AGUA CERRADA
Alejandro Palomas
Siruela
171 páginas
16 euros
Un viaje a Venecia supone para Elsa, la madre, el momento para sincerarse con su hijo, Isaac, y revelarle un secreto familiar que desde hace décadas calla y la tortura. La estancia en Venecia obliga a Isaac a alejarse de su mujer, Serena, una mujer misteriosa y callada que se ve obligada por los acontecimientos a desplazarse también a la ciudad italiana de los canales.
VALORACIÓN: Alejandro Palomas se siente cómodo con historias íntimas, de esas que ocurren más en el interior que en el exterior. No son mis preferidas; sin embargo, Palomas tiene una manera de contar seductora, imperfecta quizá, pero que sabe atrapar. Es casi un género en si mismo la novela intimista, introspectiva, pues tiene su público, pero el mérito de los autores es lograr traspasar las fronteras de los incondicionales de su estilo. En este caso, Palomas consigue trenzar una historia de sentimientos y con pocos personajes pero agitada y entretenida. Se abusa, por lo general, de términos como “desgarradora”, sin embargo, en este caso, el autor logra plasmar tal sensación sin caer en el sopor. La acción, de menos a más, a mucho más, transcurre sin entorpecer la descripción introspectiva. Hay un asunto que me desconcierta y que es posible que también sorprenda a los que hayan viajado a Venecia. Palomas se centra en el agua, en su laberíntica trama urbanística y en el olor de la ciudad. Abundan las descripciones del olor; sin embargo, Venecia huele mal en meses de calor, pero no es usual que se prolongue hasta el arranque del otoño. El autor se deja llevar por la triste belleza de la ciudad. Desaprovecha, por otro lado, el especial sonido de las calles de la Serenisima República, lo que sorprende, ya que Palomas hace especial hincapié en la música en varios pasajes de la novela. Y es que, Venecia, al igual que las tramas intimistas, es casi un género literario en sí misma.
BURGUERA