Javier Renovales me contó que pusieron el nombre de Gallina Negra a su local por hacer le un guiño a la cocina tradicional, la de las madres (y su caldito de gallina, tan reponedor) pero, a la vez, darle un toque gamberro y personal. El negro de las ovejas que salen del carril. Y desde su carril, su gallina se ha puesto a poner ya huevos. Huevos de oro.
Hemos vuelto. Y hoy traemos, segunda parte de Gallina Negra.
GALLINA NEGRA se sale del carril y lo hace para bien. La primera vez que me senté en su mesa disfruté. La segunda, dupliqué ese gozo y me pareció una GRAN propuesta. Quizás de las propuestas taberneras (en el sentido más poético de la palabra) más interesantes de la ciudad. Gallina Negra ha resultado ser una buena ponedora de huevos. Eso sí, huevos de oro, si se me permite el tono jocoso, porque en prácticamente todos los bocados de mi última cena se escondían destellos. Una cocina con magia, con encanto, que transmite vida y sabe festiva. Y una cocina que va acompañada por un servicio de sala impecable, con Sara lidiando con las mesas con una simpatía desbordada. Un valor en alza, ella y todo el equipo. Porque Gallina Negra es cosa de equipo, de Sara, pero también de Dora en la cocina y, en especial de Javier Renovales y de Óscar Merino pilotando el proyecto. Huevos de oro en Gallina Negra. Apunte, que pocas gallinas como está ofrecen tan buen caldo.
I
Huevo de oro por divertida a…
Premio a una ensaladilla rica; de esas que pueden llegar a ser adictivas y de las que, porque estás con otra gente en la mesA -muy buena gente-, pero que te comerías entera y de manera acelerada.
Dicho esto, como ensaladillas hay muchas (aunque no todas ricas), destacar en este caso el juego que hacen con la maza y el crujiente que rodea al bocado a modo de corte. Una maza para hacer crujir la ensaladilla. Incluso, para romper el hielo de la mesa. (Que todo sea dicho, suele ser poco, porque Gallina Negra es muy cálida).
II
Huevo de oro por su elegancia a
Delicada brandada, con un cúmulo de sabores bien cosidos, bien entrelazados unos con otros, haciendo un juego final interesante. Muy elegante para la vista y el paladar. Crujientes de bacalao, la potencia del pimiento rojo, el dulce de la zanahoria glaseada, el contraste de la aceituna y los sabores desatados del bacalao.
III
Huevo de oro por irresistible a su…
A mí me gusta el steak tartare sin muchas milongas. Buena carne, bien cortada y equilibrada en su condimento. El tartare que sirven en Gallina Negra estaba bien equilibrado. Le metí mano (o mejor dicho, le hinqué el diente) y me encantó. Otro huevo de oro, a un clásico bien mimado, con toque desenfadado. Un plato de esos que te hacen decir: “pero que gustazo meterte en esta granja”.
… y acompañándole, aunque podría ser un bocado por si solo, su…
PAN DE QUESO
– gracias Dora 😉 –
IV
Huevo de oro a la mejor actriz protagonista
Gastronomía valenciana al desnudo. Un plato muy reinterpretado en la alta gastronomía y que encuentra en Gallina Negra una versión impecable. Una vez más, como todos sus bocados, muy sabroso, divertido, haciendo joven un clásico y conquistando corazones. El mío, al menos. Uno de los plato más redondos de su propuesta. Miss Gamba… I Love you.
V
Huevo de oro (secundario de honor) a la
Es el bocado que menos me dijo, aunque estaba bueno. Es verdad que, después de la gamba, era difícil mantener el nivel. Pero esto va por gustos, la verdad. Lo de la mesa tiene un tanto de subjetividad tan elevado que hacer sentencias siempre me pareció exagerado. Con permiso de quien las hace. Doctores… Lo mejor, sin duda, el pescado. Potencia.
VI
Huevo de oro a la mejor reinterpretación a
Una creación de esas que te dices: “pues oye, y si lo copio y dejo a la tropa de mi casa fascinada”. Tiene ese toque de casero, de cercano, de reconocible que le da un encanto irresistible. Y encima, está más que rico. Con el toque picante del tomate y la golosa patata. Bien rica. Huevo de oro bien merecido a lo casero.
VII
Huevo de oro…. al mejor actor protagonista
Es el plato que me dejó el corazón atravesado, el paladar emocionado, los sabores desbocados. Me gustó tanto que lo pongo en mi altar de trofeos como mejor bocado de la cena. Con su huevo de oro incluido. Un plato muy viajado, que de hecho es el fruto sabroso de un paseo de Javier Renovales a México. La carne está jugosa, sabrosona, y su salsa es divina, con su maíz fresco dándole el toque de corral. Un pollo vestido como para ir de fiesta. Para ponerlo, como te dije, en el altar de los trofeos gloriosos. ¡Su majestad!
VIII
Huevo de Oro a los efectos más golosos a
Hablamos de su tarta de queso, algo matizada respecto a la primera versión que probé en esta casa, pero para mi gusto, mejorada; interesante la tatín de manzana, con frescura y sus ácidos, y divina cremosidad de una tarta de chocolate con avellanas que puso el punto final a esta cena de gala gamberra en Gallina Negra.
Y al final de la partida. Huevo de Oro a la mejor película a Gallina Negra, a esa dirección compartida de Javier y Óscar. Un festival en este corral gastronómico en el que me dejé en el tintero otros platos que prometen como ese cous-cous marinero con cangrejo frito, hierbas y curry rojo. Pero siempre hay que tener motivos para volver. Y lo haré. Habrá tercera parte. (Cuando ellos vuelvan de vacaciones).
PROPINA. Y al final, lo que queda de este encuentro es además, una grandísima mesa, emotiva, i tensa, diversidad, compartida con unos muy buenos amigos, de esos que te vas encontrando por el camino de la vida. Gente con la que vale la pena compartir gallinas negras.