Buenas tardes, buenas noches, buenos días. Sea la hora que sea, está usted ya en el Teatro Imaginario del País de las Gastrosofías. Tomen asiento y disfruten. Abrimos el telón.
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En el escenario, una mesa. Sobre ella, una historia repleta de enredos y enamoramientos, maravillas emplatadas y poemas sazonados. Soñadoras y soñadores, con todos ustedes, desde el corazón de El Poblet y con el alma de El Portal:
Una historia basada en hechos reales #cuatro manos El Poblet/El Portal de Echaurren (26 de mayo de 2014)
• → Con la chaquetilla de los de casa, a la sombra del gran capitán Quique Dacosta, un trío de ases: Germán Carrizo y Carito Lourenço (entre platos) y Manuela Romeralo (liberando brebajes mágicos y coordinando el juego). Y claro, el grandísimo equipo de EL POBLET (sus platos los verás en naranja- molt valencià).
• → Con el delantal de los invitados, el admirado Francis Paniego, que llegó impregnado de la sabiduría de su madre (Marisa Sánchez, ¿te acuerdas de ella?) y la inspiración de su chica (y esposa) Luisa Barrachina. Con los vinos, Alex, y en la cocina… otro gran equipo bajo el emblema de EL PORTAL de Echaurren (sus referencias y platos los verás en verde, como el valle de Echaurren).
Ante ellos, una platea entregada, repleta de rostros conocidos -hola Bernd, hola Belén; hola Sergio, hola Terrés- y dispuesta a dejarse querer y caer rendidos ante los irresistibles encantos de las chicas croqueta y de los arroces que querían ser cerezos, de las ostras fritas que recitan versos y del gran circo de los melocotones fortachones.
Con ustedes,vestido como para ir de gala…. el espía más famoso del país de las Gastrosofías:
Míster Cookiiiiiiing… el Show de la Croqueta y el Menú de la Felicidad
En este video he utilizado dos fotografías que pertenecen a Quique Dacosta y a Germán Carrizo. Extraídas de sus redes sociales. Que quede dicho 🙂
LAS CHICAS CROQUETA
Un mar de luces iluminó el escenario. “Sean todos bienvenidos”, soltó una voz chiripitifláutica desde el escenario. La orquesta comenzó a hacer sonar los dobles de tambor y aparecieron ellas, sobre una carroza de cristal. Sonaron aplausos y los flashes empezaron a estallar:
“Ya estamos aquí, ya estamos señor, las chicas croqueta somos un primor…”
Fantástica foto propiedad de Quique Dacosta.
“Qué guapo te has puesto, Cooking”, me dijo una de las croquetas. No podía ser de otra forma… “Pensé en colocarme pajarita, pero era demasiado llamativo para un espía”, le respondí. Ella me sonrió desde la carroza de cristal y, de forma irremediable, empecé a comérmela a besos.
El techo de El Poblet se abrió en dos, la gloria nos conquistó y nos sentimos flotar por un fascinante mundo en el que las croquetas de Paniego eran las reinas y a su alrededor afloraban historias increíbles y personajes fascinantes. Ellas nos habían trasladado al Edén.
ELVIS EL ERIZO Y LOS NIDOS DE GOLONDRINA
En aquel escenario convertido en paraíso brotaron bosques de líquenes repletos de nidos de golondrina…
–Arbolillos de líquenes que cuando los mordías te hacían crujir hasta el cerebro, desatando en ese instante una escalada de sensaciones gustativas.
–Nidos de golondrinas que, cuando los pruebas, descubres que son puro corazón de trufa. Y sí, entonces, te salen alas, y sales volando…
Aquí siempre estamos flotando. Y llorando de felicidad.
En medio de aquel nirvana, apareció algo rechoncho y vestido con un traje de lentejuelas verde-profundo-mar, el mismísimo Elvis de los Océanos. Un erizo que dejó de serlo para convertirse de nuevo en erizo. Sí, una loca historia pero real. A lo Quique Dacosta (no en vano es el Gran Fabulador ¿recuerdas?) Un erizo que cuando te lo comes desata un oleaje de sensaciones. Puzzle de sabores y texturas de una inexplicable fábula. Puro Rock & Roll con sello mediterréaneo. Un juego divertido…
“Vamos a tocar un rock and roll en la plaza Dacosta… Vamos a tocar un rock and roll con sabor a ultra maaaar…” Empecé a canturrear esa cancioncilla con poco acierto en mitad del espectáculo. De hecho, empezó a llover. Eso sí, un sirimiri de vino y champán servido por la Gran Dama de La Sala. Inigualable y fascinante Manuela. Pura profesionalidad. La mujer que trasmite respeto en el sector, que sabe hacer y que te hace fácil el estar.
EL NIÑO, EL MAGO Y VIEJO SABIO
La maravillosa lluvia de Pierre Moncuit Hougues de Coulmet (¡toma ya!) empezó a hacer brotar por todos los lados riachuelos de brebajes maravillosos. Ríos de champán que hicieron brotar un hermoso manantial sobre el que apareció el mago Paniego haciendo conjuros y otras chifladuras ingeniosas. (Como si fuera Panorámix, cuando era joven). Fue en ese instante en el que el manantial se convirtió en el lago de las tres vidas. El niño, el mago y el viejo sabio.
Vi junto al manantial a un pequeño que jugaba con el aire de leche de oveja ahumada; a un mago, entre glaciares de hierbabuena, y a un viejo sabio que hacía castillos con polvo de foie, que en verdad sabía a steak-tartar y que desataba las alarmas del placer. Sueños, recuerdos y futuro ante el lago de Francis.
EL DRAGÓN DE TOMATE
En mitad de la penumbra, un dragón cruzó el cielo y lanzó un chorro de fuego. Sobre él iba Germán Carrizo, convertido -como no- en hechicero. (Aquí todos son alquimistas). Llenó de humo el teatro y el paisaje estalló en rojos (ibéricos) y en naranjas con reflejos de tomate. “¡Callos de tomate!”, exclamó con acento argentino. La fábula histórica del capitán Dacosta tomó la escena. De nuevo estábamos ante ellos, tanto tiempo después: garbanzos que eran pero que no lo eran, callos que eran pero que no lo eran, tomate que era pero que no lo era…. El escenario enrojeció, los lobos aullaron y el público aplaudió a rabiar.
EL PEZ DE RÍO QUE SOÑÓ CON EL MAR (Paniego dixit)
Los focos se volvieron a encender y apareció ella: como un cisne negro en medio de un lago blanco repleto de nenúfares y aromas a mar. Un pez de río que soñó con el mar. Una trucha embrujada –perdón ahumada-, servida en carne viva –perdón en tartar- y que bailaba serena entre hermosos tules. (¿kéfir? ¿yogurt con pepino? No sé. Había junto al tartar un frescor y una untuosidad célebre coronada con un juego muy estudiado de hierbas y algas que aportaban el punto de sal). Como la mejor danza clásica, pura emoción culinaria. Un plato de esos de los que me llevo a mi colección de IMPRESCINDIBLES. (Manuela, el viña Tondonia blanco Reserva 1999 fue el complemento perfecto).
EL RAPE QUE CANTÓ GOSPEL
Penumbra de nuevo. (Como un espectáculo a lo Valerio Lazarov) En la escena, su majestad el Rape Negro. Un cantante de góspel de tono extraordinario: un foie ligero y suave de hígado de rape sumergido en un lago de sabores trepidantes -una royal de crustáceos-, de esos que te tomas a cucharadas intentando sacar más, y más. Como quien busca petróleo. Un góspel fantástico en el que pequeñas cápsulas de calçots en tempura ofrecían un divertido contrapunto, dulzón y crujiente. Apunta: maravilloso.
ASADURAS HEAVY METAL
Tras él, sobre aquella mesa convertida en escenario, una bestia bestial, un alarido de fuego y de sabor, una especie de mastodóntico buey con cara de dragón. Asaduras Heavy Metal. Pura esencia: hígado, comino, yema de codorniz (para dar untuosidad y brillo). Atrevimiento sin milongas. Un sabor potente con matices de chocolate puro y una tímida galleta de sésamo intentando poner equilibrio esa rebelión de sabores. El Paniego más Canalla. La lágrima que estalla. Viaje a las entrañas. Estallido total. Conmoción y aplausos. Para valientes. Yo soy algo cobarde… La verdad.
LA OSTRA QUE BAILA CLAQUÉ
Cuando todos suspirábamos, llegaron ellas. Ostras fritas. Hijas de Tim Burton. (Ya te hablé de ellas) Carrizo las visitó de manera deliciosa y ellas salieron bailando claqué y cautivando al público en general. Crujían en boca –crack, crack, crack- y cada mordisco escondía un profundo sabor a sirena rebozada. Versos de yodo que poco a poco escribían poemas marineros (como de Rafa Alberti). Otra fábula Dacosta que enamora. (Con La bota de manzanilla nº 42 para que suelte una lagrimita. I Love)
Si mi voz muriera en tierra
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra…
Rafael Alberti
LA ÓPERA DE LA CIGALA
Entre versos apareció, otra hermosa sirena de mar sencillamente espectacular. Blanca, rosada… princesa Cigala. Hermosa dama coronada con la dulzura de la quinoa que le otorgaba al plato una majestuosidad especial. Como una esponja de mar. A su alrededor, como custodiándola cerezas y aguacates dándole brío y frescura. Como si emplatáramos a María Callas y nos cantara una hermosa Aria. Grande de nuevo, Paniego. Más aplausos. Y más lagrimillas. Felicidad.
EL ARROZ QUE QUISO SER CEREZO
Se hizo el silencio. Una dama de blanco atravesó el escenario. La mesa. Era un ángel. Quizá un hada. Sacó un saco diminuto y colocó lo que había en él en el centro de la mesa. Un puñado de arroz. Lanzó destellos sobre él, desplegó las alas y salió volando. Y del montoncito del cereal comenzó a emanar un divino aroma a anguila. Al instante brotaron ramas diminutas que crecían. Y de ellas, cerezas de un color que parecía imposible. Como el tinto que nos servía Manuela. (A Torna Dos Pasas 2011). Como el ángel blanco, yo también me elevé. Arroz con cerezas. Una divina provocación.
EL BLUES DE LOS CALLOS
El trompetista pidió su momento. Su melancólico toque sonaba a final. Francis reapareció bajando del cielo -como un equilibrista-. Una banda de Jazz empezó a marcar los ritmos. Paniego, como Panorámix, repartía sus callos magistrales como quien distribuye la pócima mágica. La gente se levantaba de las mesas y aplaudía. El trompetista tocaba. La banda le acompañaba. Y cucharada a cucharada la melancolía vivía un imparable in cresendo. Era la pena de saber que esto se acababa… El show terminaba entre callos celestiales. Piel de cerdo bendecido en los umbrales de El Portal de Echaurren. El lugar al que todos soñamos con ir…
Los callos de Paniego son a la tradición, como Jaime Cullum al Jazz.
EL CIRCO DE LOU
Pero no. La fiesta que empezó con alegría croquetera, no podía acabar con melancolía. Así que, en mitad de la intensidad del festival, empezó ese estallido de alegría que siempre trae consigo el Circo de Lou. El circo más dulce e ingenioso de Lourenço Carrizo.
• Melocotones que eran forzudos y gigantes hacían con sus frutos helados magistrales, melazas providenciales y virutas de viñas ancentrales.
• Equilibristas y trapecistas saltaban entre nubes de bizcochos, cremas y crujientes de chocolate. Mientras cilindros de cacao tomaban el cielo del teatro, haciéndonos rodar por el circo de las maravillas.
Era como el Cirque Du Soleil. La guinda (nunca mejor dicho) a un menú que pasará a la historia como el Menú de La felicidad. Quizá por eso, porque no se podía ser más feliz con sus platos y con la gente que los ejecutó, al final me fui repartiendo abrazos y sonrisas… Como un comediante más. Embriagado de tanto derroche de genialidad.
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LA DESPENSA
Abro esta sección para hacerte llegar avisos gastronómicos varios. Un par de ellos, para empezar.
-Si estas experiencias de cocineros haciendo manitas te gustan, unos buenos amigos nos convocan el 7 de junio en un ocho manos que promete. Será en la Playa deDaimús y el cartel anunciador lo dice todo:
-El Grupo 374 (Lotelito) han inaugurado hace nada una nueva propuesta gastronómica. La tengo por conocer, pero puede tener su interés. El Colmado de la Rivera Ya os diré 🙂
Y esto es todo, que no es poco. Abrazos para todos!