Muchas noches, cuando mi cabeza toca almohada –siempre después de que el hechizo de la Cenicienta se haya ido al traste-, me acuerdo de él. Del pequeño corredor con cara de Caillou y la cresta del Gallo Claudio. Pienso que a esa misma hora debe estar calzándose sus zapatillas, saltando al asfalto y disponiéndose a correr 12 kilómetros en mitad del silencio. 12 kilómetros como 12 campanadas que cada día le recuerdan que, antes que estrella, siempre debe intentar ser Cenicienta en Diverxo.
Soy mister Cooking y esto es… Historias Con Delantal
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En ese instante, cuando mi cabeza toca almohada -ya sabes, siempre después de que el hechizo de la Cenicienta se haya ido al traste–, sus pensamientos se cruzan con los míos. Con los míos y con el del resto de gente que lleva y ama el fuego, el fruto y la alquimia. Que ama la cocina. Siempre es la misma hora. Cuando David Muñoz se hace runner, Begoña Rodrigo cierra La Salita, Miguel Rausell observa dormidas a sus hijas y Carito Lourenço deja libres sus últimas violetas caramelizadas para que se apoderen de los imposibles.
Es el momento en el que todos los Románticos con Delantal -intentando huir de negocios y negociantes- nos encontramos en el País de las Gastrosofías para soñar sueños del color de la mostaza, con el brillo del aceite bendecido, el punto de la sal de vida y la dulzura eterna de la miel de las abejas-poeta.
En ese instante, te decía, el cocinero se hace boxeador y da su golpe de gracia; el corredor con chaquetilla (de Unipro) se acelera y rompe el asfalto a pies ligeros; y el rey de A Poniente despierta y deambula por encima del mar en busca de sirenas.
La sirena de Ángel, de nuevo… ¿Dónde te fuíste? Foto twitter A. LeónLa hora mágica es ese instante en que Ángel León se asoma a la Luna para llorar y liberar sus branquias. Ese momento en el que Jorge de Andrés se deja caer de Vertical para ser un Central. El instante en que Quique Barella se hace púgil y lanza ganchos, con sus colegas ( Kiko Moya y Manolo Alonso), a las estrellas. El momento en que Francis trepa al Manzano y le reta a un duelo sin precedentes, siempre en busca de dignificar a esa doncella (por fuera crujiente, excitante por dentro) llamada Croqueta. Una dama con liguero que conquista por doquier.
Dibujo de Hyuro
En la hora mágica… el niño con cara de Caillou y la cresta del gallo Claudio sale a romper la ciudad con su cresta y a soñar con el mañana…
BOXEANDO CON LAS ESTRELLAS EN LA COCINA
Una noche de esas de almohada –siempre después de que el hechizo de la Cenicienta se haya ido al traste- se le escapó un sueño a Quique. Y con el tiempo, el sueño se hizo carne. (Que dirían los bíblicos). Y nació Q de Barella. Ahora hace un año. Para celebrarlo, antes de la hora mágica me citaron. Y allí estaba él, su mujer Elsa, su equipo y sus colegas: Kiko Moya y Manolo Alonso. Había combate gastronómico.
→El anfitrión: BUENO BARELLA, EL LARGATO DE FILANDIA 7. Un señor con un corazón que hay que tirar muros allí donde va porque no cabe. Y además, sufridor. “Patidor”, diría mi madre. Un velero que viaja suave. El boxeador que nunca te daría un golpe.
→El invitado del mar. MANOLO OPTIMISTA, EL POTRILLO DEL DAIMÚS. Manolo luce buenas vibraciones: gente que te da que de él te puedes fiar y te puedes dejar llevar. Me queda mucho por espiarte (apreciado capitán de mar). Mucho por descubrir… más allá de los callos de mamá.
→El invitado de las montañas. KIKO ROMPEPIEDRAS, EL MAGO DE MARIOLA. El que hace de las piedras, peces; de los peces, sueños. Y de los sueños, platos que son poemas. Un conquistador. Quien va a buscarle a L’Escaleta, nunca dejará de volver. El futuro le hará estrella.
EL CUADRILÁTERO:
Viví el combate desde una de las esquinas del cuadrilátero. Bien acompañado. Con uno de esos sabios de la cocina de los que aprendes sin parar, Sergio Adelantado ‘El visionario’. Hablamos del bien y del mal de los pucheros y de sus derivadas. Creo que más del bien que del mal. O al menos, tras pasar terapia por su diván, acabé convencido de que esto de los delantales es un arte, pero no te debes dejar engañar.
En el cuadrilátero –o sea en la cocina- vi a Manolo Alonso (Casa Manolo/ Gandía) apasionado con su platos. Vi a Quique (Q de Barella/ Valencia) dándolo todo. Y a Kiko (mi amada L’Escaleta/ Cocentaina) dejando desbordar los aromas de la Sierra de Mariola en mitad de una mesa tomada por el saber cocer (cada uno a su manera).
EL COMBATE:
Primer Round
Se pusieron ante nosotros y empezaron a dar los saltitos de rigor del boxeador. Llegó el primer golpecito. Zaaaassss… (Divertido snack de algas). De pronto un ¡¡flasssssh!! Turrón salado que siempre te desconcierta y enamora por su toque amargo Un golpe seco de Manolo y vi los primeros pajarillos sobrevolando mi cabeza: Buñuelo de bacalao. –“¡Sírvanme dos o tres docenas!”, pensé aunque no lo grité para evitar que Adelantado me dijera que se iba a otra esquina-.
Segundo Round
Casi sin darnos cuenta, nos enzarzamos de nuevo. “Pero Cooking, ¿de verdad tú crees que hay burbuja gastronómica?”, me preguntó Sergio Adelantado. Le dije que temía que pudiera ser así con el tiempo, que el boom gastronómico crecía, y crecía, y crecía sin límites. Pero en mitad de la conversación, el queso fresco de leche de almendras, hidromiel y AOVE irrumpió. Y me tumbó de un golpe. “Esto es maravilloso”, exclamé.
Sin dar tregua, apareció un pedacito (¿por qué no era más grande Manolo?) de salmón con piel de pomelo, salsa raifort y cebolla encurtida. Miré a mi compañero de mesa para robárselo, pero Sergio se lo zampó antes que yo.
Y entonces recibí un gancho de abajo hacia arriba, directamente al paladar. El acierto total de un plato de Quique Barella que me fascina: bonito en escabeche con alcachofas, edamame y cacao del collaret. Caí rendido.
“Uno, dos, tres….” Me pude levantar pese a todo. Un sorbo de vino (blanco Féliz Azpilicueta 2012). Un respiro. Me asomé a la cocina. Cortaban pan, decoraban croquetas –que ganas tengo que vengas, caballero Paniego– y marcaban merluzas….
Tercer Round
“Estuve con Kiko Moya en una misión especial y volví a caer en sus redes… Es tremendo. ¡Qué hierbas salvajes!”, le dije a Adelantado. “Para mí siempre ha sido un chef fetiche…”, me confesó. Manolo Alonso contraatacó nuestros pensamientos con unos callos brutales. Alguno que otro, tras comérselo, se quería llevar las sobras en una tartera. Pero había llegado tarde. Los callos como los hacía mi madre (la de Manolo) le gustan hasta a quien no le gustan (los callos). Por la izquierda, reclamando su espacio, aterrizó una merluza en llama con gambita y un caldo de galeras de esos que te hacer resucitar, y volver a resucitar, y resucitar por tercera vez. La merluza que se deshacía, la gambita que me maravillaba… ¡Menudo gancho, Barella! Aturdidos llegó el churrasco de cordero con berenjenas asadas (dulces como la miel de las abejas-poeta)…
Tres golpes seguidos. El cuerpo que se desploma. El espía vencido. El combate que finaliza. Los tres cocineros boxeadores que levantan sus brazos. La gente que grita excitada….
Abro los ojos: “Aunque esté K.O. quiero mi torrija de horchata con helado…” . Elsa Maravillosa Dulce Reina Samaritana se apiadó de mí.
Despedida
Foto Jesús Trelis
Me acerqué a Quique y a su equipo. “Gracias por todo. Por dejarme hacer y por dejarme estar”, les dije con la mirada. “Voy a decir a la gente: Todos debemos volver a Quique Barella”, le comenté. Él no escuchaba. Pensé que sonaba demasiado publicitario .. y olvidé la idea. Intenté pagar la entrada al combate, pero el lagarto se me escapó por los escondrijos de Finlandia 7. “Feliz aniversario”, exclamé en silencio. Y del cielo me cayó este regalito para ellos y para ti. ( Gracias Miss Pitanza :-))
Anna Kendrick. Cups. DISFRUTARLO, por favor…
Veo el reloj. “Sergio, pasan de las doce”, le comento. Quizás el no sepa lo de Cenicienta, pensé. Corrí entonces hacia mi casa. Era ya la hora mágica. En medio de la Alameda pensé que esos tres colegas me habían dado hoy un buen capazo de golpes de ejemplaridad. Y pensé que a Quique le falta ser algo más Sabina. Algo más canalla. Trozo de lima, ácido o picante. Mientras vuelo, como el de la cresta que rompe la noche corriendo por la Gran Vía al salir de Diverxo, rectifico mi pensamiento. Quique debe ser como es… Ya lo decía Mafalda. “Lo importante es ser uno mismo“. Como David. Runner en la medianoche… (que si lee esto no entenderá nada)
JUGANDO AL FUTBOL EN EL CENTRAL
En la hora mágica -siempre después de que el hechizo de la Cenicienta se haya ido al traste-, te puedes encontrar deambulando por el País de las Gastrosofías al genio del restaurante Vertical convertido en el mejor Central. Ya te advertí. Jorge de Andrés, piel de futbolista, lanzando el balón del mundial a la cúpula del Mercat Central, el mayor espectáculo de la ciudad; preparándose para viajar a Río de Janeiro como parte de una selección de cocineros (el será el representante español) que dará de comer a gente guapa, muy vip, requetevips y otros menesteres. Lástima que los espías no entremos en sus planes… Las fotos, querido Jorge, simplemente geniales….
CONQUISTANDO CROQUETAS CON LIGUERO
En la cita con la almohada, me encontré con caballeros danzantes con sus delantales batallando mientras el público aplaude. Un torneo a lo medieval, con ese sabor extraordinariamente histórico que tiene Echaurren y todo lo que le alienta. Torneo de croquetas, sexys y danzantes. A un lado, la de Francis Paniego. A otro, la de Nacho Manzano. Ganó el torneo el primero. Jugaba en casa. Aunque defraudado de que entre los suyos, alguno al señor Manzano le votara. Croqueta Paniego: 28 votos. Croqueta Manzano: 20. Grandes, Francis y Nacho.
..Y DEJANDO QUE LOS SUEÑOS SUEÑEN
En la hora de los sueños del País de la Gastrosofía, ya sabes qué pasa. Siempre después de que el hechizo de la Cenicienta se haya ido al traste, los sueños se desatan. Camarena toca la trompeta. Alejandro Platero renueva su Mulhandara. Mi amigo Rafa Soler conquista las quimeras. Quique Dacosta peina olas con sus fábulas. Y Cooking comparte el vino de las Hormigas con Manuela Romeralo y Campanilla Naiara. Y Altea y Rocío…
Ricard sueña com tocar su vieja trompeta…
Altea y Rocío – pequeñas fantasias culinarias con delantal- crean platos con espuma del que nacen flores. Y las abejas-poetas sacan de ellas la miel que alimenta los sueños de un espía algo loco que a alguien le dio por llamar Cooking. Mister Cooking. Algo así como el fabulador de sartenes. Algo así.
Foto Jesús Trelis
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Esto es todo, familia. Pero vamos a tener más… Nos citamos en la hora mágica. Ya sabes, siempre después de que el hechizo de la Cenicienta se haya ido al traste.
¿Un poco de tiramisú para acabar?