EL FINDE DE MR COOKING
Cuando las cosas del comer se convierten en Fábula
#elListódromo: Las diez tentaciones de Juan Echanove #Confidentials: Joël Robuchon, Dani García y los pulpos de Moraira
Juan Echanove Labanda. 1.5.1961. Nació de un parto normalito, lo cuenta él. Fue un Sábado Santo en el Sanatorio madrileño del Rosario. Allí se abrió el telón de la vida de un actor de profesión, disfrutón de vocación, sensible por naturaleza y generoso por castigo. Estudió en los hermanos Menesianos y ya hizo por aquellos años sus pinitos en la interpretación. ‘Una tal Dulcinea’ le llevó al escenario, aunque dicen que su bautismo teatral fue con una zarzuela: “La rosa del Azafrán”. Quiso o quisieron que fuera abogado, aunque a los tres años prefirió convertirse en letrado de las cosas de teatro. Licenciado en Comedias, es un actor que en la vida re-interpreta. O sea, la revive. Como si fuera su admirado Josean Alija en la cocina: la analiza y saca de ella sus esencias. Escenario, gastrosofía y familia son el viento que le empuja por los días. Su mujer –Cuchita-, su hijo –Juan- y sus amigos –decenas y muy repartidos- escriben el diario de este Don Juan de las Cucharas, enamorado de las mesas que hablan. Y que beben. Y que cantan.
COOKINGζRETRATO
En Historias Con Delantal hoy abrimos la galería de los deseos, de las tentaciones culinarias, a Juan Echanove. Primero sus tentaciones y después el análisis. Míster Cooking metido casi a destripador. El ‘Así lo veo’. Empezamos.
SUS DIEZ
TENTACIONES
1. Un producto. El pan tostado con mantequilla salada. Las sardinillas en lata
2. Un plato. La Royal de liebre de Martín Berasategi. La merluza frita de Francis Paniego.
3. Un vino. La Goya de Delgado Zuleta. Remirez de Ganuza Blanco 2013
4. Una bebida. El agua fría
5. Un postre. Milhojas de Paco Torreblanca
6. Un cocinero. Josean Alija. Ricard Camarena.
7. Un restaurante. Aponiente. Portal de Echaurren.
8. Compañero de mesa. Mi esposa Cuchita Lluch. Fernando Huidobro.
9. Libros, Película, Cuadro…
Libro- Ferrandi
Pelicula- Ratatouille
Cuadro- El Jardín de las delicias de El Bosco
10. Sueño gastronómico. Reencarnarme en paladar
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ASÍ LO VEO
DON JUAN DE LAS CUCHARAS
Ha sido Francisco Quevedo, pero también Francisco Franco. Un crítico de cine ciego, un hijo cuarentón, uno de los hermanos Karamazov y hasta un comediante capaz de recitarte versos del poema que Sabina firmó como Café Nicanor:
“Le hemos echado de menos”/
me dijo el bueno del/
barman que me sirvió,/
vaso largo y con limón,/
la misma copa de ron/
que, el lunes va a/
hacer un año,/
me dejé en el mostrador.”
Este comediante como los de antes interpretó a un cerdo cuando le tocó, conversó con mamá y encandiló, e incluso cantó en los escenarios la Puerta de Alcalá y ahí está, ahí está, viendo pasar el tiempo, subiendo telones sin parar, recorriendo rincones de aquí y de allá. Un trovador que supo vivir los años bárbaros, disfrutar la noche más larga, padecer el tiempo de silencio y hasta colarse en la flor de mi secreto. Un trovador que igual te habla de La Argentinita que del asado de Luis Sartor. Un trovador que ha bajado al moro, pero también ha subido al cielo. Y aún lo sigue haciendo para hablar con los que ahora allí están y él necesita visitar. Comediante de barbas blancas (a veces cortas y a veces largas) que es un viejo cuervo de la escena, de los que picotean historias bellas de ese árbol de la vida por el que revolotea en busca de cosas auténticas: amaneceres que coloreen la travesía, vinos que den sabor a la sobremesa, buenos manteles, buenas cazuelas y gente que llene de sentido los días. Como la dama de la sonrisa perpetua que se metió en su mochila para abrazar con fuerza su existencia y disfrutar juntos de eso tan sencillo y a la vez complejo que llamamos existencia. Es un leño en la hoguera que hace agradable la estancia, el titiritero generoso que recita a todos por igual, el destripador de cuchillo y tenedor, el curioso, el disfrutón, el que cuando llegue el invierno, el primer golpe de invierno, cocinará en su casa unos garbanzos con rape con la receta que le robó a Azcona –como quien roba flores para la novia-. Es el amigo que todos quieren tener, un tipo del que aprender, el juglar que te deja sobre el hombro una mariposa mientras te recita Iván ‘El Terrible’ o esas cosas que escribía un tal Lorca, de noviembre en noviembre. Es un comediante, como los de antes, con una cuchara cruzando el ojal de la solapa y un cuchillo como espada con el que cortar y repartir la esencia de las fábulas.
Echanove en cinco trazos y una foto
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Si fuera una frase sería un refrán. “Pájaro viejo no entra en jaula”.
Si fuera una canción, le elegiría una que quizá no conozca. Patagonia, de Xoel López:
…Como lobos marinos entre la corriente
Caímos al limite de un desierto baldío
Caminamos glaciares sobre ríos eternos
Y trazamos los planes hacia el infinito…
Aunque si fuera más justo, la canción que me habla de él es de Sabina y es… la mejor canción del mundo:
…no sabía que la Primavera duraba un segundo
yo quería escribir la canción más bonita del mundo…
Sí… esa canción me suena a Echanove.
…mi cantinflas, mi bola de nieve, mis Tres Mosqueteros…
Si fuera una palabra, escribiría GENEROSO. En mayúsculas para que se vea.
Si fuera un plato le serviría pan y aceite para ir mojando; jamón del bueno, para ir llorando; unos quesos para ir conversando. Y cuando tras la noche, haya acabado la hora del teatro, la merluza de Alija que yo conozco y seguro que a él muchas veces le ha enamorado.
Su fuera una foto, lo tengo claro. La de estas manos. Las manos que mecen… 🙄
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La próxima semana volvemos a abrir la galería. Eso espero…
de entrada tengo un pastelero cocinando sus tentaciones
#yatecuento