3Cómplices vuelven a subirse a los escenarios en una fiesta que tendrá lugar el 13 de junio en Rock City y que promete ser antológica. La legendaria banda valenciana retorna con un Aviso: se lee 3Cómplices, que también representa el renacer del sello Subterráneo
A mediados de los 80 del siglo pasado, José Alves ‘Nano’, Félix Espejo ‘Buelius’ y Domingo Antúnez ‘Buto’, con la connivencia del cuarto cómplice, Manolo Rock, la producción de Gabotti y Remi Carreres, y la edición de Discos Medicinales y Miguel Ángel Villanueva, desconcertaron al respetable con aquel De espías, policías y ladrones repleto de mala leche, inconformismo y poca pose. Aquella manera de repartir mamporros a diestro y siniestro, y su explosivo directo, convirtieron a los, por entonces, Cómplices, en una banda dispuesta a comerse el mundo, y candidatos a transformarse en una suerte de Clash valencianos: «Cuando se tiene la edad que teníamos en el 86, un disco publicado, tus conciertos, tus ensayos… te mueves en una rutina que no te permite ser conocedor de muchas cosas que con el paso del tiempo te das cuenta del valor que tienen. Fueron diferentes factores los que se alinearon para que el proyecto no terminara de explotar, uno de ellos, la aparición de los otros Cómplices con nuestro elepé recién salido de fábrica, a lo que podemos sumar la falta de atención mediática por no ser de determinados barrios de esta ciudad, ni movernos por los garitos de moda, donde si no estabas, no salías en la foto. Visto, hoy en día, creemos que nuestra propuesta musical era muy válida, y lo sigue siendo, y pensamos que tampoco es que hubiera muchas más bandas similares; quizás eso nos dejó en tierra de nadie», afirman.
Porque, fue precisamente cuando el grupo miraba a las estrellas, en plena vorágine de actuaciones y nuevas grabaciones (que no vieron la luz), cuando se suceden cambios en la formación, y finalmente, tras aquel huracanado espejismo, la aventura cómplice llega a su fin. De aquellas cenizas surgieron otros proyectos como Clandestinos o Imprevisibles, hasta que, hace unos meses, la semilla combativa del trío volvió a germinar, eso sí, y por razones que comprenderán, bajo la marca 3Cómplices. ¿Existía una asignatura pendiente por parte de la banda con nuestro rock, o de la historia musical de estas tierras con lo que significó aquel proyecto? «Ha sido una reunión de manera casi espontánea. Existe una página en Facebook que se llama Yo estuve alguna vez en Gasolinera y está dedicada a la mítica sala. Nosotros fuimos asiduos del local en los años 80, como músicos y clientes, y decidimos hacerle una canción. Esa fue la excusa perfecta para volver a juntarnos. No hay nada que reclamar, no hay deudas pendientes ni le debemos nada a nadie. A estas alturas de la vida ya no tiene importancia que la historia del rock de esta ciudad nos haya ninguneado o no, ahora estamos de regreso porque nos apetece y tenemos cosas nuevas que ofrecer», sentencian.
Uno de los artífices de este sonado retorno, coordinando el proceso y editando, sin ir más lejos, el vinilo Aviso: se lee 3Cómplices (en una cuidadísima edición), efectivamente, es el propio Manolo Rock, pieza clave de la historia musical valenciana de las últimas décadas, e impulsor de un regreso que también supone el renacer del sello que comandó años ha, Subterráneo. El mismo que se ha encargado de recuperar, entre otras referencias, aquel De espías, policías y ladrones: «Antes de venirme a vivir a Alicante ya estaba rumiando algo así, pero no encontraba cierta paz interior para afrontar la nueva aventura. Una vez ubicado, he pensado que sería interesante editar cosas en vinilo por pura satisfacción creativa, tanto para el artista como para mí. “Compañía sin ánimo de lucro” es la leyenda que luce la discográfica y resume perfectamente su filosofía. Me conformo con recuperar y volver a invertir en otro trabajo. Con tiradas limitadas no vas a generar ningún tipo de beneficio y por lo tanto sería absurdo tener otro tipo de pretensiones más allá que las del puro hedonismo. ¿Futuro?, la vida me ha dado los suficientes sobresaltos como para no creer en él», asegura un Manolo orgulloso de volver a «rockanrolear» con el trío.
Nuevos sones, tan combativos como el primer día, homenajes a aquellos templos rockeros de la Valencia más gamberra, y revisiones de clásicos del combo (Ramones for you) nos hacen caer en la cuenta de que la actitud de la banda sigue intacta, y nos invitan a preguntarnos si el rock actual anda falto de mala leche, si hay miedo de abandonar la senda de lo políticamente correcto: «El espíritu del 86 sigue vigente en nuestro comportamiento. Han pasado los años, pero si no hubiera un convencimiento absoluto en lo que hacemos, te aseguro que entonces estaríamos en el salón de casa viendo la televisión o haciendo running por el río. Nuestras canciones siguen siendo paridas con inmediatez, no perdemos el tiempo en arreglos rebuscados, y la inspiración para las letras la encontramos observando lo que sucede a nuestro alrededor, que tal como está el patio da para mucho. Salvo honrosas excepciones, la escena musical, llámese rock, pop o como lo quieras etiquetar, está adocenada y solo vive para el postureo. Con tanta corrección nos van a terminar matando de aburrimiento», sentencian, mientras nosotros nos preguntamos si es posible encontrar en la escena local actual dignos herederos de aquella Valencia rockera de los 80 y principios de los 90, y si 3Cómplices estarían dispuestos a colaborar con alguna formación novel. Nano se desmarca: «Si te soy sincero, no estoy muy al tanto de lo que se cuece en la escena underground actual. Seguimos como en los 80, somos chicos de barrio y no nos movemos por el circuito arrastrando una guitarra acústica como si fuéramos unos tunos pesados. Prefiero unas cervezas y un futbolín con mis amigos. Y en cuanto al tema de las colaboraciones, por desgracia, sólo nos llaman para funerales y reuniones de viejos alumnos de los 80 que no nos interesan lo más mínimo. Es una cosa que no nos quita el sueño; estamos encantados con ser parte del tiempo presente».
El tema no es baladí. En otros lugares del mundo donde la cultura rock y pop están más asentadas y extendidas, las nuevas generaciones de músicos reivindican y buscan las colaboraciones de formaciones históricas. En tierras valencianas, los casos son contados, aunque existen y, en los últimos tiempos, afortunadamente, han comenzado a proliferar: «Tienes razón. Personalmente, en su momento a mí me hubiese gustado haber hecho algo con Juan Morcillo. Siempre lo he tenido en la cabeza, pero quizás no supe dar el paso adecuado o no surgió esa oportunidad en su momento. Ahora, que ya no pertenecemos a las nuevas generaciones, nosotros estaríamos encantados de colaborar con quien nos lo pidiera si la historia cuadrara con nuestra visión de las cosas. Por ejemplo, y es otro modo de colaborar, ahora para nuestra presentación en Rock City hemos invitado a Matenquilla Voladora, un trío muy joven y con mucho futuro por delante. No hemos recurrido a la vieja guardia, que hubiese sido lo sencillo. Aún así, lo de las colaboraciones a veces es complicado porque algunos músicos somos para que nos den de comer aparte», asegura Nano.
Cuestión de cultura y tradición musical, tal vez. Por estas lindes, y a lo largo de las diferentes décadas, el gran público, el mayoritario, tan sólo es capaz de identificar a un puñado de bandas autóctonas. Es algo que ocurre, incluso, en nuestros días. Basta con salir a la calle y preguntar. Pese a la variedad que existe en la actualidad, unos pocos podrán identificar a formaciones como La Habitación Roja y, la mayoría, seguirá hablando del famoso trinomio: Seguridad Social, Revolver y Presuntos Implicados. ¿Dónde radica el problema? «Las bandas que nombras son los últimos grandes dinosaurios de una industria musical en total decadencia y sin la capacidad de antaño para imponer en el mercado su objetivo de turno. A eso le puedes añadir su falta de rigor y pudor a la hora de apostar por algo. Les da igual ponerte en el mismo saco a un Bisbal, a un Alborán, a un Paquirrín y a La Habitación Roja. Con quien les suene la flauta tirarán para adelante sin importarles los cadáveres que vayan dejando en la cuneta. Son tiempos de confusión y saturación, donde cribar información y descubrir nuevas propuestas se está convirtiendo en toda una especialización. Tampoco hay que olvidar que el rock en su estadio underground es una disciplina minoritaria. Siempre ha sido así y al sistema y a los medios masivos de comunicación les interesa bien poco cualquier cosa relacionada con la cultura; no hay que alborotar el corral ni el gallinero».
Mientras tanto, la familia cómplice trata de canalizar toda esta avalancha de sensaciones reencontradas, que alcanzarán uno de sus clímax el próximo 13 de junio. Será en la sala Rock City donde 3Cómplices volverán a subirse juntos al escenario. Les acompañarán, efectivamente, Mantequilla Voladora, mientras que otros incombustibles de nuestra escena, Roberto El Gato y Raúl Tamarit, ejercerán de pinchadiscos. Esta fiesta marcará, junto a la trabajada edición de Aviso: Se Lee 3Cómplices, una carrera de fondo con futuro, a partir de la publicación de otros dos mini-elepés: «El futuro es hoy, porque hoy es un regalo, y mientras disfrutemos con lo que hacemos, seguiremos paso tras paso hacia adelante. Estamos en un buen momento creativo y con las alforjas repletas de pasión, queremos transmitir toda la energía positiva posible a cualquiera que tenga el mínimo interés por nosotros. Eso es lo que ofrecemos, y una vez que celebremos nuestra actuación en Rock City, que esperamos sea muy especial para todos los que estemos allí, volveremos de cabeza al estudio para grabar cinco nuevas canciones para nuestro segundo mini-elepé, de una trilogía donde el nexo común será el formato vinilo y el número de temas incluidos. No se trata de una obra conceptual. Es una trilogía que pretende rescatar las buenas viejas costumbres a la hora de hacer las cosas, y lo hacemos en vinilo por respeto a la música y al buen aficionado. Para ellos va este esfuerzo. Y como primicia, ya que antes nos hablabas de colaboraciones, no descartamos una con Huevos Duros, tiempo al tiempo».
Los discos de la semana
Diaresïs (Contraseña Records, 2015)
Para estrenarse en formato largo, el cuarteto ha optado por tirar mano de la veteranía de Roger García, y dejarse caer por sus estudios RPM. El resultado, unos cortes repletos de acertados riffs, que evidencian de manera cristalina, las fuentes de las cuales han venido bebiendo las gentes de Nudo Windsor. Así, no resulta demasiado complicado encontrar en No love lost, Run it up o The ocean driver gratas referencias que pueden ir, del garage más sofisticado de los últimos 60 del siglo XX, al propio Bowie, pasando por Arctic Monkeys, The White Stripes (¡The prophecy!) o unos Gang of Four cuyo Natural’s not in it se lanzan a revisar y cuya no referencia en el libreto, estamos seguros, se debe a un descuido. A la espera de un próximo y más personal trabajo quedamos.
Guateque Whammy Boom Boom (Varios editores, 2015)
Se veía venir. Tras aquel atronador Peimmmm!!!, cuyo título es posible que se haya convertido en la mejor etiqueta para definir la filosofía existencial y sonora de los de Benicarló, y su caótica revisión del Zi de Felpudo Tos (emperadores valencianos de lo inclasificable), no podíamos esperar nada convencional de la nueva creación de KLS, registrada por Ricardo Mascarell en los 964studios. Seis latigazos para un epé cuya duración total en minutos no supera al número de entidades que se han fusionado (diez) para editar un anárquico tratado de locura sin freno, en el que ruido y surrealismo campan a sus anchas. Ah, párense a leer (les será más fácil que escucharlas) sus letras.