Toc, toc… ¿Alejandro Platero?
Un programa, una historia, un reto y, por encima de todo ello, un cocinero. Un tipo en plena batalla televisiva que, más allá de los platós, ya sueña con abrir su tercer restaurante en la ciudad: una arrocería que seguro se va a convertir en realidad.
EXCLUSIVAS MR COOKING presenta
INFORME PLATERO
(Foto: Antena3)
Y además…
Abre Fierro, se transforma Samsha, desayuno en Muez; ; cocineros por México y Bolivia, las paellas toman Sueca y la sede de Slow Food; Dos Estaciones, The Book y, al final de todo, una historia con nombre de mujer…
La temporada otoño-invierno se presenta fuerte. Te lo digo yo…
EMPEZAMOS
• • • •
Empiezas fuerte, un all i pebre de escorpa ahumada en la primer prueba del programa», le dije tras verle debutar en televisión. «Como tiene que ser. #valenciapowerfood», me contestó con rapidez a través de un tuit. El pequeño gran cocinero de Macel-lum se ha estrenado esta semana en Top Chef y, como era de esperar, no ha defraudado. Más serio de lo normal, este loco por la gastronomía en todas sus dimensiones, se ha presentado (o lo han presentado) como ambicioso y batallador. Como un tipo discreto, sin milongas, seguro de sí mismo y con ganas de triunfar.
→Platos como éste, gamba de Dénia y arroz en su tinta, le van a ayudar:
En el fondo, más allá de la pantalla, Alejandro Platero es de todo eso un poco. Además de bonachón y entusiasta, currante y soñador. Y especialmente, un tipo normal. Tan normal que, cuando hablas con él, ves detrás la historia de tantos chicos que tienen un sueño y luchan por lograrlo. Jóvenes como él que, en sólo doce años, ha pasado de no saber qué hacer en la vida a ser un alquimista de los fogones con enorme proyección. Y no porque el programa que cocinan a seis manos Susi Díaz, Alberto Chicote y Paco Roncero le vaya a poner en el punto de mira de la fama, si no porque todo lo que lleva dentro habla de intuición, de don, de coherencia, de trabajo y de mucha evolución.
→Este arroz con codium, el último que he probado suyo, es ejemplo de todo ello:
El aspirante a cocinero que un día de San José sirvió un lamentable arroz con bogavante a sus clientes y, en el fracaso, vio la luz (y se puso a estudiar cocina), se ha puesto ahora alas y se dispone a volar lejos. Muy lejos. Top Chef debe servirle de plataforma; sus restaurantes Macel.lum y su Come&Calla, como tarjeta de presentación; su trayectoria y entrega, como garantía de que no es un paracaidista más del delantal; su mujer, Raquel Bernal, como ancla que ata los sueños, y sus sueños, como el horizonte a alcanzar. «Quiero abrir una arrocería en el centro de Valencia, pero de momento no te puedo contar más», me anunció en mitad de mi interrogatorio. Y seguro que el “quiero” se convierte en un «voy a abrir» y, antes de lo que podamos esperar, su tercer restaurante es ya una golosa realidad.
→El arroz con careta y blanquet, otra gloria arrocera de Alejandro:
Investiga al nuevo chico Top Chef», me mandó mi siempre atenta Diosa de la Gastrosofía nada más reaparecer tras un apoteósico verano de plato en plato. Alejandro Platero, arrocero de campanillas y cocinero inquieto, había dado el salto a la siempre idolatrada televisión. Su objetivo, seguir los pasos de su amiga Begoña Rodrigo: ganar el conocido concurso que ha iniciado este semana su tercera edición. Y aunque no tengo ni idea de qué va a ser de él, mi olfato de superagente Cooking me hace intuir que va a hacer un buen papel. La lógica manda. Si conoces sus platos ya sabes que Alejandro tiene un algo en su interior que atrapa. Memorables son sus arroces y cada vez más acertadas sus creaciones con pescados.
→Esta caballa con salsa thai es una buena muestra de ello.
Pero lo que pase en la televisión, entre nosotros, es lo de menos. Lo importante es su cocina que tiene tras de sí un recorrido vertiginoso. Con sólo 32 años, ha puesto en marcha media docena de negocios de restauración (Come&Calla, La Parada, Saborea, Mulhandara, Ley de Murphy, Macel.lum…), ha realizado estudios de hostelería y se ha convertido en un incansable buscador de nuevos caminos en esas cosas del comer. Una travesía que emprendió cuando, con 20 años, le metieron a fregar platos en un restaurante de Campanar. «Me gustaban muchas cosas, pero a la vez no me gustaba nada. Entré en Nostrus, del Grupo Zena. Empecé en la barra y a las dos semanas me enviaron al friegue de lo malo que era», me explicó entre risas. «No sabía ni poner un café». Luego le dieron una nueva oportunidad y, esa sí, fue la buena. «Fui aprendiendo, estudié hostelería y me entró el gusanillo».
Hablando con él de su pasado (no tan lejano), vi ante mí a un cocinero lleno de entusiasmo, digiriendo su nueva experiencia televisiva, pero con la cabeza puesta en sus restaurantes y en un futuro que, a buen seguro, le va a deparar nuevos retos y nuevos éxitos. «¿Te obsesiona lograr reconocimientos? Ya sabes, conseguir una estrella Michelin y esas cosas», le interpelé. El pequeño gran chef se sinceró: «Trabajar con una obsesión te limita para muchas cosas. Obsesionarse con una estrella o con un cliente es para mí un error. Prefiero seguir con mi línea de trabajo y que la gente siempre tenga un nivel de satisfacción alto. No soy cocinero ni por reconocimiento ni por dinero; aunque a todos nos gustan los elogios… vienen muy bien».
Al cocinero sin miedo, osado, emprendedor, le pudo la nostalgia y me recordó la visita que recibió hace unos días de uno de sus profesores del CDT, Carlos Gómez- Senent, y cómo se emocionó viéndolo comer y disfrutar de sus platos. «Cosas así te ayudan a seguir adelante». Aunque si Platero tiene a alguien que le ayuda a seguir adelante, esa es su mujer: Raquel. «Ella ha sido fundamental; tenemos lo que tenemos y somos lo que somos, por ella; en solitario nunca hubiese llegado hasta aquí», reflexionó.
El cocinero de Macel.lum es alma inquieta, de los que no se rinden y siempre ven camino por recorrer. Con ella, claro. En su horizonte, ahora, la arrocería de que te hablaba. Un proyecto que centra sus anhelos. «La idea sería servir arroces al mediodía y cocina de brasas por la noche», le pude sonsacar. Poco más de momento, aunque como intrépido espía (o no tanto) me da que la cosa está más madura de lo que me quiso contar. «Todo lo que eres lo has logrado en sólo doce años», le dije tras repasar su periplo. «¡Quizá en menos!», me rectificó con satisfacción. Sea como sea, el chico que empezó fregando platos, una década después ha pasado de no saber poner cafés a un plató de televisión, retándose constantemente y jugándose mucho: prestigio, éxito, futuro. «La verdad es que me empujaron entre todos para ir: los clientes, la familia… Aunque me daba respeto por si quedas mal, al final he dado el paso».
Y lo hace con la cabeza fría, porque en el fondo, este apasionado de la cocina tiene algo de calculador –y no sólo de los ingredientes que pone en su arroz con gamba de Dénia–. Y de estratega. Sabe lo que hace y por qué lo hace. «¿Superestrella yo? No, un cocinero no es una estrella del rock. Es cierto que nuestra profesión puede influir mucho en la sociedad y que tenemos mucho que enseñar –alimentación, hábitos saludables– pero de eso a ser una estrella dista mucho», remató. En el fondo, a él le va ser un tipo normal. Sin más. Un cocinero que quiere disfrutar. Un top chef en Top Chef.
• • • •
Y además…
•Te decía que hay vida más allá de Top Chef. Hay vida en las calles de la ciudad, hay vida en las barras, en los bares. Gente que va y llena mesas y degusta menús, y prueba nuevas experiencias culinarias. Hay vida en esto de la gastronomía y bien lo saben Germán Carrizo y Carito Lourenço que a partir de la próxima semana ya aceptan reservas para su Fierro. A partir del 18 de septiembre, cita con otra manera de entender estas cosas del comer. Iremos y te lo contaremos. Apúntate: Fierro.
•Te decía, insisto, que hay vida más allá de Top Chef. Bien lo sabe también, Víctor Rodrigo, amigo de Alejandro y también de Begoña. Compañero de aventura junto a Axel (antiguo Kiora) de aquella experiencia llamada ocho manos, cuna de cocineros con proyección. Víctor pasó por el programa y vivió su propia revolución. Ahora transforma su antiguo Samsha en una aventura gastronómica que promete ser apasionante, distinta, viva. Será realidad en unos meses, pero promete ser inolvidable. Iremos y te lo contaremos: Apunta: Víctor Rodrigo se reinventa.
•Te decía al principio algo de un almuerzo en Muez. Uno de esos locales con encanto en una zona con encanto. Encanto, encanto. Allí me reencontré con Bernd H. Knöller. Conversación y apreciaciones sobre esto de la gastronomía. La cocina en toda su dimensión. Posiblemente uno de los mejores chefs de esta Comunitat y todo un alarde de sabiduría. Bernd H. y en las paredes, libros y gastrosofías. Conocí a Pascal y me habló de su restaurante L’Estibador en El Saler. Apunta: vale la pena un café en Muez y descubrir lugares como L’Estibador.
•Te decía que las paellas van a tomar Sueca, y allí me voy a colar como espía -una vez más- pero además, en la piel de un concursante. Me dicen que se pone frente al fuego Belén Mira, el alma culinaria de La Pitanza. Veremos como queda esta reina de arroces ante el desafío del garrofó. Y que cocineros valencianos se han paseado por Bolivia y México haciendo grande nuestra gastronomía. Jorge y Javier Andrés, junto a Manuel Alonso, de ruta por Bolivia. Y Javier Serrano y su Cena de los Sentidos, junto a Ximo Carrión y el maestro arrocero Galbis, conquistando México. Buenos embajadores del reino del Yantar. (Todos coincidieron en Barajas). (La foto es de Ximo Carrión).
•Te decía que han abierto un restaurante nuevo llamado 2 Estaciones al que voy a ir a destripar (al frente, Alberto Alonso ‘Patxi’ y Iago Castrillón, dos discípulos de Camarena), que ha cumplido un añito The Book (con un éxito contundente), que los chicos de Slow Food preparan festejos a lo grande, que hay mucho que contar, y sin parar, e incluso hablar de una mujer que dio un empujón a la cocina valenciana y ahora ha levantado anclas. Te decía que hay mucho que contar, que narrar, que vivir. Historias Con delantal no te van a faltar. Toma aire, respira… ¡el tiempo empieza ya!
TOP A TOP
HISTORIAS CON DELANTAL
-llega una gran temporada-