LOS SECUNDARIOS DE LA TELE (CAPÍTULO 4)
Los queridísimos Piscis siempre hemos notado un trato de favor por parte de Esperanza Gracia. Ella se excusa en que estamos los últimos en la fila, en que aguantamos el peso del resto de los signos, en que nos ocupamos de la mayor carga zodiacal… Pero lógicamente algo más hay detrás de este evidente favoritismo. Incluso cuando ha de dar malas noticias a los nacidos entre el 20 de febrero y el 20 de marzo lo hace de un modo en que parecen positivas. La razón de esta conducta nadie la sabe, uno de los cientos de misterios sin resolver en la historia de la humanidad, como la fórmula de la Coca Cola, como lo que ocurre en el lago Ness o como si es o no transplantable el alma, que diría la queridísima Mariló, que por cierto es Leo.
Gracia lleva 25 años en la tele, ejerciendo de astróloga de cabecera y, sin embargo, poco conocemos de la vidente de Telecinco. ¿Qué horóscopo es? ¿En qué decanato nació? ¿Qué planeta le protege? Todos son dudas existenciales en torno a este rostro popular, al que asociamos con las madrugadas televisivas, momento en que aparece cada día para preguntar por lo que nos preocupa, nos inquieta y nos perturba. Y además se encarga de alertarnos de asuntos que no creemos trascendentales, pero deben de serlo a juzgar por la solemnidad con la que los cuenta.
Con su programa, que se ofrece con nocturnidad y alevosía, cosecha potentes audiencias pese a la competencia de casinos y adivinadoras de cartas, y en él se habla de si la luna mengua o no, de cómo apartar de nuestra vida aquellas cosas que no nos permiten ser felices, de la energía cósmica, de dónde se encuentran situados los planetas del amor, o del modo de superar experiencias del pasado que nos desilusionaron.
No son cuestiones de Estado y probablemente, con el ajetreo diario, no dediquemos mucho tiempo a recapacitar sobre ellas. Pero bien entrada la noche te plantean determinados temas, sobre el bien y el mal, el más allá y el más acá, lo divino y lo humano, y a uno se le va la cabeza y se queda ensimismado y dubitativo. Ese es quizás el secreto del éxito de Gracia. Uno de los puntos fuertes de su espacio es, sin duda, el ránking.
Hubo una época en que dos listados significativos acaparaban nuestra atención, el de Los 40 Principales, ahora venido a menos, y el de Esperanza Gracia, que ha sabido mantener su interés. Porque los consejos sobre el cosmos, la tensión planetaria o el influjo de Saturno están bien, pero lo que de verdad quieren saber los espectadores de la astróloga es la posición de su signo en la relación final. Si lo encabeza o si va en cola. O si se tiene que conformar con el séptimo escalón, el que ella asegura que es mágico.
Igual que se suele echar un vistazo al horóscopo en el periódico, se presta atención al ránking de Gracia si se está despierto, aunque sea para cargarse de ánimo o para hundirse en la miseria. A los que están arriba siempre la suerte les acompaña, les viene dinero inesperado e incluso les puede surgir una relación con una persona a la que conozcan de una manera casual. Les aconseja que sigan sus intuiciones, sus impulsos y sus arrebatos, que se lancen a la aventura, que ella ofrece aval, y que se enfrenten a los desafíos que surjan. A los condenados al pelotón les informa de que quizá sus deseos no se ven satisfechos como ellos desean (eufemismo maravilloso) y que van a estar muy tensos durante unos días. Pero, como no es conveniente ponerse a nadie en contra, enseguida compensa con una frase enigmática en plan «muy pronto la vida te sorprenderá con algo bello». Un comodín que no falla y deja contenta a la parroquia.
Algunos han intentado en vano hacer sombra a esta astróloga. La proliferación de espacios nocturnos en cadenas pequeñas ha puesto en circulación nombres como el de Silvia Raposo o Montse Anglada, aunque el que mayor notoriedad ha alcanzado ha sido Sandro Rey. Pero su vanidad y sus ganas de popularidad le han llevado a ‘realities’ de los que no ha salido bien parado. Ahí Gracia ha sido más inteligente y ha optado por participar en programas más blancos como los de María Teresa Campos y conservar así su puesto de secundaria de lujo perpetua.
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Artículo publicado en los diarios de Vocento el 9/08/2015