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Mikel Labastida

El síndrome de Darrin

La princesa Leia y otras fantasías sexuales frecuentes


 

El estreno de un nuevo episodio de ‘La guerra de las galaxias’, que a su vez es el inicio de la tercera trilogía, hace recordar a los seriéfilos los múltiples guiños que a esta popular saga se han hecho en multitud de ficciones. Entre las más celebradas están las que se dejaban caer en ‘Perdidos’, título emblemático de J. J. Abrams, director que se ha puesto al frente de ‘El despertar de la Fuerza’. Hurley es el que más veces la menciona: cuando en la primera temporada Jack calma a Shannon de un ataque de asma, él lo califica como un “momento Jedi”; tras regresar al año 1977 este personaje se plantea (en tono de broma) enviar a George Lucas el guión de la segunda parte del filme con algunas mejoras; y en una ocasión compara a Jacob con Obi Wan Kenobi.

Hay tributos y guiños en ’30 Rock’, en ‘Doctor Who’, en ‘Los Simpson’ y en ‘Futurama’. Pero seguramente uno de los más recordados sea el que se hace en ‘Friends’ a través de Ross. Resulta que uno de los mitos eróticos del paleontólogo era la princesa Leia, por lo que Rachel decide disfrazarse como ella para animar uno de sus encuentros en la cama. La fantasía no sale bien, sin embargo, porque Ross (por culpa de Chandler) no consigue concentrarse en el rostro de su novia y ve el de su madre, lo que, lógicamente, supone un bajón en toda regla.

 

 

La princesa Leia se convirtió en un mito erótico para la generación de los 80, sobre todo después de que apareciese en la tercera parte de la saga original portando un bikini dorado, una imagen que ha sido parodiada hasta la saciedad, también en ‘Padre de familia’. ‘Star Wars’ ha contribuido mucho en las fantasías de los cinéfilos, como hoy sucede a otra generación con Khaleesi y ‘Juego de tronos’. Agradezcan sus sueños húmedos. Hay que reconocer que lo del lado oscuro, el poder la Fuerza o las posibilidades del Halcón Milenario ha dado pie a múltiples interpretaciones y connotaciones. Y algunos elementos como las máscaras o las espadas láser también han servido de inspiración de juegos variados. Estas últimas, por ejemplo, iluminan la habitación de Howard Wolowitz, en ‘Big Bang Theory’, mientras tiene fantasías eróticas con la capitán Kara Starbuck, de ‘Battlestar Galactica’, o con Hikaru Sulu, el timonel de la Enterprise en ‘Star Trek’.

 

 

El universo galáctico ha servido para despertar muchas libidos. Lo de ver las estrellas algunos se lo toman muy literal. En un episodio de ‘Castle’ el escritor acude a un escenario de un crimen en compañía de Beckett, que se trata de la recreación de la nave espacial de la serie ‘Nebula-9’, de la que la inspectora era fan. En ese contexto Castle descubrirá que una de las fantasías de Kate es vivir una noche de pasión con una de las oficiales de Nébula-9.

Sobre fantasías sexuales hay mucho escrito. Cada cual tiene las suyas, como es lógico. Las múltiples listas que se hacen al respecto indican que, al parecer, son bastante comunes entre distintas parejas, independientemente de la edad o el género de los integrantes de estas. Lo de los disfraces (galácticos o no), a los que tanto se recurre en las series de humor, suele ser efectivo en muchas camas si nos guiamos por encuestas. Una que realizó hace meses la web de contenido sexual BaDoink la señalaba como una de las preferidas entre hombres y mujeres.

Por supuesto que al margen de estas hay otras tantas que surgen de la imaginación de unas y otros cuando estos entran en materia sexual. ¿Están bien representadas en las series de ficción? ¿Se muestran de manera habitual y con naturalidad? ¿O son todavía remilgados?

 

 

Pues hay de todo, desde el punto de vista del voyuer seriéfilo. Lógicamente donde han hecho mayor acto de presencia ha sido en los títulos cuyos argumentos giran en torno al tema sexual. ‘Californication’, la última serie de David Duchovny, comenzaba con un sueño del protagonista que era una declaración de intenciones. El escritor imaginaba un acto sexual con una monja, lo que desató la ira y las protestas de diversos colectivos. Las cuatro integrantes del clan de ‘Sexo en Nueva York’ no escatimaban en palabras a la hora de describir aquellas acciones que más les estimulaban. Entre las más convencionales estaba la de usar aparatos, algo que originó algún problema (de adicción) a la dulce Charlotte. Esta también se solía recrear en sueños eróticos, sobre todo durante su (impotente) matrimonio con Trey, y los protagonizaba el jardinero. Todo un clásico. Y si no que se lo pregunten a la ‘mujer desesperada’ Gabrielle Solis, que no podía evitar tampoco fantasear y tontear con el suyo.

En ‘Masters of sex’ los ejemplos son variados, desde una mujer que invita a su amante a que entre en su casa “sin su consentimiento” hasta las perversiones que agitan compañer@s de trabajo. En esa línea, en ‘American Horror Story: Murder House’ el protagonista caía rendido a los encantos de su ama de llaves (que sólo los exhibía en su imaginación, eso sí) y en ‘Nip/Tuck’ Christian Troy, durante una temporada, se sorprendía a sí mismo deseando montárselo con su colega de gimnasio o incluso con su socio en la clínica de cirugía.

 

 

Una de las situaciones que mayor interés despiertan son los tríos y en la pequeña pantalla se han repetido en varias ocasiones, desde diferentes ángulos y vértices. En los últimos tiempos algunos de los más comentados fueron los que se desarrollaron en ‘Looking’, ‘Threesome’, ‘Girls’, ‘Gossip Girl’, ‘House of cards’ o ‘The following’. Uno de los más impactantes fue al que recurría Megan, segunda mujer de Don Draper en ‘Mad Men’, en un intento desesperado por salvar su matrimonio.

 

 

La icónica serie de AMC incluyó otro momento-fantasía bastante turbador, aquel en el que Betty Draper, después de toparse con un atractivo vendedor, se entregaba a la vibración de su lavadora. Nunca se conoce suficiente las prestaciones de nuestros electrodomésticos. Al alcalde de Chicago, en ‘Boss’, le iba el voyerismo; al novio de Brenda en la cuarta temporada de ‘A dos metros bajo tierra’ (Justin Theroux antes de ‘The Leftovers’) le ponía que le atasen; Sookie en ‘True blood’ se dejaba llevar en un cementerio; y Kalinda en ‘The good wife’ daba en compañía de su exmarido un uso original a un helado.

Lo de ver la fantasía propia en pantalla ajena ayuda a normalizarla o a compartirla con la pareja para así ponerla en práctica. Y nunca se sabe dónde nos salta la fantasía. Quién le iba a decir a George Lucas que su aventura interestelar iba a lubricar las mentes de algunos espectadores. Lo importante, no obstante, en estos asuntos es que la Fuerza siempre acompañe y nunca nos abandone en mitad de nada.
 

 

 

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Sobre el autor

Crecí con 'Un, dos, tres', 'La bola de cristal' y 'Si lo sé no vengo'. Jugaba con la enciclopedia a 'El tiempo es oro' imitando al dedo de Janine. Confieso que yo también dije alguna vez a mi reloj: "Kitt, te necesito". Se repiten en mi cabeza los números 4, 8, 15, 16, 23, 42. Tomo copas en el Bada Bing. Trafico con marihuana en Agrestic y con cristal azul en Albuquerque. Veo desde la ventana a mi vecino desnudo. El asesino del hielo se me aparece en cada esquina y no me importaría que terminase con mi vida para dar con mis huesos en la funeraria Fisher.


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