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César Campoy

Banda sonora

L@s 20 de La Habitación Roja

Los componentes de la banda valenciana más popular fuera de nuestras fronteras eligen sus temas preferidos, mientras celebran sus 20 años de vida con una agenda completísima de conciertos

 

Jorge, Pau, Jose, Marc y Jordi pueden estar satisfechos de haber conseguido muchas metas, aparte de, obviamente, la más importante: Mantener la llama encendida dos décadas después de que en la localidad de L’Eliana germinaran unos brotes que, tras aquel sonado triunfo en el Circuit Rock, a mediados de los 90 del siglo pasado, fueron extendiéndose por toda la geografía española. Unos años después, de hecho, lograron acabar con uno de los mayores estigmas que ha marcado a la música valenciana: Por fin, fuera de nuestras fronteras, el gran público era capaz de identificar una banda diferente del sempiterno triunvirato formado por Revólver, Seguridad Social y Presuntos Implicados.

Hoy por hoy, La Habitación Roja (LHR) está considerado uno de los pilares históricos de nuestra música, y una de las referencias indiscutibles del sonido independiente hispano. Forman parte del cartel de la mayoría de los festivales a lo largo y ancho de la península (en pocos días actuarán en el Arenal Sound, luego viajarán a Santiago de Compostela, Cangas de Onís, Aranda de Duero, Miranda de Ebro, San Sebastián, Zaragoza…), arrasan en sus habituales visitas a tierras mexicanas, ganan premios (los últimos, el UFI y el IMAS azteca)… y, efectivamente, siguen publicando discos. El último de ellos, tras La moneda en el aire (Mushroom Pillow, 2014), ha sido un recopilatorio con el que celebran sus 20 años de existencia. Nosotros hemos querido saber cuáles son, precisamente, las 20 canciones favoritas de sus cinco integrantes. Relájense, tómense su tiempo, lean, escuchen y disfruten. Son éstas:

Jorge Martí

 

Mi habitación, de La Habitación Roja, (GEEM, 1998)

«Sobre esta canción planea la constante de todos estos años de relaciones en la distancia. Las dos pasiones de una vida, separadas geográficamente por casi 4.000 km de distancia. Una constante que ahora se ha acentuado más si cabe al formar una familia y tener descendencia. Para mí ha sido imposible juntar estas dos pasiones, y el dedicarme a una ha significado siempre echar de menos la otra y viceversa. Todavía hoy es así y supongo que eso queda impregnado en las letras de las canciones de LHR de manera casi inconsciente. Cuando canto lo de: “Ahora te tengo a mi lado, haremos todo aquello que habíamos planeado, recuperando el tiempo que dejamos a un lado, no quiero lamentarlo, sólo recuperarlo y nunca más separarnos” pienso en mi pareja, en mis hijas, pero también en LHR, mi otra familia. Así que, efectivamente, esta canción habla de esas dos pasiones de mi vida: Mi grupo, y mi pareja y ahora familia. Ambas cosas necesarias para sentirme completo, pero al mismo tiempo el estar con una siempre ha significado separarme de la otra. Y todavía siguen así las cosas, a pesar de que este tema se editó en el año 1998. He de decir que uno de los fallos que tiene es su tono, imposible de alcanzar, consecuencia de componerla con una guitarra afinada de oído. Hoy en día la tocamos tres tonos por debajo de la original. Supongo que debimos haberla grabado así, pero, por entonces, nadie nos corregía estas cosas y nosotros, unos advenedizos totales, no nos dábamos ni cuenta».

 

Cuando te hablen de mí, de 4 (GEEM-Astro, 2003)

«En You Tube hay un vídeo no oficial que colgó un chica con esta canción, que se acerca ya a los 2 millones de visitas y tiene unos 300 comentarios. La mayoría de la gente cuenta cómo se identifica con la canción. Es increíble ver que algo que has escrito para ti, tal cual lo sentías, pueda llegar a tantas personas de una manera tan intensa. En el momento más bello e intenso de una relación de pareja, uno se pregunta si ésta puede durar para siempre a ese nivel, y a veces siente vértigo e incluso angustia al pensar que, como la historia nos ha enseñado tantas veces, las cosas se torcerán y esa belleza se convertirá en otra cosa, porque así es la vida, finita, y porque así es la naturaleza humana e incluso la química. El caso es que, llegado ese momento negaremos las veces que sea, cual apóstol Pedro, la existencia de ese pasado, o como en este caso, cuando nos pregunten diremos que no fue para tanto, quitando hierro al asunto. Pero la verdad es que esas cosas por las que hemos pasado nos han forjado y sí son importantes, porque son prácticamente parte de nuestro código genético y nos hacen ser lo que somos, aunque nos empeñemos en olvidarlo y en negarlo. Cada vez que la tocamos y llega el trozo de “solíamos buscar destino para nuestros viajes, en el viejo atlas de tus padres” se me hace un nudo en la garganta. Cuántas noches soñando despiertos mientras mirábamos los mapas de ese viejo atlas y planeábamos los viajes que algún día haríamos juntos. Las canciones son viajes en el tiempo y todavía hoy tengo la sensación de que las mejores están por escribir».

 

Jose, Jordi, Marc, Jorge y Pau.

Posidonia, de Cuando ya no quede nada, (Mushroom Pillow, 2007)

«Una de mis letras favoritas. Como curiosidad, decir que la presencia o no de praderas de posidonia en el Mediterráneo habla de la calidad de sus aguas. Además, es el organismo vivo más grande que existe. Para mí, el amor sería la posidonia. Lo más grande que existe. En el momento en que la escribí mi mujer estaba embarazada de mi primera hija y vivíamos en Trondheim, en un barrio bastante antiguo que estaba unido al centro de la ciudad por un par de puentes. Los cruzaba cada vez que tenía que ir al centro, que era casi como una isla, así que empecé la letra haciendo referencia a esos puentes. Las cosas que nos unen por encima de las que nos separan. Es una canción que habla de sexo, amor y pasión, de dejarse llevar por los sentimientos más puros e instintivos e intenta plasmar de alguna manera que los que persiguen sus sueños y perseveran acaban teniendo su recompensa. Puede que el resultado no sea lo soñado, pero al menos en el camino tendremos la posibilidad de dar con lo inesperado: Cosas valiosas e impredecibles que vamos sumando al bagaje personal de nuestras vidas. Es un homenaje al Mediterráneo, a la pasión con la que algunos perseguimos nuestros sueños con el maravilloso y latente peligro de que éstos se conviertan en realidad».

 

Si tú te vas (magnífica desolación), de La moneda en el aire (Mushroom Pillow, 2014)

«En una entrevista en Radio 3 me dijeron que ésta parecía una canción escrita para alguno de esos grandes cantantes melódicos valencianos como Nino Bravo o Camilo Sesto. Un halago abrumador sin duda. Al crearla yo me encontraba en un momento difícil, tratando de aceptar y digerir la enfermedad de mi mujer. Me sentía como un astronauta al que hubieran dejado abandonado en la Luna. En un momento dado la vida me sonreía, todo me iba viento en popa, llegué a la Luna, la pisé y obtuve la gloria y el reconocimiento, pero de repente, la enfermedad se cruzó en el camino de nuestra familia y de alguna manera, yo me convertí en ese astronauta abandonado al recuerdo de la gloria de su histórica conquista. Desde la Luna se contempla la tierra (“Planet Earth is blue and there’s nothing I can do” que dice Bowie en Space Oddity). Se contempla hermosa y azul y esa imagen representa la vida que se pierde, la vida que se escapa. Desde el día en que mi mujer enfermó, cada vez que he contemplado una estrella fugaz he formulado un deseo que todavía hoy espero que pueda cumplirse. Ése es mi deseo secreto. En la soledad de la Luna, me imagino al hombre superado por la inmensidad del Universo, sentado mirando el planeta Tierra y solo ante toda esa grandeza. La más grande y absoluta de las soledades. Superado por las circunstancias, cual alpinista que sube un ‘ochomil’ , llega al límite de sus fuerzas y exhausto decide que no puede dar ni un paso más. En un momento dado, el “astronauta terrestre” decide que ya es suficiente, que no quiere ser rescatado y que prefiere quedar solo abandonado a su suerte y morir en paz. Le irá cubriendo el polvo lunar y se acabarán los días de grandeza, de lanzamientos espaciales, de cuentas atrás esperando los grandes momentos de la vida. Los días de gloria llegarán a su fin y ya no será el centro del Universo. Abandonado, contemplará la “magnífica desolación” de la Luna. Dejará de mirar al cielo esperando milagros que no llegarán, y un grito desesperado en forma de canción será lanzado al espacio exterior. Un lamento que orbitará por siempre alrededor del sol y como un satélite de amor desesperado, describirá una órbita distinta a la de su amada y nunca se volverán a encontrar. Porque ella se va, se escapa, se marcha… la está perdiendo. La ha perdido. Por su enfermedad, porque se ha abierto entre ellos una distancia insalvable. Todo esto es lo que pasará si tú te vas: Si se marcha la alegría de vivir, la esperanza, la ilusión, el amor. La canción tiene una subida instrumental con cambio de tono espectacular al final, y un cierre elegante con un pequeño guiño a Don´t look back in anger de Oasis. Estábamos en el mismo estudio donde ésta se grabó y utilizamos el mismo piano, así que tenía sentido».

Pau Roca

 

Los cuatro jinetes del Apocalipsis, de 4 (GEEM-Astro, 2003)

«Creo que hicimos una canción muy extraña (podrían estar aquí también Bob, Sonámbulos y alguna más), mágica y original. Tenemos casi 200 canciones y la gente, cosa bastante lógica, nos tiene “clasificados” por un tipo de tema  muy reconocible que es el que más éxito tiene. Pero la verdad es que hemos hecho, dentro de una lógica de grupo, bastantes cosas muy distintas. En ese sentido y salvando las muchas distancias, nos pasa como a REM. De vez en cuando me encuentro a gente que les odia porque los relaciona exclusivamente con Shiny happy people y Losing my religion, pero nunca con el Murmur o ni siquiera con el Green o Document. Con la letra fuimos casi visionarios: Trata sobre la telefonía móvil, atentar y defenderse. Musicalmente es muy Grandaddy, grupo que nos encanta y que adorábamos en aquella época. Pedro Vizcaíno [Grabaciones en el Mar], nuestro jefe por entonces, lo pilló a la primera escucha».

 

Van a por nosotros, de Nuevos tiempos (Mushroom Pillow, 2005)

«Me encanta la tensión que consigue esta canción a base de tener un ritmo muy repetitivo que no explota hasta que está muy avanzada, y lo hace por poco tiempo. Hice el riff, curiosamente, escuchando a un grupo que no me apasiona pero que creo que tiene alguna canción magnifica, Coldplay. El otro día encontré la grabación de cuando la hice, le falta una estrofa casi entera que hizo Jorge. Trata de la chica con la que vivía por aquel entonces y de la sensación que me dio un reportaje de El Semanal sobre Amancio Ortega mezclado con que ella trabajaba en Zara y la puteaban bastante. La han usado en un documental sobre el 15-M y algún que otro vídeo de You Tube sobre el tema, cosa que nos llena de gozo. Es una de las canciones que más hemos tocado en directo y que en su momento queríamos que abriera Nuevos tiempos, aunque al final no fue así. La producción de [SteveAlbini le otorgó la fuerza que pedía. Está grabada en directo con la voz cantada luego, sin “recordings”, ni correcciones, ni ordenadores, ni “plug-ins”, ni nada. De los micros, a la cinta, todos juntos tocando».

 

Fotógrafo del alma, de Dirán que todo fue un sueño (Mushroom Pillow, 2006)

«Es una canción que, a día de hoy, me remite automáticamente al Moloko (bar de Madrid que frecuentamos mucho) ya que a su dueño, Sabi, le encanta y la pincha casi a diario. No puedo evitar trasladarme allí si la escucho. La grabamos con una tarjeta de sonido muy sencillita, un micro bastante barato y un portátil en Trondheim, en casa de Jorge. Apenas grabé guitarras en ella, pero el arreglo de cuerda que hice me encanta. Es de nuestras canciones “tipo Smiths” que nos salen de vez en cuando. Un ritmo simple, un bajo muy chulo y una acústica mandando. La letra es muy bonita y creo que nos quedó una canción muy apañada con muy poco equipo. La grabamos dentro de nuestro epé casero y noruego Dirán que todo fue un sueño, que mezcló Carlos Hernández más adelante en su estudio, también casero».

 

Los últimos románticos.

Días de vino y rosas, de Universal (Mushroom Pillow, 2010)

«Hoy en día, este tipo de canción no triunfa. Ni siquiera sobresale de las demás. No, hoy en día se lleva más la contundencia, la repetición y el “espectáculo”. Pero a mí, que valoro la esencia de las canciones ante todo, me encanta. Me hizo gracia que Sidonie la eligieran para versionearla, aunque lo entendí perfectamente; siempre han tenido buen gusto y además, es el tipo de canción que uno valora más si compone. Musicalmente es un tema clásico, bastante acústico y atemporal en el que todos los elementos funcionan naturalmente. Buen riff, buena letra, buena melodía y algún teclado discreto. No hace falta más. Aunque sea lo más difícil de hacer: Algo sencillo que funcione. No he conseguido que se toque mucho en directo, pero cuando lo hacemos (sobre todo en acústico cae alguna vez) lo disfruto mucho».

Jose Marco

 

Los mejores años de nuestra vida, de Mi habitación (GEEM, 1998)

«Creo que es la primera canción “larga” que hicimos. Es un tema cuya letra me encanta y con un final en directo marca de la casa».

 

Dices que no, de 4 (GEEM-Astro, 2003)

«Bajo mi punto de vista, la mejor canción de LHR. Es perfecta para escuchar después de una ruptura».

 

La segunda oportunidad, de Fue eléctrico (Mushroom Pillow, 2012)

«Es el tema de LHR con el cual me siento más identificado. No la he escrito yo, pero conozco a Jorge desde los cuatro años y en esta canción hay muchas vivencias que compartimos».

 

Ahora quiero que te vayas, de Fue eléctrico (Mushroom Pillow, 2012)

«Alguien dijo alguna vez que LHR hacía canciones tristes que ponen a la gente alegre. Ésta puede ser una de ellas».

Marc Greenwood

 

Universal, de Radio (GEEM-Astro, 2001)

«Fue una de las primeras canciones en las que estuve involucrado. Grabamos en un pequeño estudio en Vigo; nos sorprendió lo pequeña que era la mesa y que todo se hacía con un ordenador… Cómo pasa el tiempo. La canción es un auténtico himno a la positividad y siempre te llena las pilas cuando lo necesitas».

 

Cuando ya no quede nada, de Cuando ya no quede nada (Mushroom Pillow, 2007)

«Ésta es una de mis canciones favoritas. Cierra el segundo disco que hicimos con Albini y pone punto final a la que, seguro, es la grabación que más he disfrutado. Registrada en directo, el resultado me parece absolutamente sublime. Los cuatro (por entonces éramos cuatro) tocamos a una, de forma contundente. La jam final es un bonito broche, que hicimos durante tiempo también en directo».

 

Younger, de Universal (Mushroom Pillow, 2010)

«Universal (el disco), rompe con la forma de trabajar de los dos anteriores, y se lleva a cabo centrándose mucho tanto a la hora de hacer demos como en el estudio y en la mezcla. Fue un proceso largo, pero creo que mereció la pena y nos puso en el camino para hacer Fue eléctrico y La moneda en el aire. Es una canción preciosa en la que las guitarras acústicas y las voces adquieren el protagonismo, y no me canso de escucharla».

 

Ayer, de Fue eléctrico (Mushroom Pillow, 2012)

«Es una canción que cuando Jorge nos la enseñó, en seguida supimos que iba a funcionar muy bien. Con una base rítmica muy contundente, un riff de teclado pegadizo y una letra con la que todo el mundo se siente identificado alguna vez, este tema se ha convertido en algo muy divertido y placentero de hacer sobre un escenario».

Jordi Sapena

 

Las cosas más pequeñas, de Un día perfecto (GEEM, 2001)

«Circulaba por internet un archivo zip que contenía toda la discografía del grupo, allá por el año 2003. Se llamaba Discografía Completa La Habitación Roja por Amunt, o algo así. La llevaba en un CD en mp3 de color naranja, y la escuchaba en mi reproductor portátil todo el día. Contenía todas las caras B de todos los singles y epés publicados por el grupo hasta la fecha (¡muchos!). Las escuchaba sin parar y me encantaba el tono íntimo de muchas de esas canciones. “Las cosas más pequeñas nos han hecho llegar hasta aquí” dice la letra, arropada por e-bow y piano. ¡Una gran verdad!».

 

Dices que no, de 4 (GEEM-Astro, 2003)

«Fue la primera canción que me obsesionó del grupo, cuando todavía no tocaba con ellos y era muy fan. ¡La escuchaba sin parar! La primera vez que vi a la banda en directo, en la primera edición del extinto Borgia Pop de Gandia (2003), me colé en la prueba de sonido junto a Víctor (ahora road manager de LHR) y justo la tocaron. Recuerdo ese momento como el que me hizo ver que eran un grupo diferente. Principio con batería a lo Supersonic [Oasis], guitarra brutal, letra increíble… Quizá la canción que más me emociona tocar en directo».

 

La vida es sueño, de Dirán que todo fue un sueño (Mushroom Pillow, 2006)

«Cuando se publicó Dirán que todo fue un sueño, en 2006, en el inpass entre los dos discos grabados con Albini, me sorprendió y fascinó el tratamiento acústico y las cajas de ritmos que vestían a las canciones del epé. Destilaban melancolía, y las letras y títulos me trasladaban a la Noruega donde habían sido grabadas. De entre todas ellas, destaca la letra de La vida es sueño, con esa poderosa última frase que reza “Sólo muere el amor que se ha dejado de soñar. El resto es para siempre, para siempre”. Ese piano con delay y la guitarra distorsionada de Pau me siguen poniendo los pelos de punta cada vez que la escucho».

 

Hoy, de Cuando ya no quede nada (Mushroom Pillow, 2007)

«El disco oscuro y maldito Cuando ya no quede nada contenía canciones increíbles, con letras preciosas y desarrollos instrumentales que me hipnotizaban. Un disco a reivindicar, sin duda. Esta canción es un claro ejemplo. Muy poco tocada en directo (al menos yo no la vi ni toqué jamás)».

LOS BISES de Jorge Martí:
No deberías, de Universal (Mushroom Pillow, 2010)

«Es una de mis canciones favoritas, y es de ésas que gustan a los seguidores más acérrimos. No creo que mucha gente que no conozca al grupo en profundidad la tenga muy controlada. No es una canción pop pegadiza de tres minutos. Es intensa, solemne y muy, muy triste y profunda. Además es bastante larga y no tiene estribillo. Como si fuera una especie de elegía, empieza con un armonio y a lo largo de sus casi 7 minutos se van añadiendo capas y capas de instrumentos y voces con gran presencia de cuerdas que acentúan el dramatismo y el calado de la historia que cuenta la canción. No es una canción de venganza, pero sí una manera de autoafirmarse incluso en el dolor más absoluto. Una forma de decir: yo lo di todo porque creía que seguir mis sentimientos más profundos era lo correcto y tú te has reído de algo que debería ser sagrado. Me gusta mucho la línea que dice: “Quiero saber si es verdad que dijiste que yo, que yo nunca fui especial, tan sólo alguien más, con quien poder matar el tiempo y mi soledad”. Siempre he pensado que uno ha de asumir las cosas que hace aunque no se sienta a gusto con ellas. No renegar de los sentimientos pasados. No negar el pasado y los errores cometidos, No avergonzarse de ellos sino aprender de los mismos, seguir adelante e intentar mejorar en futuro. Sé que es difícil luego cumplir con esas premisas, pero al menos está bien fijarse metas ambiciosas si uno pretende avanzar y mejorar. La sentencia que se repite al final me ha hecho saltar las lágrimas en alguna ocasión en directo: “Ya no te echaré de menos, ya no, ya no… Ya no te echaré de menos”.Pasamos página a algunos hechos traumáticos y al escribir sobre ellos con perspectiva creamos una distancia que nos ayuda a superar el pasado. Al menos a mí me ayuda».
La segunda oportunidad, de Fue eléctrico (Mushroom Pillow, 2012)

«Había un programa de seguridad vial en TVE cuando era pequeño que se llamaba así. En él se presentaba un accidente de tráfico y sus causas para luego filmar de nuevo el mismo subsanando los errores y evitando el fatal desenlace. Yo, al contrario, quiero asumir mis errores como parte de un camino y una historia que te lleva a tu destino. La canción surgió de una reflexión que me hacía a menudo: Vale que no todo es perfecto, pero gracias a mis errores y aciertos, a cada cosa que me ha pasado en la vida he llegado a conocer a la persona más importante de ésta. Cada paso ha ido llevándome hasta donde hoy estoy, así que cuando me preguntan que cambiaría de mi vida digo que nada, porque todo me ha llevado a donde ahora me encuentro. Es la declaración de amor más bonita que he escrito sin duda».
Indestructibles, de Fue eléctrico (Mushroom Pillow, 2012)

«Indestructibles se ha convertido en una de las canciones más celebradas de LHR y en una de mis favoritas. Está muy bien construida y arreglada y la letra tiene una inmediatez y al mismo tiempo una ambigüedad que hace que la gente se sienta muy identificada con ella. Fue también de esas canciones que casi se escriben solas y contiene un brillante arreglo vocal y de cuerdas inspirado en Grizzly Bear que acabó por darle a la canción el toque maestro. Recuerdo explicarle a Santi García, nuestro productor, el efecto que queríamos transmitir con ese arreglo, grabar distintos instrumentos y la voz e irnos a descansar tras una larga jornada en el estudio. Al volver al día siguiente allí estaba Santi con esa sonrisa de pillo que tiene, orgulloso de cómo había encajado todas las piezas para conseguir ese arreglo que nosotros habíamos imaginado y a duras penas explicado. Una vez salió el disco y empezamos a tocarla nos dimos cuenta que lo potente que era la canción y de cómo la gente la hacía suya. Si uno disecciona la canción se da cuenta de que tiene un montón de características que la hacen reconocible y que invitan a la gente a cantarla, pero lo mejor de todo es que ninguna de ellas fue hecha con premeditación. Así a tiro pasado, uno puede pensar que todo estaba calculado, pero nada más lejos de la realidad. Creo que las canciones que tienen la grandeza de ésta se hacen solas, sin buscarlas. Esa es la magia de la música».
A dos metros bajo tierra, de La moneda en el aire (Mushroom Pillow, 2014)

«Esta es una canción/epitafio que habla de la muerte desde el punto de vista del que se va (como hiciera Joan Manuel Serrat en Si la muerte pisa mi huerto). Surgió inspirada en el documental de Scorsese sobre George Harrison, Living in the material world, a la lectura de un artículo sobre la catalepsia y al recuerdo de series como Twin Peaks, la música de Badalamenti y discos como Automatic for the people de REM. Es una canción que empieza pequeña hasta desembocar en un arreglo orquestal que hace grande y eterno lo que una vez fue pequeño, y deja como final del disco La moneda en el aire un tiempo que se nos va, pero un montón de canciones que permanecen y que vivirán para siempre. La canción habla de la muerte de una forma sutil y casi diría que agradecida y alegre. Menciona la serie A dos metros bajo tierra, en la cual cuando amortajaban a los muertos se producían todo tipo de conversaciones. En algún lugar frío y lúgubre, como a veces me parecen los largos y oscuros inviernos en Noruega, en esa morgue, me imagino a las personas que van dejando atrás sus ganas de vivir y de amar. Para mí eso queda en las canciones, el único cielo en el que yo creo y lo más parecido a la vida eterna que jamás podremos alcanzar. Lo material no sobrevivirá al paso del tiempo, pero las canciones sí, siempre que haya alguien dispuesto a escucharlas».
La moneda en el aire, de La moneda en el aire (Mushroom Pillow, 2014)

«Esta canción habla de lo imprevisible que puede ser el futuro y de que hay que exprimir la vida al máximo. Es el tema que abre y da título a nuestro noveno elepé y era una de las favoritas de Santi García, productor del disco homónimo. Santi nos sugirió subirla de tempo y hacerla más potente en lugar de un medio tiempo como era en la maqueta. También decidimos alternar partes más desnudas y crudas con estribillos más densos, con gran presencia de teclados y guitarras y con una batería con peso y rockera. La canción la escribí la noche que vi Drive. Me pareció una gran película, muy evocadora y me sirvió de inspiración para luego contar que por muy difícil que pueda ser el destino uno siempre tiene que aprovechar cada momento de felicidad que la vida le pueda brindar. Los protagonistas de la película parecen destinados a la tragedia, son perdedores sin suerte, a pesar del amor que va surgiendo entre ellos. Al final, al protagonista le da igual lo que a él pueda pasarle. Sólo le importa que ella esté bien y a salvo. También hay un guiño a Match point de Woody Allen. Uno no sabe lo que el futuro puede depararle. Lanzas la moneda al aire y esperas que salga cara, pero si sale cruz siempre cabe la posibilidad de que ese momento también sea decisivo en tu vida y pueda cambiar tu destino de alguna manera. Así que mientras el futuro se debate caprichoso entre las múltiples direcciones que pueda tomar, uno debe aprovechar cada momento y cada segundo que esta corta vida pueda brindarle».

EPÍLOGO: Si todavía se han quedado con ganas de revisar cómo han venido sonando (y evolucionando) los discos de nuestros protagonistas de hoy, durante las últimas dos décadas, aquí tienen un pequeño viaje por los temas que abrieron sus creaciones sonoras. Si gustan…

 

 

Los discos de la semana

 

deBigote

Cosmos (Autoeditado, 2015)

Los de Castellón consiguieron con su primer larga duración, Estuario (Ediciones Independientes, 2014), confirmar que su particular manera de combinar las mil y una posibilidades del pop con esencias, ora bailables, ora más íntimas y sobrecogedoras, acabaría por auparles a los primeros puestos de la lista de nuestras bandas con más proyección. Dignamente elegantes en la ejecución y punzantes en la filosofía que impregna sus textos, si nada se tuerce, el sexteto está condenado a firmar algunos de los capítulos más intensos de la música valenciana de los próximos años. Cosmos es una buena muestra de ello. Grabado bajo la atenta mirada de Xavi Muñoz, representa un avance del nuevo material que verá la luz tras el estío. Manteniendo las bases que definen al combo y nos hacen identificarlo (sección rítmica, la mágica voz de Víctor), ahora ganan terreno las cuerdas y prima el detalle.

 

Los Genios

A nuestra manera (Bandistica-Work, 2015)

A mediados de los 60 del siglo pasado, se convirtió en uno de los conjuntos valencianos más celebrados. Llegó a grabar diverso material, del cual tan sólo vio la luz el sencillo El nuevo día. Poco después, la banda se deshizo, y su vocalista emprendió una carrera en solitario bajo el nombre de Toni Artis. Tras volver a los escenarios, hace poco más de un lustro, Los Genios han entrado varias veces en el estudio. La última, para celebrar sus 50 aniversario, pretende recuperar grandes clásicos del pop que van de la admiración por los románticos italianos, a una acertada revisión del Ahora te puedes marchar, pasando por una digna adaptación en valenciano de La casa del sol naciente.

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Sobre el autor

Curioso por naturaleza. Más de media vida escribiendo.


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