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Juan Sanchis

La película de la semana

Hollywood se queda sin ideas

Cartel de la serie producida por Martin Scorsese/

“Si la historia nos ha enseñado algo es que siempre se puede matar a cualquiera” (El Padrino, 1972)

 

El remake ha estado siempre presente en el cine. Cecil B. De Mille llegó a rodar dos versiones de Los diez Mandamientos; Howard Hawks hizo lo mismo con El Dorado y Río Bravo y Hithcock, con las dos películas de El hombre que sabía demasiado. Pero, desde luego, nunca había alcanzado la fiebre actual.

Son varios los factores que pueden ayudar a comprender este fenómeno. Pero hay hechos que invitan a pensar que detrás de esta ola de se encuentra la búsqueda del beneficio fácil de las productores dejando de lado la creatividad y las buenas historias.

Salvo excepciones, las revisiones suelen ser bastantes peores que la versión original. Sirvan como ejemplos el remake americano (La cena) de la francesa La cena de los idiotas. Fenómeno que se repite en Vainilla Sky que se basa en Abre los ojos; en Quarantine, versión de Rec; en Solaris, revisión de su homónima polaca) o Criminal, de Nueve reinas,  son sólo un ejemplo. Ahora están en producción o en cartelera las nuevas versiones de Robocop, Un hombre americano en Londres, Dirty DancingLos Inmortales, o Poltergeist, entre otras muchas. Hasta los autores más reputados caen y han caído en el remake, aunque con mejores resultados. Es el caso de Martin Scorsese que ganó su único Oscar, tras varias obras maestras que dejaron indiferente a la Academia, con Infiltrados, remake de una película de Hong Kong de 2002 (Infernal Affairs).

Crimen perfecto, remake de la película de Hitchcock

Otro fenómeno que apunta hacia el anquilosamiento de Hollywood es el incremento de sagas como Capitán América, Transformers, Los juegos del hambre. De las diez películas más taquilleras del pasado año, cinco fueron capítulos de sagas: Los juegos del hambre: En llamas; Iron Man 3; Gru 2, mi villano favorito; El hobbit: La desolación de Smaug y Fast and Furious 6. La sexta más taquillera fue Oz, un mundo de fantasía, remake vestido de precuela de El mago de Oz.

Los quince primeros años de siglo se han convertido así en la época dorada de las sagas. Hollywood siempre ha recurrido a ellas, pero nunca como ahora. Ha sido un recurso fácil de los estudios para conseguir grandes beneficios sin necesidad de complicarse la vida. Basadas en personajes de comics, en libros o videojuegos las historias se estiran como chicles. Suelen ser superproducciones muy caras y muy cuidadas técnicamente. Aunque a su vez superficiales, con guiones llenos de clichés, tramas muy sencillas y personajes mal definidos que está llevando a una clara infantilización de las producciones. Pero producen grandes beneficios sin demasiado riesgo y esfuerzo. Un ejemplo. La citada Los juegos del hambre: En llamas contó con un presupuesto de 425 millones de dólares y lleva recaudados más de 875. El Hollywood de los pioneros con sus continuas innovaciones,aventurándose, contrantando a los mejores escritores del país para crear historias ha muerto.

El guionista Aaron Sorkin.

La pregunta es inevitable.¿En Hollywood se han quedado sin ideas? Un síntoma más es que los guiones originales son cada vez más escasos. Muy pocos son los que se atreven a hacer una película a partir de una hoja en blanco. Entre ellos están Woody Allen (cada película suya supone prácticamente una nominación al Oscar al guión original), los hermanos Coen, Joel y Ethan, Quentin Tarantino, Peter Morgan o Aaron Sorkin.

Los que tienen algo que contar se han pasado así a la televisión. Han dado el salto directores de la talla de Scorsese, con Boardwalk Empire; Frank Darabont, con Mob City o The Walking Dead; Bryan Singer, con House; J. A. Bayona y Sam Mendes en Penny Dreadfull; David Fincher en House of cards o Gus Van Sant en Boss, entre otros.

Cartel de la serie producida por Martin Scorsese

 

Otro atractivo de la televisión es que permite desarrollar tramas más complejas y las hace más atractivas para los creadores.

No cabe duda de que los grandes estudios tendrán que reaccionar. Al inicio de la televisión, el cine vio en ella una serie amenaza. Como reacción respondieron con el cinemascope y las grandes producciones con numerosos extras rodadas al aire libre que dieron lugar a varias obras maestras. Al tiempo, del mundo televisivo salió una generación de directores como Arthur Penn, Sidney Lumet, John Cassavettes o Mike Nichols, entre otros,  que renovaron el cine. Ahora el fenómeno es en dirección contraria. Es de esperar que más pronto que tarde las grandes compañías se den cuenta de que un blockbuster no es el único cine rentable y que sin ideas ni creatividad se inicia un inexorable descenso hacia el ocaso.

Los estrenos más esperados

Sobre el autor

"¿Usted ha visto caminar a Henry Fonda? Pues eso es el cine”. Así definía John Ford el Séptimo Arte y creo que no hay una mejor. El cine es lo que cada uno quiere que sea. Otro maestro, Billy Wilder, afirmó que "Si el cine consigue que un individuo olvide por dos segundos que ha aparcado mal el coche, no ha pagado la factura del gas o ha tenido una discusión con su jefe, entonces el cine ha alcanzado su objetivo". No hay más que añadir.


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