De Patraix a Vara de Quart, del Carme a Exposición. Los barrios también existen y, en ellos, locales donde disfrutar comiendo. De todo tipo, con todos los sabores, para todos los públicos… Hoy nos bajamos de la nube (este míster Cooking necesita un bañito de realidad) y nos vamos a visitar cinco restaurantes  que nos ayuden a tocar tierra.

La felicidad va por barrios, pero literal.

—De una lubina salvaje…  

…a una hamburguesa de autor.—

“Cooking, ¡que se te están subiendo a la cabeza las estrellas!”,

me espetó la conciencia. Si sigues así, serás guillotinado en plaza pública. Cual zanahoria en manos de un mariscal.

¡e m p e z a m o s!

Volar por el Celler de Can Roca hace que uno se crezca. No es para menos, la verdad. Tocas el cielo. Tal cual. Pero no hay nada como encontrarte con alguien que sigue tus pistas por la calle y te dice: “Míster Cooking, bájate a la Tierra”. No es la primera vez que me lo insinúan. “No me hables siempre de los mismos”, me han llegado a recriminar. Y aunque este espía que te escribe -con más pasión que cerebro, quizás- sólo busca disfrutar y hacer disfrutar de esto de las buenas mesas, debo reconocer que no hay que dejar nunca de abrir el abanico. De ir haciendo grande el País de las Gastrosofías. Más allá de las estrellas… Así que, con el firme propósito de cumplir con ese compromiso nos vamos a…

…buscar entre calles…

…entre muros…

lugares donde gozar.

CASA EUSEBIO. Barrio de Jesús. Lubinas salvajes… de dos palmos.

Es uno de esos sitios en los que, si paseas por el barrio de Jesús,  junto a Gaspar Aguilar, lo ves y te atrae… pero nunca acabas de entrar. Hasta que un buen día te lanzas y… ¡zas! Descubres que la suya es una apuesta honesta, sin remilgos, en la que tienen lo que tienen pero con una calidad asegurada. “Nuestro plato estrella es la lubina salvaje”, aseguraron nada más me senté en la mesa. (Un sitio, por cierto, agradable: manteles, copas, espacioso y con el servicio más que correcto). “Pues venga la lubina”, sentencié. Y sí, tiene toque casi de espectáculo ver salir el pescado cocinado a la espalda. (De unos dos palmos… quizá algo más). Muy tostadito, también su piel, carnoso, mimado hasta el punto exacto.

Creo que las cuatro o cinco mesas con las que coincidí pidieron la lubina. No soy yo, por tanto, quien dice que está rica; es el sabio comensal que repite y la pide sin pensar. Antes de ellas, por eso de abrir boca, probé: un calamar de playa con habitas (poquitas), que merecía una saeta; unos chipirones en su tinta (decentes), y una fritura de pescado (buenaaa…). Y pan… que no faltara pan y ganas de disfrutar.

El postre también es interesante. Soy de tarta de queso -otra de las debilidades de Mister Cooking- y, la verdad, te ofrecen una con uvas que cumple. Muy cremosa y divertida con la gelatina y la uva coronándola. Y casera. Vaya, que Casa Eusebio bien merece una visita.

Casa Eusebio. Calle Almacera, 3. 963 78 90 27
Salimos a unos 45 por cabeza (más o menos)

L’INCONTRO. Vara de Quart. La pasta artesana.

No lo dudes. Si un día quieres hacer una comida rápida y buena, italiano al estilo de Enzo, ves a visitarlo y a probar sus pastas en la avendia de Tres Cruces de Valencia. No esperes un grandísimo restaurante -ya sabes que busco hablarte de esos sitios con éxito en los barrios-, pero sí un lugar en el que estar bien. L’Incontro tiene una carta de pastas bien variada y te llega a ofrecer como sugerencia del día, por ejemplo, unos espagheti con bogavante. Y te aseguro que no son una tontería. (No lo probé, pero vi salir un plato con el bicho rezumando por todos los lados).

Por quince euros 🙂, encontrarás -esto te va a gustar- un menú del día la mar de completo. Y muy rico. De verdad. (Ajustado, claro al precio). Incluye una ensalada, una pasta o pizza de segundo y un postre.

Para escribirte esta pincelada acudí, pedí menú del día y disfruté de una ensalada fría de emperador con calabacín (interesante), una pasta que estaba muy rica de ñoquis de calabaza con parmesano y espinacas, deliciosa (muy dulzona, equilibrada en sabores y fresca) y una panacotta de dulce de leche de quitarse el sombrero. Rico.

Por cierto, la reforma que Enzo hizo hace un año en su local, dándole un carácter más limpio, con más luz, le da un ambiente de ‘ristorante’ que se agradece. No faltan ni las flores de bienvenida, ni una vela encendida en un rincón del local junto a la imagen de una virgen. Quizá, la Virgen del Loreto. Detalles que dan humanidad a la cocina. Eso que tanto me gusta… 🙂

L'Incontro. Avda. Tres Cruces, 79. Teléfono 963770487.Menú y un café 16 euros.

LAMBURGUESA. Barrio del Carme. Bocados de autor.

Un local joven, desenfadado, práctico y, si tienes chavales, perfecto para hacer feliz a la tropa. Su ubicación, en el barrio del Carme. Su fuerte, como ya te habrás imaginado, las hamburguesas. Pero hamburguesas con guiño, porque todas las que te ofrecen tienen un algo que las diferencia. Eso que un buen día nos dio por llamar: de autor.

La base, que es la carne, me parece más que correcta. Denota calidad. Y el pan, también. Tres versiones te proponen: clásico, de mantequilla (más brioche) o el pan de cristal. Me quedé con la último y estaba bastante, bastante bueno.

El abanico de opciones de hamburguesas es muy amplio. Opté por una sin demasiada algarabía. Le llaman la Djonesa (por la mostaza) y se presenta como: hamburguesa artesana, berenjena confitada, queso brie, cebolla caramelizada y la mostaza de Djon. Emplatada, es un espectáculo. Me resultó un poco oleosa -eso sí-, quizá por la propia berenjena, pero la combinación está muy bien pensanda.

Al ir acompañado, pude probar también la Cheese Party  (con una rica combinación de quesos) y la Coco Chanel (que está hecha con foie fresco). El precio medio de la hamburguesa es 9,50 euros, así que… vale la pena. ¡Ah… y con una de estas te quedas bien! No hace falta mucho más ;-).

En mi caso, antes probé unas croquetas de pollo y jamón, bastante decentes, y unas  bravas, que no son nada extraordinario pero que juegan su papel. Ya sabes, para calmar el hambre de los niños… (y los papis). Vaya, yo comí varias…

Lamburguesa. Hay varias. En Valencia, Beltrán Bigorra 10.
 (Tb en Godella y Paterna) Calcula unos 15 euros por cabeza. 
(62,80 euros me costó cuatro personas)

CRUDO BAR. Frente al Mercat Central. Una propuesta diferente.

Una propuesta diferente, sí… Aunque no sé si para todos los públicos. No por el precio, sino por la oferta. A los que todavía tenéis miedo a superar la frontera del crudo, ya os digo que ya empieza a ser el momento…

Crudo Bar está en un lugar, además, difícil. Situado en la plaza del Mercat (frente al Mercado Central), donde parece que la propuesta gastronómica tenga un perfil claramente pensado para el público turístico.

En su carta encuentro: ceviche de corvina con ají amarillo y rocoto (11,50 euros), tiradito de corvina con jengibre y boniato (11,70), carpaccio de ternera argentina con rúcula y parmesano (12,40),  tartar picante de atún (11,40)…. Y el que probé yo, ceviche de gambas con gazpacho de tigre (11,70). Un plato muy de verano, peleón, que se podría mejorar, pero que tiene alma. Debería probar más, pero de momento, sirva esto de avanzadilla (por si quieres comer algo diferente junto a la Lonja).

(Por cierto, de Crudo Bar y Jorge -su propietario-  te cuento algo más en el Mister Cooking Confidentials de Historias Con Delantal #papel este fin de semana. En Las Provincias, claro).

Crudo Bar. Plaza del Mercat, 36. Tel.963 91 16 51 Los precios, los has leído antes.
En caso, me invitó a probar el ceviche.

JULIO VERNE.  Exposición. Un viejo conocido que no cesa.

Pensando en esos lugares ubicados en barrios de Valencia me vino a la cabeza Julio Verne, en la zona de Exposición. Uno de esos sitios que responde perfectamente a eso que buscamos: lugares casi invisibles para el público en general pero muy arraigados entre sus vecinos.

Aunque del caso de Juan Exojo y Cris Ibáñez  ya hemos hablado en varias ocasiones, los cito de nuevo, la verdad, porque responde a la perfección con el patrón que andaba rastreando: discreción en el trato, un local familiar, buena calidad, cierto ingenio, respeto al sabor y buen precio.

Restaurante Julio Verne. Imagen de Manolo Molines.

Aunque lo que me ha impulsado, la verdad, para volver a hablar de ellos es que rastreando por su mundo di con esta fotografía de su cheese cake con mojama y berenjena ahumada y me dije: “esto lo tienen que ver todos”. El propio Juan me confesó, algo después, que ésta era una de las ‘joyas’ que elabora Cris, al frente de los dulces y la repostería salada.

Imagen cedida por Juan Exojo.

Hablando de menús interesantes, apunta -ya te lo comenté hace ahora tres años- el de The Book. De él (y de quien está detrás) te hablaré en mi próximo post (y en Las Provincias #papel el domingo). Pero que quede constancia ya que un paseo por sus mesas, también vale la pena. (Barrio de Aragón)

De hecho, todo barrio tiene sus joyas gastronómicas. O al menos, ese local en el que uno se encuentra feliz, porque descubre que ante sus mesas está como en casa. Algunos entre Rascanya y Campanar les pasa con Ciro, o cerquita de allí, con el Come & Calla de Alejandro Platero, o en el barrio de Jesús también con otro viejo conocido: Barbados… O en Beniferri, con Tavella. Y tantos y tantos más… ¡El Rausell, en Abastos!

Sea esto un pasito más en reivindicar a los invisibles. Que al tiempo son los más visibles. Y para, como os comenté, tocar Tierra.  Por cierto…

¿Cuál es el local

de tu barrio

en el que te sientes

como en casa?

Tocamos tierra, pero seguiremos volando. Después de todo… Mister Cooking viaja con su delantal volador. Y, por cierto, ves tomando nota que llega el verano. Y te lo vamos a poner fácil. Y a hacerlo divertido. Gastronomía sin dramas. Y muy aventurera. Llega #elCOOKINGexprés