerra Unida, también critica a Oltra en las redes sociales, pero lo suyo es un tema personal.

La mejor estrategia del grupo de Morera es no hacer nada. El PSPV se hará el harakiri. Compromís se comerá un buen cacho de la tarta socialista, Esquerra Unida un pedazo y UPyD las migajas, que también cuentan.

El PSPV, con Lerma a la cabeza, desprecia un posible tripartito que en tres años puede ser su única tabla de salvación. La incóngnita es si los socialistas estarán en disposición de exigir o dar en esa hipotética negociación a tres.

De cara a 2011, Oltra no puede ser segunda de nadie. Si va al Ayuntamiento le hará un roto al PSPV de Joan Calabuig, si es que a este le dejan presentarse, pero si la abogada no encabeza la lista a la Generalitat, Compromís corre el peligro de perder en las autonómicas todo lo que puede ganar en el cap i casal.


Por Héctor Esteban

Sobre el autor

Periodista. Me enseñaron en comarcas, aprendí en política y me trastorné en deportes. No pretendo caer bien. Si no has aparecido en este blog, no eres nadie.


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