LOS SALVAPATRIAS DE VOX
Hace unos años, al bajar del avión en Barajas tras un viaje de vuelta de Bruselas, todo el grupo comentó que había visto entre el pasaje al expresidente del Gobierno Felipe González, que viajaba en business, y demás anécdotas. Lo comentaron todos, menos yo, que había sido el único despistado que pasó por delante de González y no lo vio. En realidad no me di cuenta porque mi cabeza estaba en otro sitio. En realidad iba dándole vueltas a la maleta del eurodiputado Alejo Vidal-Quadras, que también iba en aquel avión.
El entonces eurodiputado del PP subió con una maleta de mano color burdeos con el escudo de la Generalitat Valenciana impreso en el lomo. Algunos de los que lean este artículo se acordarán de aquella maleta. Incluso hay quien la tendrá en casa. Creo, si no recuerdo mal, que fue uno de los regalos del Consell de Eduardo Zaplana por Navidad. Aquel Gobierno valenciano, el de los días de vino y rosas, disparaba con pólvora de rey y tenía partida pública para regalitos y otros menesteres. Los pedidos para satisfacer el protocolo siempre estaban por encima de las necesidades y por eso, tomando el ejemplo de Vidal-Quadras, hubo reparto a mansalva.
A alguno el detalle le puede parecer nimio. Incluso una chorrada. A mí no. Hubo un tiempo en el que el dinero público se gastó por exceso. Sin mesura. Como nuevos ricos. Hoy, muchos aquellos que ahora piden el fin de las comunidades autónomas, que claman contra el despilfarro, contra el derroche regional, se beneficiaron en su día de todo ese gasto. Para que Vidal-Quadras tuviera una maleta de aquellas se tuvieron que pedir muchas previo paso por caja.
Autonomías = corrupción + gasto público X 17 #ParaEuropaAlejoVox pic.twitter.com/QmiuWRB3Fe
— Mayca VOX (@Maycus5) Mayo 3, 2014
Hoy, VOX, el partido que surgió de los descontentos del PP de Rajoy, es el nuevo salvapatrias. En ese partido está el expopular Vidal-Quadras, el que quiere un profundo cambio autonómico, el que se presenta de nuevo a las europeas como cabeza de lista, el que lleva chupando de la teta pública desde el 10 de junio de 1987 cuando fue elegido concejal por Barcelona, y que luego fue diputado autonómico, y senador, y eurodiputado desde 1999. Vidal-Quadras, el que iba y venía a Bruselas con la maleta que pagamos todos los valencianos y que le regaló Zaplana.
No me gusta VOX, como habrá notado. Un partido sin memoria histórica. Sin reconocer que poner a un candidato como número uno a las elecciones europeas que lleva casi 30 años viviendo de esto es más de lo mismo. Un partido nuevo con caras viejas. Como las de Santiago Abascal y muchos de los que se han sumado al proyecto. No hay nada nuevo y lo poco que hay es más couché que otra cosa.
Con un mensaje más efectista que efectivo. De luces de neón, que es lo que se ve. Mucha corrupción y mucho separatismo catalán en la Comunitat, que es lo que vende. Lo que hace ruido. Pero ninguna pista sobre cómo salir de la angustiosa situación económica, sobre la situación de los trabajadores, sobre la atención a los más necesitados, sobre cómo crear puestos de trabajo.
VOX es otro más de los partidos que han surgido al calor de la crisis. Formaciones que florecen como en su día lo hizo UPyD a nivel nacional y Compromís en la Comunitat con el fin de coger los restos. Partidos, muchas veces, de ida y vuelta, que caerán con el tiempo por la lucha de egos. Cuando no sepan gestionar el secreto de su éxito. Formaciones en la que buscan acomodo aquellos que saben que se les ha acabado el tiempo y el sueldo en otros partidos.
Muy orgullosa de tener en #VOX a @Felisma95 Músico y valiente comprometido 🙂 pic.twitter.com/hMDa2EuWoO
— Cristina Seguí VOX (@Cris_Segui_) abril 9, 2014
Cristina Seguí, una chica demasiado acostumbrada a los cuestionarios, es la cara valenciana de VOX. Una recién llegada más interesada en sus ‘selfies’ y en banderas en su cuenta de Twitter que en propuestas de fondo a nivel político. La parte couché, a la que me he referido antes. En ocasiones me recuerda a aquella Mónica Oltra de los primeros años, que optó más por lo efectista que por lo efectivo. La estrategia es primitiva pero que nadie lo olvide, le quitarán votos al PP y más de uno de la vieja guardia dará el salto cuando se abra la primera vía de agua. El valencianismo y las señas de identidad ya se está utilizando como reclamo pese al españolismo claro de VOX, que en esto sí sabe a lo que juega.