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Juan Sanchis

La película de la semana

Anécdotas de cine

Vivien Leigh como Scarlett. / Vivien Leigh como Scarlett.

A Dios pongo por testigo, a Dios pongo por testigo de que no lograrán aplastarme. Viviré por encima de todo esto. Y cuando haya terminado, no volveré a saber lo que es el hambre. Ni yo, ni ninguno de los míos. Aunque tenga que estafar, ser ladrona o asesinar. A Dios pongo por testigo de que nunca volveré a pasar hambre…..” (Scarlet O’Hara en ‘Lo que el viento se llevó, 1940)

 

He visto muchas películas infinidad de veces, pero con ‘Lo que el viento se llevó‘ no fue lo mismo. Recuerdo que la primera vez que la ví fue en un cine de verano. Me impactó tanto que al día siguiente volvía a estar sentado ante la pantalla. Su rodaje fue una auténtica aventura y sólo el impulso de David O. Selznick, su productor, hizo posible que se terminara. La producción se demoró durante tres años y todo por encontrar a la actriz ideal para interpretar a Scarlett O’Hara. Si para el papel de Rhett Butler hubo una coincidencia casi unánime para que fuera Clark Gable, encontrar a la actriz protagonista fue toda una odisea.

Los reponsables de casting recorrieron infinidad de ciudades de EE. UU. haciendo un casting abierto a la que quisiera presentarse. En total tuvieron que ver a 1.400 jóvenes y algunas ya talluditas. Selznick estaba convencido de que de ahí no saldría su ‘Scarlett’, que sería verla y saber al instante que era ella. Por conseguir el papel pugnaron grandes estrellas. Entre ellas, Bette Davis, Joan Crawford, Olivia de Havilland, Joan Fontaine y un lago etcétera.

Llegó el momento en que el rodaje no se pudo posponer más y no había actriz principal. Se decidió comenzar por el incendio de Atlanta (en el que se quemaron los antiguos decorados de ‘King Kong‘) donde la protagonista sale con la cara tapada. Cuenta la leyenda que en ese momento se acercó Myron, el hermano de Selznick con Lawrence Olivier y su mujer, de visita en el estudio, y le dijo que ahí tenía a Scarlett. Era Vivien Leigh, en ese momento esposa del actor británico. Tres días después se incorporaba al rodaje.

 

 

Besos encadenados

Es sabido que Alfred Hitchcock, que se trasladó a Hollywood de la mano de Selznick, tenía un sentido del humor afilado, socarrón que en muchas ocasiones se pueden ver en sus películas. A principios de los años 30 se instauró una serie de normas de moralidad que fue conocido como el Código Hayes. Los directores y guionistas de entonces, mucho más inteligentes que los moralistas puritanos de doble moral, se las fueron ingeniando para torear esta norma. Desde Ford a Mankiewicz, pasando por Huston o Hawks. Hitckcock fue uno de los más ingeniosos, como se puede ver en la escena del beso entre Cary Grant e Ingrid Bergman en Encadenados (1946), uno de aus mejores trabajos.

 

 

El código prohibía que los besos duraran más de tres segundos. Hitchcock cumplió con la norma de forma que un puritano nada podía decir. Aún así, consiguió que el beso se alargara más allá de dos minutos y medio. La escena empezaba en la terraza y la pareja andaba hacia la puerta del apartamento besuqueándose en picos que nunca superaban los tres segundos mientras mantenían una conversación de apariencia intrascendente. Llegado un momento se utiliza la llamada telefónica a Cary Grant que con sus respuestas breves fractura el tiempo del beso.Todo un ejemplo de sutileza del maestro del suspense.

 

Ford y el Actor’s Studio

Sal Mineo y James Dean.

Sal Mineo y James Dean.

El gran combate‘ (1964) es el último western de John Ford. Uno de los actores principales era Sal Mineo, típico discípulo del Actor’s Studio como Paul Newman, Jane Fonda, Al Pacino o Dustin Hofman, entre otros. Parece que la relación entre ambos no fue sencilla. Por la noche, cuando rodaban en exteriores, Mineo aprovechaba para tocar con saxo piezas de jazz a todo volumen. Una noche se presentó John Ford y le preguntó si podía tocar más bajo a lo que Mineo le respondió que este tipo de música se tenía que interpretar muy alto. Ford sacó una navaja, la abrió y la dejó sobre la mesilla y le dijo que seguro que podía bajarlo. Mineo le respondió que por supuesto y Ford cogió la navaja y se fue mascullando “ya lo sabía yo”.

Ya en el rodaje tuvieron un nuevo encontronazo. Sal Mineo, como buen alumno del Actor’s Studio, cuidaba esmeradamente la preparación de cada escena. Ford solía rodar con una sola toma. Al finalizar una escena Mineo le dijo que no esta satisfecho con su interpretación y le pidió volver a rodarla. Ford, fiel a su estilo, se levantó y le dijo ahí tienes la cámara.

 

Entre el amor y el odio


Wilder, Marilyn y Tom Ewell preparan la escema del vuelo de la falda.

Wilder, Marilyn y Tom Ewell preparan la escema del vuelo de la falda.

Billy Wilder y Marilyn Monroe filmaron juntos dos películas: ‘La tentación vive arriba‘ y la genial ‘Con faldas y a lo loco‘. Ambas experiencias supusieron una verdadera prueba para el director y eso que calificó a Monroe como la mejor actriz cómica con la que había trabajado.

Pero Wilder no soportaba la impuntualidad que caracterizaba a Marilyn Monroe. Una de las perlas que soltó el director fue: “Sobre la impuntualidad de Marilyn debo decir que tengo una vieja tía en Viena que cada mañana estaría a las seis en el plató y sería capaz de recitar los diálogos incluso al revés. Pero, ¿quién querría verla? Además, mientras esperamos a Marilyn Monroe todo el equipo, no perdemos totalmente el tiempo. Yo, sin ir más lejos, tuve la oportunidad de leer ‘Guerra y Paz’ y ‘Los miserables'”. Aún así el director siempre le tuvo especial cariño.

 

La caza de brujas

Cecil B. De Mille.

Cecil B. De Mille.

Durante el periodo negro de la historia de Hollywood que fue la caza de brujas, hubo un momento en que un grupo encabezado por Cecil B. De Mille quiso apartar a Joseph Leo Mankiewicz de la presidencia del Sindicato de Directores al no querer hacer un juramento de lealtad. Se convocó una asamblea en la que los partidarios de De Mille atacaron duramente a Mankiewicz. De Mille también realizó un parlamento igual de virulento. Tras cuatro horas de reunión y bien entrada la noche, hubo un momento de silencio cuando Ford levantó la mano. Con su típica gorra de beisbol y  sus zapatillas se levantó tranquilamente y dijo: “Me llamo John Ford, hago westerns”. Siguió elogiando a De Mille del que dijo que nadie era capaz de saber lo que quería el público y dárselo. Luego le miró directamente y le soltó: ‘Pero no me gustas, C. B. y no me gusta lo que has estado diciendo aquí hoy. Propongo que demos a Joe un voto de confianza y luego nos vayamos a casa a dormir un poco.’ Y eso fue lo que hicieron. (cfr. ‘John Ford‘ de Peter Bogdanovich)

Los estrenos más esperados

Sobre el autor

"¿Usted ha visto caminar a Henry Fonda? Pues eso es el cine”. Así definía John Ford el Séptimo Arte y creo que no hay una mejor. El cine es lo que cada uno quiere que sea. Otro maestro, Billy Wilder, afirmó que "Si el cine consigue que un individuo olvide por dos segundos que ha aparcado mal el coche, no ha pagado la factura del gas o ha tenido una discusión con su jefe, entonces el cine ha alcanzado su objetivo". No hay más que añadir.


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