El Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) es una línea de crédito, es decir, un tipo de préstamo. Esta concebido para que el Estado le preste dinero a las Comunidades Autónomas de modo que no sean ellas las que tengan que ir a los mercados para financiar su deuda de modo que, en lugar de ellas, lo hace el Estado. Esto persigue reducir el número de competidores por lograr dinero lo que debería reducir su coste (por la ley de la oferta y la demanda).
El FLA tiene una dotación de 18.000 millones de euros con el aval de Estado y el responsable del mismo es el Instituto de Crédito Oficial (ICO). Una tercera parte de este fondo (6.000 millones) llegarán desde Loterías y Apuestas del Estado que se los prestará al ICO.
Como todo los préstamos, el FLA tiene sus propias condiciones. La principal es que la autonomía o administración local que acuda a él tendrá que explicar al Estado mensualmente su estado de tesorería y el nivel de cumplimiento de su presupuesto. Todo esto es para que el Estado pueda controlar que el déficit no supera el 1,5%, es decir, que el solicitante del FLA se gasta como máximo un 1,5% más de los ingresos que tenía previsto y que realmente ha tenido.
¿El que recibe el FLA está rescatado?
El término rescate no se refiere a ningún tipo de préstamo en concreto sino que se considera que una región o país está rescatado cuando recibió dinero de un prestador que no sólo se dedica a recibir los intereses sino que además gestiona las cuentas de aquel al que le ha prestado el dinero. El FLA tiene la condición de que en el caso de que la administración autonómica o local que reciba el dinero no cumpla con el objetivo de déficit, el Estado le podrá obligar a realizar los recortes necesarios para que lo cumpla. Por tanto, acudir al FLA no implica la condición de ser rescatado.
De este modo, el FLA abre la puerta a un posible rescate pero no lo es. Un ejemplo para entender el riesgo que supone acudir al FLA es el siguiente: pedir un hipoteca abre la puerta a que en caso de impago el banco se quede el inmueble hipotecado aunque ello no signifique que en el momento de firmar el préstamo la vivienda sea de la entidad financiera ya que la propiedad (en el caso del FLA, la autonomía política) se mantiene.
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