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Mikel Labastida

El síndrome de Darrin

Las televisiones privadas no estuvieron a la altura con los atentados en París

 

Cientos de muertos y múltiples heridos en París tras una serie de atentados terroristas. Una declaración de estado de emergencia que no se decretaba desde la II Guerra Mundial y una orden de cierre de fronteras. Si ante una noticia de esta magnitud en un país vecino, lo que provoca que se eleve la alerta antiterrorista en el nuestro, un medio de comunicación no se vuelca en cubrir esta información no merece considerarse tal. Porque más allá del entretenimiento que puedan proporcionar con múltiples variables la principal labor de los medios de comunicación debe ser informar y comunicar. Y no hay otra. No lo consideraron así las cadenas privadas españolas durante la noche del viernes, mientras se estaban produciendo los atentados en Francia. Sus programaciones se mantuvieron casi inalterables.
La Sexta, que se vanagloria de ser una cadena de referencia informativa, no improvisó ningún especial, sino que mantuvo la emisión del programa ‘Equipo de Investigación’, el que presenta con tremenda solemnidad Gloria Serra, y al que le sucedieron espacios repetidos de semanas anteriores. En Cuatro era la noche del estreno de la nueva temporada de ‘Hermano mayor’ y nada podía aguar este regreso. Y así fue, el programa y otros también repetidos ocuparon la parrilla toda la noche. En Telecinco Jorge Javier Vázquez se limitó a eso de la 1 de la madrugada a dar cuenta de los acontecimientos, resumidos en una frase (como si anunciase un colchón o un crecepelo) para continuar tranquilamente entrevistando a Kiko Matamoros y a Rafa Mora, dos ilustrados del universo Mediaset. Al acabar el programa, eso sí, Jorge Javier se declaró conmocionado, pero el ‘Deluxe’ se emitió íntegro. Mediaset se ha disculpado a través de las redes sociales por su deficiente cobertura. Antena 3 reaccionó rápido e interrumpió ‘Tu cara me suena’ para ofrecer un avance informativo en el que se explicó lo que había sucedido. Lo suyo hubiese sido que la emisora, al ver el cariz que tomaban los sucesos, decidiese suspender la novena gala del programa, pero optaron por continuar con los cantantes ajenos a la tragedia. Al menos cumplieron muy, muy mínimamente con su papel de servicio ciudadano. Los que no estuvieron acertados con su estrategia fueron los que se encargan de las redes sociales del espacio que presenta Manel Fuentes, quienes no tuvieron mejor idea que redactar este tweet: “aunque nuestro pensamiento está en Francia, debemos continuar con la emisión de #TCMS9”. Ante las numerosas críticas optaron por retirarlo, reconocer que era desafortunado y disculparse. 
 
Ninguno de los programas mencionados son responsables de haber continuado ajenos a la tragedia. Son las cadenas, los directores y presidentes de ellas, las que deben dar la orden de interrumpir la programación normal para dedicarse a la información. Pero era viernes noche y en esa franja se incluyen suculentos anuncios publicitarios que no se pueden perder. Y teniendo en cuenta lo disputado que está últimamente ese día ninguna emisora privada se la quiso jugar. Con la excepción de la minoritaria 13TV, que se mantuvo en directo dando cuenta, como podía, de lo que ocurría.
Para que algunos duden después de la importancia y necesidad de tener televisiones públicas. Y bien armadas. Son imprescindibles y en noches como esta es cuando más se nota. Su relevancia (dada la penetración de la mediana pantalla) es fundamental, ya que si no lo hacen ellas nadie en ese medio lo hará. Es curioso como las webs de medios impresos y las radios privadas hicieron un esfuerzo enorme por dar cuenta de lo que acontecía mientras que las teles privadas se mantenían como si no pasase nada. La pela manda. 
Esta vez sí la televisión pública en España estuvo a la altura y merece un aplauso por su cobertura de los atentados. Cierto es que ni TVE1 ni TVE2 (las cadenas principales y con más audiencia) cancelaron los espacios previstos (excepto para incluir pequeños resúmenes informativos) pero el ente estuvo desde las 22.30 hasta las 2 de la madrugada informando a través del canal 24 horas, que cumplió con su vocación pública. El cometido cayó en manos de Sergio Martín, que conducía como habitualmente la tertulia ‘La noche en 24h’. A ellos les sorprendió la noticia que provocó un cambio total de la escaleta, puesto que desde que se conocieron los primeros acontecimientos se volcaron en dar todo tipo de detalles y noticias de última hora. A los tertulianos de la noche les tocó analizar sobre la marcha lo que se veía y se recibía. Lo bueno de ellos es que están preparados para comentar absolutamente todo, sea el tema que sea. Entiendan la ironía… Los ‘agraciados’ fueron Pepe Oneto, Graciano Palomo, Alfonso Rojo y Julio César Herrero, que trataron de aportar sus reflexiones y noticias de última hora para dotar a la mesa de autoridad. Lo hicieron bien o todo lo bien que se puede hacer improvisando continuamente sobre un tema tan grave. El programa marcó máximo histórico con un millón de espectadores, siete veces más de lo que suele obtener. También TV3, por cierto, se volcó con la información.

 

 

Lo que demostró la noche fue también la importancia de los medios convencionales, que realmente iban narrando los últimos acontecimientos, de una forma fidedigna y tras realizar las comprobaciones pertinentes. Porque las redes sociales están bien para intercambiar opiniones pero no son fiables. Es tanta la necesidad de ser los primeros en decir algo que ni se comprueba si lo que se suelta es verdad. Esto las transforma en vulnerables y propicia que se cuelen falsas noticias. Las únicas informaciones fiables tenían detrás a medios de los llamados “tradicionales” o “convencionales”. Algunos ‘fakes’ parecían tan reales que a algún contertulio del canal 24 horas se le escaparon, como la falsa iluminación del Empire State en honor a Francia, el incendio en un campo de refugiados o la foto del interior del Bataclán, que era falsa y pertenecía en realidad a un teatro en Dublín. Deberían haber sido más precavidos los analistas, pero son cosas del directo y de la improvisación. Eso no les hace desmerecer su esfuerzo.
Lo que quedó claro en una noche que pasará tristemente a la historia por las repercusiones de lo que sucedió es que la televisión pierde la batalla informativa frente a otros medios, pese a la repercusión que obtiene. Ella prefiere dedicarse a contenidos más lucrativos. La tele pública no debe regirse por criterios económicos y ha de convertir la información su columna vertebral. Para ello se necesitan más recursos económicos. Que los que haya (pocos) se inviertan más en corresponsales, documentalistas, periodistas y menos en películas americanas ni espacios de entrevistas y entretenimiento. Un aplauso o varios merecen Marisa Rodríguez Palop y Víctor G. Rodríguez que desde París dieron cuenta en TVE de todas las últimas horas con celeridad y precisión. Esa es la televisión pública que nos reconcilia con ella. Pero necesita mimos, medios y aplausos para seguir adelante y que su trabajo sea alabado. Contamos con ella, ya que en esta tarea a las cadenas privadas ni están ni se la espera.

 

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Sobre el autor

Crecí con 'Un, dos, tres', 'La bola de cristal' y 'Si lo sé no vengo'. Jugaba con la enciclopedia a 'El tiempo es oro' imitando al dedo de Janine. Confieso que yo también dije alguna vez a mi reloj: "Kitt, te necesito". Se repiten en mi cabeza los números 4, 8, 15, 16, 23, 42. Tomo copas en el Bada Bing. Trafico con marihuana en Agrestic y con cristal azul en Albuquerque. Veo desde la ventana a mi vecino desnudo. El asesino del hielo se me aparece en cada esquina y no me importaría que terminase con mi vida para dar con mis huesos en la funeraria Fisher.


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