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César Campoy

Banda sonora

Pinta y colorea

Primates con Motosierras se estrenan a partir de imbricados textos, espirales sonoras y una filosofía que invita a la imaginación

 

En su Manual de zoología fantástica (o Libro de los seres imaginarios), Jorge Luis Borges definía al mirmecoleón como una extraña criatura que posee la cabeza de león y el cuerpo de hormiga. Que tamaña fuente de inspiración se cuele en las referencia textuales de una banda, tan sólo puede significar una cosa: Su querencia por la diferenciación o, al menos, su intención de marcar diferencias a base de impulsos alejados de la cotidianidad. Más o menos bajo estos parámetros se podría decir que nace Primates con Motosierras, un proyecto integrado por el exSaudade Asen Torrijos, además de Isi González, Óscar Calatayud y Jan García (máximo responsable de sus letras). A partir de una imagen de marca que cuida detalles como la carpeta de su primera referencia, autoeditada, Seeeee!!! (obra de Vicenç Ramírez) a base de impactantes trazos, unos textos absolutamente surrealistas que beben de la locura y el desenfreno, y de cierto reparo a la hora de mostrar instantáneas en las que se retrate a los componentes del grupo, la criatura ya ha sido capaz de despertar en algunos, al menos, mayor curiosidad de la generada por cualquier banda novel anodina. Es hora de que, definitivamente, el ser se manifieste: «La locura y el desenfreno se desarrollan con una naturalidad insultante a nuestro alrededor, en el mundo real. Nuestra música sería la traducción sensible de esta sensación de vértigo e intensidad de nuestras vidas, a la vez que una búsqueda de la belleza natural en medio de tanto mecanicismo zombi. Sería incluso un desafío a los intentos de humillación a que los parámetros socioculturales intentan someternos constantemente. A que nos traten como idiotas. Más que locura, es antilocura. Si sana o no, ya se verá», sentencian sin miramientos.

 

Misteriosos. Los ‘alter ego’ de los primates.

Temas como el (ya apuntado) El mirmecoleón (“Elifaz rey de los temanitas, me masticas en tu boca de soberano antiguo y me duele todo el cuerpo”), Apertura Vant Kruijs (“Por el dedal de Hikaru se oía la rueca hilar”) o Las casas de los amigos (“En los días de los cinco bárbaros y los dieciséis reinos … molaba que colgaran los pies de las cornisas”) definen a la perfección unos derroteros en los que acabaron colisionando las diferentes columnas de este ente, cuya gestación, como adivinarán, tiene un motivo de peso: «Primates con Motosierras surge tras un periodo de reflexión y experimentación en el que tratamos de encontrar un formato expresivo capaz de digerir los cambios que han sacudido al mundo de la música popular desde el cambio de siglo. Unos cambios que dejaron fuera de juego al anquilosamiento en los tradicionales formatos rock, indie, hard core y todo eso; y que más bien facilitaban la cocción general de todos los ingredientes en una gran olla del tamaño del mundo. Ahí es donde nosotros podemos ya escoger esto o lo otro y mezclarlo a nuestro gusto, con muchos más recursos; y sobre todo, con más experiencia a la hora de ser críticos con nosotros mismos. Nos parece que, desde el cambio de siglo, hemos aprendido más y mejor que en el resto de nuestras vidas. Y ahora vamos a jugar de nuevo el partido desde cero», advierten, mientras tratan de desvincular, también de lo establecido, ese Seeeee!!! que, aupado también en instrumentos que le dotan de indudable empaque como la trompa, el violín o el theremín, carece de reglas establecidas o, más bien, su norma se basa en la ausencia de éstas: «Es lo que se ve, lo que suena y lo que se dice. Con los cambios a que antes nos referíamos, reducirlo a formatos tradicionales suena a vaguedad. Es un poco de música realizada con sinceridad y esfuerzo. Habrá que ver cómo traduce eso el mundo circundante».

 

 

Mientras el destino acaba por sacarnos de dudas sobre tan enigmática cuestión, tratamos de finiquitar esta caleidoscópica tarjeta de presentación de un proyecto, el de Primates con Motosierras, que, faltaría más, tiene sus motivos de inspiración artística, su razón de ser, su objetivo y excusa perfectos para decidirse a mostrar los afilados dientes de su peligrosa herramienta: «Para nosotros es crucial que la música popular resulte entretenida pero que no esté vacía. Y de paso, que se abran ventanas laterales por si alguien quiere asomarse y pensar las canciones a su manera. Entonces, los temas, que proceden directamente de la imaginación, cuentan historias algo desdibujadas, para que cada uno pueda colorearlas como le pida el cuerpo. O sencillamente dejarse llevar por las imágenes. Además de esto, hay motivos de reflexión fundamentales que subyacen ocultos sin intención de exhibirse, y que son la piedra desde la que se construyen las letras. Estos motivos son dos: La naturaleza y su curso fuera y dentro de nosotros; y cómo eso queda reflejado en el juego de ajedrez. Cada canción representa también una apertura de ajedrez. Y si eso es más o menos evidente no importa. Lo verdaderamente importante es ser consciente del camino que pisas, sin saber adónde te va a llevar. Y que quienes escuchen, a su vez, transiten su propio camino, con su propia motosierra entre las manos».

 

 

El disco de la semana

 

Perro Grande

Cabizobajo (BORX Records, 2016)

La quinta referencia de los siempre abrumadores Perro Grande surge, de partida, de elementos conocidos (buscando, tal vez, que el respetable se confíe), para, acto seguido, hacer evidentes sus posibles nuevos aires. Para comenzar, el trío sigue manteniendo su fidelidad hacia unos estudios Stardust en los que se ha recluido junto a Sergio Devece (hasta hace poco, tercer elemento de la banda) para sumergirse de lleno en el modelaje, cincelado en directo, de una criatura que ha supuesto la incorporación definitiva de Álex Manzano (Lullaby, Capitán Booster, Mammut) a la batería, lo cual, según sus compañeros, Nacho Nácher y Borja Boscà, ha acabado por conferir cierto orden en un invento de cuya esencia siempre ha parecido emanar un aroma caótico difícil de controlar (sobre todo, en vivo): «Álex nos está demostrando que si los baterías tocan con nosotros es porque son nuestros amigos», aseguran Nacho y Borja.

Esa sensación de cierta improvisación y energía desbocada; de demencia y rotundidad, siempre ha sabido canalizarla certeramente el combo a partir de un noise, casi, de manual que, en esta ocasión, sigue mostrándose sin titubeos (Venial); firme (Petit mal). Eso sí, también vislumbramos pinceladas sofisticadas (el tema que da título al disco), que nos hacen dudar sobre si su presencia es buscada o encontrada: «Nosotros nunca buscamos nada en concreto. Somos bastante viscerales a la hora de hacer las cosas y más si cabe a la hora de interpretarlas. La verdad, nos ha costado varios meses entender este Cabizobajo», confiesan sinceros.

Las gentes de Perro Grande, por cierto, harán sonar los temas de este disco este 5 de febrero en el Magazine valenciano. Lo harán en el marco del Live At the Punch Party, en compañía de El lobo en tu puerta y Caustic Roll Dave.

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Sobre el autor

Curioso por naturaleza. Más de media vida escribiendo.


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